Autoridades alertan que la delincuencia, al realizar esta actividad sin conocimiento, ha empezado a impactar al ecosistema y especies locales
Daniel Sánchez D.
En los últimos meses se ha agudizado la incursión del crimen organizado en la explotación minera, lo que ha agravado el desplazamiento forzado de rancheros, campesinos y habitantes de vastas regiones en el noroeste de Sonora, como en este municipio y el de Santa Ana.
Inicialmente, las víctimas pensaban que los hombres armados estaban abriendo rutas para el tráfico, pero la realidad era otra, despojan violentamente a la población de sus tierras ricas en oro para explotarlas.
SONORA, LÍDER DE EXPLOTACIÓN MINERA
Debido a su vasta geografía y diversidad geológica, Sonora es el estado líder, con 33.8% de la producción minera nacional, primer lugar en cobre, cuarto en plata y el segundo en oro, es justamente esta última actividad donde están incursionando los delincuentes.
El pasado 3 de octubre, un operativo desalojó a un grupo criminal de un yacimiento en La Ciénega, en Pitiquito, donde al menos ocho hombres explotaban metales clandestinamente.
En el operativo realizado por la SSP, Semar, Fiscalía General de la República (FGR) y la Agencia Ministerial de Investigación Criminal decomisaron maquinaria pesada y equipo para la extracción minera.
“El cateo se realizó luego de varios meses de trabajo de investigación, inteligencia y vigilancia, en las que se identificó la operación de la mina sin los permisos correspondientes, donde la explotación no regulada afectó el ecosistema local, incluyendo la tala de árboles y la alteración del hábitat de especies locales”, detallaron autoridades.
Víctor Hugo Enríquez, titular de Seguridad estatal, reconoció que los habitantes y dueños de la mina habían sido desalojados en La Ciénega, además que existen otras zonas de Sonora con la misma problemática.
“Los dueños de rancho tenían algún tiempo que no entraban a la zona, hoy ya regresaron y no sólo vamos a trabajar ahí, en El Carrizo se abrió una base operativa para el desierto de Sonora”, explicó el secretario.
Detalló que en la zona de La Ciénega, donde criminales operaban la mina, autoridades recuperaron ocho ranchos ganaderos y de agricultura. Reconoció que no es el único yacimiento, pero guardó más información para no entorpecer las investigaciones.
Desde hace varias semanas, en Santa Ana, los habitantes del ejido El Claro fueron desplazados de sus hogares y rancherías por grupos de pistoleros, situación que ha sido negada reiteradamente por el delegado de la FGR en Sonora, Francisco Sergio Méndez.
Excélsior platicó con víctimas y familias afectadas que por temor a represalias solicitaron anonimato, pero todas coinciden en que los gatilleros no buscan abrir nuevas rutas de trasiego o plazas de narcomenudeo, sino que los despojaron de sus tierras para lucrar con ellas.
En Santa Ana, muy cerca del ejido El Claro, está el yacimiento de la mina San Francisco y La Chicharra, que ha tenido un sinfín de problemas legales y administrativos, pero que comprueban la existencia de metales preciosos.
Los grupos que operan en la región son células del Cártel de Sinaloa que, desde hace años, están en pugnas constantes por la discrepancia de sus líderes El Mayo y El Chapo, ambos presos en EU, así que grupos como Los Salazar, Durangos, Costeños, Cazadores, La Plaza, Los Jabalíes, Los Trinis y Los Páez, entre otros, se disputan la región para el tráfico y, ahora, la minería ilegal.
ESPECIALISTAS VEN DIFÍCIL EL ÉXITO DE CRIMINALES EN LA EXPLOTACIÓN DE ORO
Consultados por Excélsior, especialistas en minería y geología afirman que es muy complicado que grupos delincuenciales incursionen en la explotación de yacimientos de oro con éxito, ya que la explotación y extracción, para ser realmente lucrativa, requiere de mucho esfuerzo, especialización e inversión; sin embargo, lo están intentando.
También se suma el cobro de piso, incluso a los grandes consorcios nacionales e internacionales mineros, así como los asaltos.
En la región de San Antonio de la Huerta, familias de gambusinos se unían con maquinaria y herramientas para explotar pequeños yacimientos de oro que existen por todo Sonora, pero llegaban los “malandros” a extorsionarlos, pedirles “mochada”, hasta que prefirieron dejar esta actividad.
En regiones de la sierra entre Sonora y Chihuahua, jefes de seguridad de minas en regiones como Yécora refieren que ellos mismos avisan a los delincuentes sobre las horas, quiénes, a qué y cómo se desplazan sus trabajadores y proveedores para evitar que sean confundidos o amedrentados.
Los asaltos también son muy comunes, el 11 de agosto de 2015 ocurrió el que ha sido considerado como uno de los robos de oro más grandes en México cuando la mina Noche Buena de Caborca, ubicada entre Pitiquito y Santa Ana, reportó que más de 20 hombres armados y encapuchados entraron a la mina para llevarse 300 kilos de oro valuados en 172 millones de pesos, el crimen nunca fue esclarecido.
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