El recuento de votos en la elección por la alcaldía de Hermosillo es, básicamente un recurso para darle certidumbre a quienes presumen irregularidades en el proceso pero es prácticamente imposible que cambie el resultado que ya se tradujo en una constancia de mayoría para Antonio Astiazarán.
Si alguien todavía supone que el recuento puede cambiar el curso de la elección, eso no va a suceder.
Es más probable, de acuerdo con la regla estadística para procedimientos de este tipo, que la ventaja entre el primero y el segundo lugar se amplíe, como de hecho estaba pasando hasta ayer por la noche, cuando después de recontar las primeras 100 casillas, más de 260 votos que habían sido declarados nulos fueron adjudicados -en presencia de autoridades electorales y representantes de partidos políticos- al candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Antonio Astiazarán Gutiérrez.
Consultando con observadores electorales de más experiencia que este novel tundeteclas, coincidimos en que no hay, en la historia reciente, experiencias de recuentos que hayan cambiado el resultado inicial y esto es así por varias razones.
Primero, porque el recuento es un procedimiento protocolario ya que por ley se debe recontar un determinado número de casillas que suelen arrojar tendencias que terminan confirmando el resultado final; ha habido casos excepcionales como los de Cajeme y Navojoa en la elección municipal 2009, en los que un número mayor de casillas fueron recontadas, pero tampoco cambió el resultado inicial. En estos casos los partidos inconformes apelaron a los tribunales electorales para solicitar ampliar el número de casillas a recuento, lo que se les concedió, pero no cambió el resultado.
Y es que es muy, pero muy difícil que el recuento arroje resultados significativamente distintos a los que fueron cotejados y consignados en las actas por representantes de partidos y funcionarios electorales desde el momento en que se abren las urnas para el primer conteo en la misma tarde en que termina la jornada electoral.
Alguien citaba el caso de la llamada ‘Operación Manitas’ en Hermosillo, aquella de 1988 cuando el PRI postuló como candidato a Carlos Robles Loustaunau, pero esa elección (que fue anulada y se nombró un interino) se cuece aparte porque quizá sea la última en la que se desplegó con singular alegría todo el catálogo de mapacherías que le dieron fama y fortuna al PRI-Gobierno, aunque en lo sucesivo otros partidos, señaladamente el PAN les pirateó el copyright y también le entraron a eso del robo de urnas a bayoneta calada con la fuerza pública; los ratones locos, la operación tamal, las urnas embarazadas y los tacos de votos, entre otras lindezas que hoy aparecen como piezas del más bizarro museo de la imperfecta democracia mexicana. Ni qué decir de la famosa ‘caída del sistema’ ese mismo año en la elección presidencial.
Fueron precisamente esos excesos los que provocaron una insurgencia cívica de dimensiones no vistas antes, y que derivaron en la construcción de instituciones electorales más autónomas y más eficientes, de leyes más completas y estrictas, y de mecanismos de seguridad que van desde el papel de las boletas, la tinta indeleble y la credencial de elector, por citar algunas.
La mapachería, sin embargo, no se crea ni se destruye, solo se transforma en algoritmos o se decanta por la nostalgia de lo ‘vintage’ con la compra y coacción del voto. Nada más de pensar que Manuel Bartlett todavía está vivito y coleando, se me enchina el cuero.
¿Por qué un recuento suele no modificar el resultado? Porque lo que se recuenta son los votos emitidos por personas vivas y en ejercicio de sus derechos, no las eventuales malas prácticas como la compra de credenciales, el acarreo y otros vicios que aún subsisten. Eso no se revisa en el recuento. El recuento es sobre los votos emitidos y que por cierto ya fueron contados, fiscalizados y consignados en las actas.
La participación ciudadana es un freno al fraude electoral, sin duda, pero también tiene su correlato en la apatía. Me explico: en el pasado proceso, fue de todos conocida la abulia con que miles de ciudadanos insaculados para participar como funcionarios de casilla, abdicaron del cargo desde un inicio, o no se presentaron el día de la elección, pese a que ya habían recibido muchos de ellos, la capacitación respectiva.
¿Qué es lo que hace la autoridad electoral en esos casos? Pues invita a ciudadanos -no capacitados- que generalmente acuden a emitir su voto, a participar como funcionarios. Los partidos también aprovechan los vacíos y ocupan con su gente esos espacios.
Lo que sucede entonces es que esos ciudadanos, sin experiencia en los procedimientos y protocolos cometen una serie de errores u omisiones, la mayoría sin dolo ni mala fe, sino simplemente producto de su desconocimiento: llenan mal las actas, sacan mal las cuentas o consideran nulos ciertos votos, lo que actualiza supuestos de la ley que obligan a abrir esos paquetes.
Pero esos errores humanos se cometen de uno y otro bando y no son determinantes, a la luz de la regla estadística, para modificar el resultado final.
Con estos antecedentes, y con las tendencias que ya se veían desde ayer en el recuento de Hermosillo, lo más seguro es que la autoridad emita, después del análisis respectivo, una sentencia favorable a Antonio Astiazarán, que incluso obtendría una ligera cantidad de votos más después de esta jornada de recuento.
II
El Inegi sigue reportando buenas noticias sobre el desempeño de las actividades productivas en Sonora, estado que apareció ayer en el ‘top ten’ de las entidades con mayor exportación en el primer trimestre de este año.
El gobernador Alfonso Durazo informó que el valor de las exportaciones en el subsector agrícola rebasó los 563 millones de dólares, lo que coloca a Sonora en el tercer lugar nacional en este rubro.
Y del total de exportaciones realizadas en el país durante el lapso estudiado, Sonora quedó en el octavo lugar al registrar 6 mil 746 millones de dólares, siendo el sector manufacturero el que aportó el mayor volumen con 5 mil 412 mdd, y de ese monto, la mayor parte corresponde a la fabricación de equipo de transporte con 2 mil 408 md. En concreto, el sector manufacturero aportó el 35.7% del total de las exportaciones.
Estos resultados permiten observar que el estado creció un 5.07% en manufactura comparado con el mismo periodo pero del año pasado; estos resultados son producto de proyectos como la modernización del puerto de Guaymas y las vertientes que conforman el Plan Sonora de Energía Sostenible.
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