La resolución de la Comisión de Quejas del Instituto Electoral de la Ciudad de México que prohíbe a Morena relacionar a Santiago Taboada, candidato del PRI, PAN y PRD a la Jefatura de Gobierno, con expresiones como “cártel inmobiliario”, “cartel de la corrupción”, “Santiago Tajada” y ”Santiago Tajada, candidato de las mafias”, produjo un efecto contrario al que se pretendía: en lugar de ocultar la acción delincuencial del candidato y su grupo, la volvió viral en redes sociales. 

El bochornoso incidente me recordó un libro escrito por Paul Tabori en 1969 titulado “Historia de la estupidez humana”. La introducción es punzante: “Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Hacen el papel del tonto […] Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobreaviso…”

Las medidas cautelares emitidas por el IECM, que otorgó un plazo perentorio de 24 horas a varios candidatos y dirigentes de Morena para que borraran de sus redes sociales todas las expresiones prohibidas, no sólo son absurdas y risibles, sino que violan los principio de legalidad, de constitucionalidad y de convencionalidad. 

La libertad de expresión y el derecho a la información de la sociedad sólo pueden restringirse, en las democracias liberales, en casos absolutamente excepcionales. Estas excepciones, en México, están definidas en el artículo 29 de la Constitución. Y, claramente, las razones argüidas por el IECM para adoptar medidas cautelares, no se encuentran en ninguno de los supuestos de excepción. Simplemente no hay forma de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación avale una medida administrativa de esa naturaleza, si el caso llega hasta la última instancia. 

Asumir que las expresiones prohibidas son de “carácter calumnioso sin sustento jurídico” es un alegato propio de abogados defensores, no de autoridades presuntamente imparciales, sobre todo porque la existencia del cártel inmobiliario en la Alcaldía Benito Juárez es un hecho jurídicamente probado, del cual han derivado varias carpetas de investigación en las que Santiago Taboada es parte imputada. 

De tales investigaciones han surgido órdenes de aprehensión, procesos penales, prisión preventiva, sentencias condenatorias y devolución de inmuebles como parte de la reparación del daño. Es decir, se actualiza la figura jurídica denominada “cosa juzgada”. Para mayores señas: el antecesor de Taboada en la alcaldía está encarcelado, al igual que varios de sus colaboradores. ¿Sin sustento jurídico? Vaya que hay que hacer malabares retóricos para sostener tal zafiedad.

La resolución del IECM, votada favorablemente por dos de los tres consejeros que integran la Comisión de Quejas, compite por el premio al mayor ridículo con la Unidad de lo Contencioso Electoral del INE, que la semana pasada intentó censurar a una periodista extranjera –Inna Afinogenova-- y a un medio de España --Canal Red—por la entrevista que hicieron al presidente AMLO. La respuesta de la periodista de origen ruso en su programa televisivo, que enrolló el requerimiento en un cucurucho para que “la autoridad” se lo introdujera por donde mejor le cupiera, todavía suscita rubor, carcajadas y alguna que otra mentada de madre. Pero el TEPJF resolvió, finalmente, que no había razón alguna para bajar de redes sociales la entrevista, cortando de tajo las aspiraciones del INE de constituirse motu proprio en una autoridad supranacional. ¡Ah, la estupidez humana, tan claramente descrita por Tabori!

Desde luego, en esta campaña hay otras perlas de gran tamaño. También podríamos llamarlas diamantes en bruto --¡muy en bruto!—, como ha sido el intento de apoyo de Vicente Fox a su candidata presidencial, que hoy es objeto de escarnio a lo largo y ancho del país. Y es que, mientras la derecha intenta convencer al electorado de que habría continuidad de los programas sociales si ganaran las elecciones, las palabras de El Alto Vacío, motejado certeramente así por Porfirio Muñoz Ledo, son un balde de agua fría para los ilusos que se hubieran ilusionado:

“…Ojalá Xóchitl cubra eso: que los huevones no caben en el gobierno y ni en el país. Ya se acabó que estén recibiendo programas sociales. !A trabajar, cabrones, como dice Xóchitl!”.

En términos beisboleros, lo dicho por el cretino con botas son una bola lenta al centro del plato, propicia para batearla de jonrón por el jardín central. Y eso es justamente lo que está haciendo Claudia Sheinbaum en sus mítines. Después de preguntar a los asistentes si le creen al PRIAN y recibir el previsible ¡nooooooo!, la reproducción de las palabras de Fox, y la reacción de la gente, anticipan que el equipo guinda está a punto de alzarse con la victoria mediante un juego perfecto –es decir, sin carrera ni hit ni base alguna--, pocas veces visto en México. 

Es de tal magnitud el control del juego de la 4T, que el impresionante dominio de Joakim Soria a los 27 bateadores a los que se enfrentó el 9 de diciembre de 2006, fecha del último juego perfecto registrado en México, se quedaría corto. 

En serio: los desvaríos constantes de autoridades electorales y oposición, que practican el nado sincronizado, son de pena ajena.