La arquera mexicana, ganadora de una medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio, lidera al equipo de tiro con arco
Diego Mancera
Debajo del gorro de pescador, Alejandra Valencia (Hermosillo, 29 años) tiene en la mirada tatuado el número 10, el blanco en la diana. Tiene como rutina lidiar con el viento, los nervios y la fuerza para poder dar en el centro. Está acostumbrada a acercarse a la perfección. No por nada está en el tercer escalón mundial en la arquería. Tiene que convivir con el error, con la gloria que nunca ha estado tan separada entre los centímetros que dividen entre una flecha perfecta y una puntuación pésima.
Valencia comenzó en la árida ciudad de Hermosillo. Vio en el tiro con arco un deporte nuevo, algo no tan usual en su barrio ni en México. Miguel Ángel Flores le invitó a unirse a los entrenamientos. Con los años, Flores sigue dándole lecciones ahora como su entrenador en la selección mexicana. A los 17 años, Valencia se trepó a las competencias internacionales. Con nueve años ya competía a nivel nacional, con 15 tuvo su primer torneo internacional y un año más tarde ya formaba parte de la selección mexicana. A los 17 compitió en sus primeros Juegos Panamericanos, donde ganó dos medallas de oro. La novata había sorprendido al continente. Ahora tocaba hacerlo en el mundo.
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, aún como menor de edad, disparó flechas, pero ninguna pudo hacerle avanzar de las rondas preliminares. “Había muchas expectativas sobre mí porque venía de ganar en Panamericanos. Estaba bien chiquita y estaba muy nerviosa de ver todo lo que estaba pasando”, contó Valencia. Recurrió al psicólogo para blindarse, para entender que formaba parte de un proceso de largo aliento. Llegó con más bríos a Río de Janeiro, en 2016, para poder resarcir lo que dejó escapar en Londres. Con mayor experiencia llegó a la semifinal individual, pero perdió la posibilidad de una medalla. Terminó como la cuarta del mundo.
El nombre de Ale Valencia era ya uno de los fijos en el top mundial. La pandemia de la covid-19 rompió toda la cadena de buenos éxitos y buen ritmo que ya tenía la mexicana. La zozobra por no saber si Tokio 2020 iba a realizarse tumbó los ánimos de los deportistas, incluida la arquera mexicana. En Japón, la mexicana cayó al sexto lugar en la ronda por equipos; en la prueba individual terminó quinta. Lo que le dejaba buena sensación era la prueba mixta junto a Luis Álvarez. Ambos alcanzaron las rondas finales y, al disputar el bronce, sacaron del camino a los representantes de Turquía. Ese bronce, según ha contado su padre Francisco, se celebró en la madrugada mexicana como si hubiese sido un oro. También fue visto así por México que en esos Juegos post pandémicos solo cosechó cuatro bronces.
Valencia es tercera en el ranking mundial del World Archery, por debajo de Casey Kaufhold de Estados Unidos y de Lim Sihyeon. Sus últimos logros fueron una medalla de oro en los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile y dos bronces en las copas mundiales. Su país le reconoció en 2023 con el Premio Nacional del Deporte por su gran año. “Lo que ganes de aquí en adelante ya es ganancia, hija”, comentó su padre en una entrevista con Clarosports. Valencia quiere quitarse de encima, de nuevo, las expectativas.
México se ha enganchado con el tiro con arco desde los 2000. El deporte le ha dado tres medallas olímpicas: la plata de Aída Román y los bronces de Mariana Avitia y del tándem Valencia-Álvarez. Durante la ronda de clasificación en los Juegos Olímpicos de París, Valencia no tiró como ella hubiese querido. Al final de la clasificación, la mexicana rompió en lágrimas. “[Ángela Ruiz, Ana Paula Vázquez y yo] Quedamos en tercero, pensaba que no íbamos a quedar muy alto por mi culpa… quería hacer más”, contó a la cadena Clarosports. Valencia, más resiliente, tiene un ojo en el centro de la diana y otro en el podio.
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