El expresidente y su esposa eran los únicos pesos pesados demócratas que faltaban por brindar su apoyo a la aspirante a la presidencia, que en cinco días ha logrado aglutinar a todo su partido
Iker Seisdedos
Aún quedaban Barack y Michelle Obama. Después de cuatro días de dudas sobre cuál sería el momento en que se pronunciarían a favor de Kamala Harris (y si lo pensaban hacer), el expresidente estadounidense y su esposa brindaron este viernes a primera hora de Washington y en un vídeo subido a la red social X su apoyo a la que a todas luces será la candidata demócrata para las elecciones de noviembre….
En el vídeo, cuidadosamente puesto en escena, se ve a la vicepresidenta andar con prisa cuando una ayudante le pasa el teléfono móvil. “Kamala”, dice en off la voz grave e inconfundible de Barack Obama. “¡Hola!”, añade su esposa. “Oh”, responde Harris, “¡Estáis juntos! ¡Qué bueno escucharos!”.
“Quiero aprovechar esta llamada para decirle a mi chica Kamala: estoy orgullosa de ti”, continúa Michelle Obama. “Esto va a ser histórico”. En otro plano, el expresidente pronuncia la frase más esperada: “Llamamos para decirte que Michelle y yo no podemos estar más orgullosos de apoyarte y de hacer todo lo posible para que ganes estas elecciones y acabes en el Despacho Oval [de la Casa Blanca]”.
A lo que Harris, sonriente, responde: “Oh, Dios mío. Michelle, Barack, esto significa mucho para mí, estoy deseando compartirlo con vosotros. Tanto Doug [Emhoff, su esposo] como yo. Y [también estoy deseando] salir, hacer campaña”. “Pero, sobre todo”, agrega, “quiero deciros que vuestras palabras y la amistad que me habéis brindado durante todos estos años significan más de lo que puedo expresar. ¡Así que gracias a ambos! Significa mucho. Espero que también nos divirtamos un poco con esto, ¿no?”. El vídeo termina con una cortinilla electoral que dice: “Harris presidenta”.
Earlier this week, Michelle and I called our friend @KamalaHarris. We told her we think she’ll make a fantastic President of the United States, and that she has our full support. At this critical moment for our country, we’re going to do everything we can to make sure she wins in… pic.twitter.com/0UIS0doIbA
Los Obama eran los últimos pesos pesados del partido que todavía no habían expresado su respaldo a Harris, que consiguió reunir en algo más de 24 horas los delegados suficientes para obtener la designación como candidata. El jueves a mediodía, según un recuento de AP, la candidata sumaba 3.284 de los algo más de 4.000 que están citados a la convención.
La aclamación se hará efectiva, según ha acordado el Comité Nacional Demócrata, en la primera semana de agosto mediante una votación telemática. Entre el 19 y el 22 de ese mes, está prevista la celebración en Chicago de la Convención Nacional, que todo indica que será un mero trámite en la aclamación de Harris en su camino a intentar convertirse en la primera presidenta de la historia de Estados Unidos. El panorama que hace tan solo una semana se presentaba de ese cónclave, cuando Joe Biden aún era el candidato, no puede ser más distinto del que ahora, justo a 100 días de las elecciones, se abre.
Los medios estadounidenses informaron en las últimas horas de que Harris y los Obama habían estado en permanente contacto durante estos días ―extremo que el expresidente confirma en su mensaje en X―. Ha sido una semana vertiginosa en la que el partido ha logrado darle la vuelta a sus perspectivas electorales, alentado por un entusiasmo inédito.
En la elección del momento justo para hacer el anuncio pesó un doble cálculo: se trataba de dejar a Biden su espacio para justificar la renuncia a la reelección, algo que hizo el miércoles con un discurso televisado a la nación desde el Despacho Oval, y también de lanzar el mensaje en un momento que permitiera magnificar su impacto. De ahí la hora escogida, las cinco de la mañana en la Costa Este, justo a tiempo de monopolizar durante toda la mañana la conversación en los principales matinales de noticias de las grandes cadenas de televisión.
El expresidente eludió apoyarla inmediatamente el domingo, cuando Biden anunció por sorpresa en un mensaje en X que no se presentaría a la reelección, después de semanas en las que las dudas surgidas en su primer debate presidencial contra el republicano Donald Trump, celebrado el 27 de junio en Atlanta, encendieron todas las alarmas sobre sus capacidades físicas y cognitivas para ganar en las urnas y para llevar las riendas del país durante un segundo mandato, al término del cual tendría 86 años. En un segundo post, publicado también en X a los 27 minutos, Biden designó a Harris como su sucesora.
Obama emitió su propio comunicado a las horas de conocerse la renuncia de Biden. En él elogiaba la labor y la personalidad del que fue su vicepresidente durante sus ocho años en la Casa Blanca, pero se guardaba su respaldo a Harris. Entonces se interpretó que porque estaba aplicando la misma lógica que guio su decisión de no apoyar a ninguno de los precandidatos en las primarias demócratas previas a las elecciones de 2020, tal es el enorme influjo que Obama tiene aún sobre el partido.
“Navegaremos por aguas desconocidas en los próximos días”, dijo el expresidente en aquel comunicado. “Pero tengo una extraordinaria confianza en que los líderes de nuestro partido sabrán propiciar un proceso del que surja un candidato destacado”. Esas palabras se interpretaron como un deseo de Obama de que se celebraran unas miniprimarias para designar un aspirante de consenso.
Harris y los suyos pasaron la tarde de esa jornada histórica llamando a congresistas, senadores, cargos públicos y delegaciones de compromisarios por todo el país para sumar apoyos, en mitad de una lluvia de millones (100 en menos de 48 horas) en donaciones. El lunes, la vicepresidenta se ganó el apoyo crucial de Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes. Y el martes llegó, en un solo gesto conjunto, el de Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, y del de la minoría en el Congreso, Hakeem Jeffries.
La campaña de la vicepresidenta confía en el arrastre de Obama para atraer a los votantes demócratas, a los independientes y a los indecisos a las urnas. Toda ayuda será poca para una candidatura que se ha presentado a tan solo 105 días de la jornada electoral, prevista para el 5 de noviembre. En las elecciones de medio mandato de 2022, Obama se involucró en la campaña demócrata en lugares como Detroit, donde ofreció un mitin multitudinario que probó que su carisma permanece intacto una década después de abandonar la primera línea, sobre todo entre los votantes afroamericanos, que serán claves en estas elecciones.
Obama y Harris se conocen desde hace años. Ella fue una de las primeras en apoyar su campaña de 2008 y fue escogida como oradora en la convención demócrata de 2012, cuando el entonces presidente buscaba la reelección. Obama hizo campaña por Harris cuando se postuló para fiscal general en California y la apoyó cuando se postuló para el Senado en 2016.