
Varias lecturas arroja la sucesión rectoral en la Universidad de Sonora, donde la doctora Dena María Jesús Camarena fue electa por el voto de 91 integrantes del Colegio Universitario, que no requirió una segunda vuelta al lograr la mayoría calificada en la primera.
Partamos del hecho de que, desde el inicio la sucesión se planteó por varios candidatos (as) como una disyuntiva entre la continuidad y el cambio, según la cual la doctora Camarena (que nunca logró quitarse la etiqueta de ser la candidata de la administración universitaria) representaba tal continuidad, mientras que, con matices el resto de los candidatos pugnaban por un cambio de rumbo.
Conforme avanzó el proceso los matices se fueron difuminando de manera que Cuauhtémoc González (que nunca pudo quitarse la etiqueta de candidato de la dirigencia sindical, un grupo que por cierto y a propósito de la continuidad tiene el control del STAUS desde hace más de 30 años) logró sumar a Judith Tánori (que nunca pudo quitarse la etiqueta de candidata de Morena, partido por el cual fue diputada federal) y María Elena Robles, de trayectoria más bien anodina. Ellas dos fueron quienes obtuvieron la menor cantidad de votos en la consulta para elegir la terna.
De último momento, a ese frente se sumó Aarón Grageda que obtuvo un lejano tercer lugar de la terna y en el Colegio Universitario obtuvo precarios 14 votos (catorce).
Una primera señal de que el desenlace tendría estos resultados salió de la elección de los órganos de gobierno realizada el año pasado, en la cual los candidatos más afines a las posiciones gubernamentales no ganaron la mayoría de los asientos en el máximo órgano de gobierno que es el Colegio Universitario. Peor aún, quedaron en una débil minoría que no llegó ni al tercio de los puestos en disputa bajo la nueva ley.
La gran paradoja es que la Ley 4 impuesta por Manlio Fabio Beltrones en 1991 fue derogada después de muchos años de presión, de varias iniciativas y no pocas movilizaciones de universitarios, señaladamente los veteranos de aquellas jornadas de lucha que incluyeron represión y cárcel para varios de ellos. En su lugar se aprobó la Ley 169 que entre otras cosas democratiza los procesos para elección de autoridades universitarias, una idea que los más afines a Morena ‘vendieron’ como la oportunidad de tomar las riendas de la Universidad y armonizar la vida universitaria.
Ni una cosa ni la otra. Los ‘búhos’ fueron a la primera elección el año pasado y votaron contra los candidatos y candidatas oficialistas y una semana después el STAUS estalló la segunda huelga en el sexenio de Alfonso Durazo.
Los promotores del ‘cambio’ y detractores de la ‘continuidad’ no quisieron, no supieron o no pudieron presentar un solo frente que capitalizara la vocación antisistema natural, intrínseca de los universitarios y cuando lo intentaron fue demasiado tarde.
Peor aún: esa idea propuesta una vez que la comunidad universitaria había decidido la terna (Dena, Cuauhtémoc y Aarón, en ese orden) de instar al Colegio Universitario a que escogiera a la persona titular de rectoría de entre ellos, porque entre los cuatro (Cuauhtémoc, Aarón, Judith Tánori y María Elena Robles) sumaban el 60 por ciento de las preferencias fue vista con reservas y hasta como una mal chascarrillo.
¿Qué sigue?, se preguntaban algunos grillos universitarios. ¿Reformar la ley para incluir un artículo que mandate a que la persona titular de rectoría debe elegirse entre los candidatos perdedores cuando estos sumen en conjunto más votos que los obtenidos por el candidato o candidata que haya resultado en primer lugar en la consulta? Una locura, si se considera que en la campaña se compite con proyectos encabezados por una sola persona.
Esa propuesta, como se advirtió en este espacio, más que atraerles votos en el Colegio Universitario, les restaría a los candidatos del ‘cambio’. Así pasó.
Hasta antes del extemporáneo intento frentista, se veía complicadísimo por no decir imposible, que uno de los candidatos(as) obtuviera la mayoría calificada en la primera ronda. Se esperaba que la decisión se fuera a una segunda ronda en la que ganaría quien alcanzara la mayoría simple de 50% más uno.
Pero en la votación de ayer, Dena María Camarena obtuvo 91 votos en la primera ronda, donde se necesitaban 82 para lograr la mayoría calificada considerando el quórum de 125 presentes (faltaron cinco estudiantes). Cuauhtémoc obtuvo 20 votos y Aarón 14.
La mayoría fue aplastante y echó por tierra el argumento de que el 60% de la comunidad universitaria simpatizaba con la propuesta de ‘cambio’ representada por los ‘cuatro fantásticos’. A menos que se argumente que los integrantes del CU no representan a la comunidad, lo cual sumaría una nueva bofetada a la Ley 169 impulsada por ellos y aprobada en el Congreso por sus afines.
Y eso sucedió porque hubo operación política desde el equipo de Dena. Tengo un testimonio de que al menos siete estudiantes del CU cambiaron el sentido de su voto después de la rueda de prensa de los ‘cuatro fantásticos’. Esos votos fueron fundamentales para evitar irse hasta la segunda ronda, aunque igual la hubieran ganado.
Para la próxima, quizás se haga una mejor lectura de la realidad política universitaria, pero esto ya no sucederá en la actual administración estatal, pues el periodo de Dena vence en cinco años.
Como sea, no se despeguen de sus asientos porque el 29 de abril el STAUS emplaza a huelga y ese mismo día vota en asamblea general, a favor o en contra. La dirigencia sindical todavía estará lamiendo sus heridas y seguramente promoverá el voto a favor de la huelga. Falta ver qué deciden las bases.
Lo que es un hecho, bajo las nuevas reglas de la Universidad, es que llega a la rectoría una persona que compitió bajo las reglas que la ‘Morena Universitaria’, esa marejada que hace 30 años sacudió al estado y hoy es un símil de la CROC, es decir, nada.
En Palacio están pensativos.
Los que aún, supongo, piensan.
II
Datos del IMSS revelan que más de 18 mil nuevos empleos han sido creados en Sonora en lo que va del año; nada más en marzo pasado se generaron dos mil 460 nuevos puestos de trabajo, con lo que se suma un total de 667 mil 97 trabajadores registrados en esa institución.
En estos datos se refleja el resultado de las políticas estratégicas desarrolladas por el gobernador Alfonso Durazo para favorecer la atracción de inversiones y desarrollar sectores clave como el comercio, los servicios y la industria de extracción, así como la infraestructura eléctrica.
Paralelamente, se mantiene el ritmo de crecimiento en materia de empleo y actividades económicas.
III
A los que sí se les enredó la piola fue a los senadores de Morena, que ayer deberían aprobar la lista de candidatos a magistrados electorales en 30 estados de la República, pero no se pusieron de acuerdo y por primera vez en la historia de esta legislatura, seis morenistas rompieron la mayoría calificada al votar en contra de la lista.
Una lista en la que por cierto, no aparecía el polémico abogado Octavio Grijalva, de quien ya hemos contado su historia en este espacio. La que sí estaba incluida es Maribel Salcido Jashimoto, que no canta mal las rancheras con su pasado padrecista y su cercanía con el no menos cuestionado Sergio Gutiérrez Luna.
Junto a Maribel, en la lista aparece Alejandra Velarde Félix, de la que no tenemos más datos. Como sea, ya con que no llegue Octavio Grijalva es una buena noticia. Vamos a ver cuál es la ruta que se define en el Senado para darle cauce a este proceso.
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