La socialista cumple una promesa que hizo en enero y trata de disipar el temor de que la baja calidad de las aguas del río impida celebrar en él las pruebas de natación abierta. El baño llevaba prohibido un siglo
La alcaldesa de París se ha dado este miércoles su primer chapuzón en el Sena. Vestida con un traje de neopreno y unas gafas de piscina, Anne Hidalgo se ha lanzado al río y ha cumplido la promesa de nadar en sus aguas, a nueve días del inicio de los Juegos Olímpicos, el 26 de julio. El acto es simbólico. Nadar en el río está prohibido desde hace un siglo por la contaminación y el Consistorio se había puesto manos a la obra para sanear sus aguas verdosas y opacas. El megaevento deportivo, que incluye pruebas deportivas en este símbolo capitalino, aceleró el proceso de saneamiento.
Ante una multitud de periodistas y curiosos, la alcaldesa socialista, con el pelo recogido, se ha puesto las gafas y nadado unos 100 metros a crol. Lo ha hecho junto al presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos, Tony Estanguet, y el prefecto de la región Isla de Francia, Marc Guillaume. Ha sido la imagen del día. La escena, además, se ha producido en un día soleado y con el agua a 20 grados, tras un mes de junio en que la calidad del líquido aún no había sido muchos días lo suficientemente buena, según las pruebas que el ayuntamiento efectúa regularmente.
La inmersión de la alcaldesa en el Sena debía hacerse en un primer momento en junio, pero se aplazó debido a la convocatoria de las elecciones legislativas anticipadas. El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió también bañarse en el río, pero no precisó la fecha en que lo haría. Hidalgo, que nació en la ciudad gaditana de San Fernando, ha seguido así los pasos de la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, que se zambulló en las icónicas aguas parisinas el sábado.
”El agua está muy, muy bien. Un poco fría, pero no está mal”, ha dicho la primera edil de París tras el baño. El lugar elegido se sitúa a unos metros del Ayuntamiento y será uno de los tres emplazamientos que se abrirán al público en 2025, para que los capitalinos puedan nadar de manera segura. El segundo lugar habilitado para el baño estará en el oeste, no muy lejos de la Torre Eiffel. Y el tercero, en el sureste de la ciudad. Para ello, las autoridades han invertido unos 1.400 millones de euros desde 2016.
El Sena albergará el tramo a nado de las pruebas de triatlón y paratriatlón, así como la de natación en aguas abiertas. Pero para que estas competiciones puedan tener lugar, es necesario que las bacterias de origen fecal ―la Escherichia coli y los enterococos― no superen cierto límite. Cuando llueve, estos niveles empeoran. En las dos últimas semanas, el Ayuntamiento y la prefectura regional habían anunciado resultados bacteriológicos generalmente positivos, tras varios periodos de análisis negativos en junio debido a las precipitaciones, que además habían dejado el agua con un sospechoso aspecto turbio.
Después de que esas aguas no superaran los niveles mínimos de calidad en sucesivas ocasiones, el pasado viernes el ayuntamiento de la capital francesa informó de que el Sena había cumplido los estándares de salubridad durante 10 de los últimos 12 días, por lo que no había motivo de inquietud de cara a la cita olímpica de París 2024.
La promesa venía de lejos. Ya en 1990, el expresidente Jacques Chirac, entonces alcalde de la ciudad, aseguraba: “En tres años, iré a nadar en el Sena ante testigos para demostrar que se ha vuelto un río limpio”. Nunca lo hizo. “Hace tantos años que soñábamos con esto”, ha subrayado ahora la alcaldesa ante los medios de comunicación. “Los Juegos Olímpicos han sido el motor y el acelerador, pero lo hacemos porque tenemos que adaptar nuestras ciudades al clima, al cambio climático, y volver al río, a la ribera, fue una primera conquista”, ha dicho en alusión a la peatonalización de los muelles.
La descontaminación del río fue uno de los pilares de la candidatura de París para los Juegos Olímpicos. La ceremonia inaugural de la cita, el 26 de julio, se desarrollará en sus aguas y transcurrirá en un recorrido de seis kilómetros de los deportistas por el Sena, en la primera vez que se organiza un acontecimiento semejante fuera de un estadio olímpico.
Más de 10.000 atletas de 206 países, la mitad mujeres —también por primera vez en unos Juegos—, participarán en ese inusual desfile inaugural. Lo harán a bordo de un centenar de barcos que seguirán el curso de agua entre los puentes de Austerlitz e Iéna. A esta ceremonia, que tiene como coprotagonista el Sena, asistirán unas 300.000 personas, entre ellas, 120 jefes de Estado o de Gobierno. Se calcula que 1.000 millones de espectadores seguirán el espectáculo por televisión.
Nadar en el Sena está prohibido desde 1923. Pero los parisinos siguieron sumergiéndose en el río hasta finales de 1950. Las imágenes de Hidalgo y Oudéa-Castéra en el Sena han dado la vuelta al mundo. Pero aún tendrán que convencer a la población. Un sondeo de 2021 mostraba que dos tercios de los franceses tenían una percepción negativa del río, asociado con un lugar sucio y contaminado. Y solo al 12% le atraía bañarse en él. Quedará por ver si esto cambiará tras los Juegos Olímpicos.
SARA GONZÁLEZ