En la reforma del Infonavit, no sé si llama más la atención lo dura de la posición de los sindicatos o la blandura de los empresarios. Los trabajadores han tomado los micrófonos y amenazan con movilizaciones. Los organismos empresariales están pasmados. Al más alto nivel, lo más radical que se atreven a hacer es pedir una audiencia con la presidenta.
Todo parece indicar que la reacción de los sindicatos es el factor que explica la decisión de posponer la discusión de la reforma hasta el 2025. En Palacio no la vieron venir. En el Legislativo, tampoco. Estaban confiados en la mayoría calificada que tenían en el Congreso, pero olvidaron hacer la tarea de planchado con los dirigentes sindicales.
Estamos ante una reforma de gran calado que transformará la institución tripartita y todos los mercados relacionados con la construcción de viviendas. El Infonavit se convertirá en constructor, a través de una nueva empresa filial y jugará un papel de monopsonio en muchos productos y servicios profesionales. El instituto tendrá una nueva forma de gobierno, donde se reforzará la posición del gobierno y el director general del Instituto tendrá Todo el Power. No deja de ser un organismo tripartita, pero el papel de la representación obrera y empresarial se reducirá drásticamente. En algunas tareas sustantivas y en las grandes decisiones se convertirán en objeto decorativo.
Son especialmente relevantes los cambios en el artículo 42 y tienen que ver con la gestión del enorme patrimonio de esta institución. Son más de 2 billones de pesos, de los cuales alrededor de 700,000 millones de pesos son recursos que el Infonavit no ha prestado y están en el Fanvit, una de las mayores bolsas de inversión de América Latina. En las funciones de supervisión y auditoría, se diluyen las posiciones de los trabajadores y los empresarios. Estaban repartidas en tres partes iguales. Con los cambios, el gobierno tendrá mayoría.
La modificación a la Comisión de Vigilancia está en el artículo 17. Había nueve integrantes, tres del gobierno, tres de los patrones y tres del sindicato. La propuesta es que sean cinco del gobierno y de los cuatro restantes, dos asientos para trabajadores y dos para patrones. Para la Comisión de Auditoría, en el artículo 18 se cambia una estructura donde había un representante de cada parte para un total de tres. En la propuesta, serían tres representantes del gobierno, uno de los trabajadores y uno de los empresarios.
¿Qué pasará con esta reforma? En las próximas semanas, los operadores del gobierno trabajarán para convencer a los sindicatos y quizás hagan algunas concesiones. Necesitan hacerlas. El riesgo es que las objeciones de los trabajadores a algunos aspectos de la reforma al Infonavit se conviertan en movilizaciones que se “contagien” de otros temas y compliquen el panorama político para el gobierno.
En teoría, la presidenta puede lidiar con algunos cambios a la propuesta que se presentó el 13 de diciembre. Lo más importante para ella es contar con mayores elementos para llevar a cabo su plan de vivienda. Sheinbaum anunció su intención de construir 1 millón de viviendas en el sexenio. Medio millón en el Infonavit y medio millón con la Comisión Nacional de la Vivienda (Conavi).
Poner en marcha un programa de construcción de viviendas tan grande, le permitiría detonar crecimiento económico en tiempos difíciles y generar decenas de miles de empleos. Al hacerlo, atendería una de las necesidades sociales más desatendidas de los últimos años y, en caso de éxito, obtendría un éxito político a través de un programa en el que nadie la compararía con AMLO.
El punto al que no puede renunciar Sheinbaum es el acceso a los recursos del Infonavit. Si quiere arrancar con fuerza el programa de vivienda que prometió, no le alcanza con el presupuesto que le otorgaron los legisladores para el 2025. A la Conavi le dieron apenas 32,117 millones de pesos, un incremento de 535% respecto a lo ejercido en 2024, pero muy poco para pensar y actuar en grande.
Suponiendo que lograrán el apoyo de los sindicatos para la reforma, ¿Cómo garantizar que los recursos se usarán con honestidad y eficiencia? La propuesta del viernes 13 le quita contrapesos a la dirección general del Infonavit y nos deja con la duda sobre cómo se garantizará la rendición de cuentas. Uno de los principales problemas del sexenio de AMLO es que todas las obras emblemáticas se desbordaron presupuestalmente, en particular el Tren Maya y Dos Bocas. Estas obras se construyeron en medio de una opacidad que no puede repetirse en la administración de Claudia Sheinbaum, entre otras, cosas porque habrá menos dinero.
P. S.: México necesita un plan de vivienda que sí funcione. La reforma del Infonavit es una pieza clave en este proyecto. La pregunta cabe: ¿es Octavio Romero Oropeza el líder que se requiere para construir 1 millón de viviendas? ¿Cuánto nos costará la curva de aprendizaje de un funcionario que no tiene experiencia en el sector de la vivienda?