A diferencia del PRI y PAN, que son partidos debatiéndose entre la vida y la muerte, MC es una opción que se encuentra creciendo en el ánimo del electorado
He leído y escuchado varios comentarios criticando a la oposición por supuestamente haber desperdiciado la oportunidad de la elección judicial para hacer su trabajo, es decir, oponerse al gobierno de Morena.
¿De qué oposición están hablando?
¿Del PAN de Jorge Romero?
¿Del PRI de Alito Moreno?
¿De Movimiento Ciudadano de Jorge Álvarez Máynez?
¿De los ocho gobernadores que tiene la oposición partidista?
¿Por qué la obsesión de hablar de una oposición prácticamente inexistente?
Bueno, seamos más precisos, existen, pero tienen graves problemas.
En 2024, Morena y sus aliados los derrotaron contundentemente para establecer un régimen de partido hegemónico. Y en este tipo de sistemas donde domina una sola opción política, la oposición suele ser testimonial, en el mejor de los casos.
Electorado opositor sí hay en el país. En términos numéricos, unos 22.7 millones de ciudadanos sufragaron en contra de Morena y aliados en la elección presidencial del año pasado: alrededor de 40% de los votantes.
Sin embargo, lo que tiene graves problemas es el sistema de partidos opositores.
Comienzo con el PRI y el PAN, dos instituciones que se encuentran agonizando.
Yo los imagino como un par de pacientes que están en terapia intensiva debatiéndose entre la vida y la muerte. Conectados a un tubo que les da respiración artificial. Nutriéndose con suero en las venas. Su presión y ritmo cardiaco en mínimos alarmantes.
De pronto entra al cuarto alguien a exigirles que se levanten y pongan a trabajar porque el país lo necesita. Así están aquellos que andan quejándose porque el PRI y PAN no hicieron algo diferente para la elección del domingo pasado, como si estos partidos tuvieran la capacidad de hacerlo.
Que si debieron haber llamado al voto por ciertos candidatos. Que si debieron haber promovido que la gente acudiera a las urnas para anular sus votos. Que si la manga del muerto.
¿Por qué la obsesión de lo que hace o no hace un paciente en terapia intensiva, un medio muerto que ya no tiene poder alguno?
No nos equivoquemos: la responsabilidad del Frankenstein judicial que está naciendo es de Morena y sus aliados. Ellos fueron los que votaron por esta locura con toda la intención de capturar al Poder Judicial. Cumplieron su objetivo, lo lograron, felicidades.
No desviemos la atención hacia una oposición partidista que no metió las manos porque está muriéndose.
Movimiento Ciudadano es un caso aparte.
A diferencia del PRI y PAN, que son partidos debatiéndose entre la vida y la muerte, MC es una opción que se encuentra creciendo en el ánimo del electorado. A este partido le fue bien en las elecciones locales de Veracruz y Durango que se llevaron a cabo también este domingo pasado.
Como partido, MC no avaló la reforma judicial y, por tanto, las elecciones de jueces. A posteriori, dirigentes como Laura Ballesteros han calificado la elección del domingo como una “simulación”, argumentando, correctamente, que ya se conocían los perfiles ganadores antes de los comicios.
No obstante, el gobernador emecista de Nuevo León, Samuel García, al igual que los morenistas, repartió “acordeones” a las huestes que pudo movilizar el domingo pasado. Es decir, se prestó a participar en una “elección que nunca fue democrática”, como la calificó la propia Ballesteros.
Si MC de verdad quiere consolidarse como una fuerza opositora, tiene que dejar a un lado su actitud wishy washy en temas fundamentales. Si bien vienen creciendo, lo hacen lentamente por su falta de decisión, firmeza y fuerza de convicciones.
Hoy por hoy, no están a la altura de la oposición que requiere el país para enfrentar a un régimen de partido hegemónico.
En este sentido, los imagino como un niño en pantalón corto con tenis naranja que no sabe qué hacer en el mundo de los adultos.
Así que, cuando hablamos de la oposición partidista en México, tenemos a dos pacientes en terapia intensiva y un infante chupando una paleta. No se le puede pedir a ninguno que haga más.
Dejen de obsesionarse con ellos. Mejor pongan la mirada en el adulto saludable que es el verdadero responsable de estar destruyendo el régimen democrático de nuestro país.