La estridencia del día disolvió una noticia que debería ser extraordinaria para el gobierno de la presidenta Sheinbaum: el inicio de recuperación de la confianza de los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, confianza que el gobierno de López Obrador malgastó en forma inaudita. Los padres terminaron culpándolo de que el Ejército les ocultaba información central contenida en 800 folios. Pero en la reunión del miércoles parece que se pudieron entender. “Se supo marcar una nueva ruta”, me dijo el repudiado por López Obrador abogado de los familiares, Vidulfo Rosales. “En la administración anterior decían que ya habían entregado los 800 folios, aunque el Ejército se negaba a hacerlo. Nosotros acotamos ahora el número a uno que, creemos, pueden entregar completo, con información relevante sobre los perpetradores y las circunstancias”. Del Ejército supe ayer que 1) sí, se comprometieron a buscar y entregar cada documento original, en el entendido de que muchos se inician como tarjetas, tienen un folio, pero no llegan a ser documentos oficiales 2) nada hay que ocultarles 3) fue muy bueno retomar la comunicación. Con ellos. Los familiares de los 43. Nada menos.