Miquel Ángel Font / OKDIARIO Baleares
En el peor de los escenarios que contemplan los científicos sobre el cambio climático, Baleares dejará de tener un clima mediterráneo y pasará a otro árido similar al que actualmente tienen el desierto del Karoo, el desierto de Sonora o el desierto de Atacama. Según las estimaciones de los científicos esto sucederá antes de final de siglo si se mantienen las actuales emisiones de gases de efectos invernadero.
Así lo ha explicado este jueves en el Parlament la jefa de servicio de Producción Vegetal del Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de Baleares (Irfap), Maria del Carme Garau. La doctora en Ingeniería Agrónoma ha ofrecido sus explicaciones en la Comisión no Permanente de los Efectos del Cambio Climático sobre la Agricultura, la Ganadería y la Pesca, celebrada este jueves en el Parlament.
Garau ha acudido a la sede parlamentaria para explicar los diferentes proyectos que desarrolla el instituto para adaptar la agricultura a las nuevas realidades climáticas que se puedan dar los próximos años.
Durante su exposición, ha señalado los diferentes escenarios a los que se podría enfrentar el archipiélago en lo que queda de siglo, en función de la evolución del cambio climático.
Garau ha indicado que la comunidad científica trabaja con cuatro posibles escenarios de cambio climático y en el caso de Baleares oscilaría en rangos de unas emisiones de CO2 de 421 partes por millón (ppm) en 2100 -el escenario «más optimista»- y 936 ppm de CO2 -el más «pesimista-.
Esto daría como resultado un aumento de las temperaturas máximas medias a lo largo del año, que en la actualidad se encuentran en 23ºC, y si se cumple el escenario pesimista mencionado, las máximas medias ascenderían hasta los 26,4ºC.
El otro factor que ha empleado para hacer la comparativa de esta evolución del clima es el de la pluviometría, que en la actualidad se sitúa en los 1,25 mm de lluvia al día y en 2100 bajaría hasta los 0,82 mm la día.
De este modo, Garau ha subrayado que con estos parámetros Baleares pasaría de tener un clima mediterráneo a uno árido entre los años 2050 y 2100.
El cambio climático y los cultivos
Por estos motivos, ha resaltado la necesidad de adaptar los cultivos a esta nueva realidad climática con variedades que requieran menos agua, menos horas de frío para su floración o aguanten periodos de sequía más prolongados, algo en lo que trabajan desde el Irfap con diferentes proyectos.
Así, ha señalado que los científicos trabajan con especies que tienen distintos umbrales de tolerancia al cambio climático, fundamentalmente con variantes autóctonas dado que ya están adaptadas a unas condiciones climáticas del Mediterráneo y pueden presentar una mayor resiliencia.
Otros de los condicionantes que tendrán las plantas en los futuros escenarios de cambio climático será una mayor radiación solar, una mayor exposición a vientos huracanados o una alteración de la fenología de la floración.
Todo esto ya ha destacado que ya está afectando a la producción de la almendra –también debido a la reducción del número de polinizadores– y un desequilibrio en la acidez y el azúcar de las viñas.
Garau ha manifestado que una de las estrategias también podría pasar por la reubicación de la agricultura, algo que ha subrayado que ya sucede en otras partes de Europa puesto que los viticultores franceses ya tratan de sembrar viñas en el sur de Inglaterra -cultivo que antes no se daba en esta zona- para elaborar sus vinos y champanes.
En ese sentido, ha mostrado un mapa sobre las zonas de Mallorca donde es viable el cultivo de árboles frutales en la actualidad dado que son cultivos que requieren de bastantes horas de frío para su posterior floración.
En la imagen, se podía observar que en casi toda la isla se podía sembrar este tipo de plantas excepto en zonas costeras por sus temperaturas suaves. Sin embargo, al mostrar el mapa del escenario pesimista en 2100, estos cultivos mantendrían un espacio muy reducido en la Serra de Tramuntana.
La agrónoma también ha incidido en que el futuro de los cultivos de regadío en Baleares debe pasar por las aguas regeneradas pero ha reivindicado apoyo a la investigación y mejorar los sistemas de depuración, porque este agua suele ir cargada de materiales biológicos, una alta salinidad y metales pesados.
Al mismo tiempo, ha reivindicado que el sector primario apueste por una gran variabilidad de cultivos para que, en caso de plagas, dispongan de mayores alternativas.
El cambio climático y el nivel del mar
Los datos ofrecidos por Maria del Carme Garau complementan los que recientemente explicó también en el Parlament el investigador del Instituto Español de Oceanografía y la Universitat de les Illes Balears (UIB) Gabriel Jordà. Advirtió en su comparecencia que debido al aumento del nivel del mar, las playas de las Islas habrán perdido hasta el 50% de superficie a final de siglo y que los períodos de tormentas habrán aumentado un 80%. Jordà añadió que, según los estudios realizados, en 2040 el nivel del mar ya habrá aumentado entre 10 y 15 centímetros, «lo que implicaría disponer de entre cinco y diez metros menos de superficie de las playas de Baleares de promedio».
De hecho, el oceanógrafo aseveró que, de no tener las praderas de posidonia, el nivel extremo del mar en Baleares aumentaría unos 80 cm de media, por lo que se «duplicaría el impacto de las tormentas» sobre el litoral del archipiélago.