El futuro responsable de la política fiscal es fundador de la firma de inversión alternativa Key Square Group
Miguel Jiménez
Donald Trump ha decidido por fin el más importante de los nombramientos que tenía aún pendientes, el de secretario del Tesoro. Las disputas entre sus partidarios sobre cuál era el candidato más apropiado han retrasado la designación. Trump ha optado finalmente por Scott Bessent, según ha anunciado. Más allá de que su nombre aparecerá en los futuros billetes, el secretario del Tesoro es la figura clave para ejecutar las rebajas de impuestos que ha prometido Trump. También puede tener un papel decisivo a la hora de aplicar la política arancelaria proteccionista por la que aboga el presidente electo y que puede desatar una guerra comercial.
Un par de nombres llevaban sonando desde el principio como candidatos al cargo. El inversor multimillonario Scott Bessent, de 62 años, fundador de la firma Key Square Group, y Howard Lutnick, consejero delegado de Cantor Fitzgerald.
Lutnick, que era el favorito de Elon Musk para el puesto, es copresidente de la operación de transición de Trump y ha estado ayudando a proponer candidatos para puestos clave, incluido el Departamento del Tesoro. Sin embargo, Trump optó finalmente por nombrarle secretario de Comercio, con lo que quedaba al margen de la pugna por el principal puesto del área económica. El presidente electo también ha estado estudiando otras posibles opciones, pero finalmente se ha decidido por Bessent.
“Me complace nombrar a Scott Bessent como 79º Secretario del Tesoro de los Estados Unidos. Scott es ampliamente respetado como uno de los principales inversores internacionales y estrategas geopolíticos y económicos del mundo. La historia de Scott es la del sueño americano”, ha escrito en su red social, Truth.
“Scott ha sido durante mucho tiempo un firme defensor de la agenda Estados Unidos Primero. En vísperas del 250 aniversario de nuestro gran país, me ayudará a marcar el comienzo de una nueva Edad de Oro para Estados Unidos, a medida que fortalecemos nuestra posición como la principal economía del mundo, centro de innovación y espíritu empresarial, destino del capital, manteniendo siempre, y sin lugar a dudas, el dólar estadounidense como moneda de reserva del mundo. A diferencia de las Administraciones anteriores, nos aseguraremos de que ningún estadounidense se quede atrás en el próximo y mayor auge económico, y Scott dirigirá ese esfuerzo por mí y por el gran pueblo de los Estados Unidos de América”, ha afirmado Trump.
El republicano ha alcanzado la Casa Blanca con una propuesta de rebajas masivas de impuestos. Prometió prorrogar indefinidamente los recortes fiscales de 2017 que expiran a finales de 2025, que benefician especialmente a las rentas más altas e incluyen unos tipos impositivos más bajos, una mayor deducción estándar, un mayor crédito fiscal por hijos y una mayor exención del impuesto sobre el patrimonio.
Además, ha realizado promesas dirigidas a atraer grupos de votantes, todas las cuales deben pasar por el Congreso. Quiere eximir de impuestos las propinas de los trabajadores de la restauración y la hostelería, las horas extraordinarias y las prestaciones de la Seguridad Social, así como deducir fiscalmente los intereses de los préstamos para automóviles y restablecer plenamente la deducibilidad de los impuestos estatales y locales. También eliminará la tributación que en la actualidad se extiende a los estadounidenses que viven en el extranjero. Para las empresas, plantea bajar el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 15% para las empresas que fabriquen sus productos en Estados Unidos.
En cuanto a la política comercial, Trump pretende imponer aranceles recíprocos a las importaciones estadounidenses iguales a los tipos que los socios comerciales imponen a las exportaciones de Estados Unidos (por lo general, mayores). A eso se sumaría (o solaparía) un arancel básico universal del 10% al 20% sobre todas las importaciones. Para China, Trump ha prometido un arancel del 60% sobre todas las importaciones. Además, ha asegurado que pondrá aranceles del 100% para los coches importados de México.
Durante la campaña electoral, Trump presentó los aranceles a las importaciones como una herramienta de negociación para mejorar las condiciones comerciales y también como una forma de generar ingresos para financiar recortes fiscales en otros ámbitos. Los economistas han advertido de los efectos inflacionistas que puede tener una subida de aranceles y también de la posibilidad de que haya represalias por parte de los socios comerciales.
Sucesor de Yellen
El nuevo secretario del Tesoro sucederá a Janet Yellen, que ha desempeñado el cargo en los cuatro años del mandato de Joe Biden. La metódica y previsora expresidenta de la Reserva Federal se convirtió en la primera mujer que ocupaba el puesto.
Durante el primer mandato de Trump, el puesto de secretario del Tesoro fue uno de los que se mantuvo relativamente al margen de los frecuentes cambios de humor del presidente. Steven Mnuchin ocupó el cargo de principio a fin de su presidencia.
El Departamento del Tesoro tiene amplias funciones de política fiscal y financiera. Es el encargado de recaudar los impuestos y de liquidar los pagos federales, es el emisor de la moneda, pero también de los títulos de deuda pública federales. Representa a Estados Unidos en numerosos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.
El Tesoro asesora al presidente sobre la política económica, aunque en la práctica las decisiones clave de política fiscal se toman en el Congreso y las de política monetaria, en la Reserva Federal. El Departamento, sin embargo, puede resultar clave para orientar la política arancelaria de Trump y también para definir las regulaciones a aplicar en el sector financiero.
El nuevo secretario del Tesoro hereda una economía pujante, con el paro cerca de mínimos y la inflación relativamente controlada, que crece a buen ritmo y genera empleo. Sin embargo, en lo que es su responsabilidad más directa, las cuentas públicas, la situación es más delicada: el déficit público lleva años disparado y la deuda pública crece sin parar. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha advertido expresamente de que esa senda es insostenible.