El cómico se burló del territorio estadounidense al llamarlo “una isla flotante de basura” durante un acto de campaña del candidato republicano
Paola Nagovitch
Esta vez el insulto no lo pronunció Donald Trump. No tenía por qué: el republicano ya ha dejado muy clara su opinión sobre Puerto Rico en ocasiones anteriores. Desde cuestionar el número de muertos tras el paso del huracán María hasta considerar vender la isla cuando fue presidente, su desprecio hacia el territorio estadounidense siempre ha sido evidente. Es por ello que no es de extrañar que durante un mitin este domingo en la ciudad de Nueva York —donde viven más de un millón de puertorriqueños—, uno de sus invitados aprovechara la ocasión para insultar aún más a la isla. “No sé si lo saben, pero ahora mismo hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”, dijo el cómico Tony Hinchcliffe. Comentarios que, aunque no sorprenden, sí indignan. Las declaraciones han desencadenado una oleada de condenas a lo largo del país y en la isla.
“Basura es lo que salió de la boca de Tony Hinchcliffe, y todos los que lo aplaudieron deberían sentirse avergonzados por faltarle el respeto a Puerto Rico”, escribió el gobernador de la isla, Pedro Pierluisi, en sus redes sociales. Pierluisi, del Partido Nuevo Progresista (PNP), que aboga por la incorporación de Puerto Rico como el Estado número 51 de Estados Unidos, recordó en la publicación que los puertorriqueños son también ciudadanos estadounidenses y se merecen líderes que los “traten con respeto”. “Demostremos nuestra fuerza, tanto en esta elección como todos los días”, añadió y mostró su apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris.
Al respaldar la candidatura de Harris, Pierluisi se dirige a los seis millones de puertorriqueños que residen en Estados Unidos. Serán ellos quienes podrán votar en nombre de sus tres millones de compatriotas que, por residir en la isla, no tienen derecho a participar en las elecciones federales. Puerto Rico es un territorio de Estados Unidos y todos sus ciudadanos son estadounidenses, pero solo los que viven en la diáspora continental pueden votar por el presidente. Mientas, los que permanecen en la isla solo pueden participar en las elecciones locales, para elegir cargos del Gobierno insular, incluyendo el gobernador.
Este año, de cara a las elecciones federales del próximo 5 de noviembre, el voto boricua se ha vuelto especialmente relevante debido a su tamaño e influencia en Estados que serán claves en decidir quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca. Tanto Trump como Harris han intentado apelar a este electorado, especialmente en Pensilvania, uno de los siete Estados bisagra y donde hay un millón de puertorriqueños. Trump, por su parte, hizo campaña allí hace unas semanas junto a reguetoneros puertorriqueños como Anuel AA y Justin Quiles. “Todos los puertorriqueños van a votar por Trump ahora”, dijo el republicano entonces.
Las declaraciones de Hinchcliffe en el reciente mitin de Trump podrían ser perjudiciales para la campaña republicana. De hecho, el equipo del expresidente pareció ser consciente de las posibles consecuencias políticas del insulto y rápidamente emitió un comunicado en el que intentan distanciarse de él. “Esta broma no refleja las opiniones del presidente Trump ni de la campaña”, indica.
Pero el daño ya estaba hecho. Además del gobernador Pierluisi, toda la clase política en la isla se movilizó. Jenniffer González, actual representante de la isla en el Congreso estadounidense y candidata a la gobernación por el PNP después de haber derrotado a Pierluisi en las primarias del partido, tildó de “repugnantes” los comentarios de Hinchcliffe. “No puede haber lugar para expresiones tan viles y racistas. No representan los valores del Partido Republicano”, afirmó la política, quien aun así respalda la candidatura de Trump.
Por su parte, Juan Dalmau, el candidato a gobernador por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) —que aboga por la soberanía de la isla como país propio al margen de Estados Unidos—, denunció el hecho de que González siga apoyando al republicano.
“No es el mal llamado comediante el problema. El problema es Donald Trump. El mismo que desprecia a los puertorriqueños, el que nos tiró papel de toalla como bolas de baloncesto en el peor momento de nuestra historia luego del huracán María”, publicó Dalmau en sus redes sociales. El candidato hacía referencia a cuando el expresidente visitó la isla tras el paso del mortífero ciclón, que acabó matando a más de 4.600 personas, y arrojó rollos de papel de cocina a los damnificados. “Es el mismo que Jenniffer apoya incondicionalmente”, añadió.
La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, una de las políticas puertorriqueñas de mayor rango en el Gobierno federal, también se unió al coro de voces que refutaban los comentarios de Hinchcliffe. “Estás abriendo para Trump llamando a Puerto Rico una isla flotante de basura. Más de 4.000 puertorriqueños murieron bajo su mandato”, escribió la representante de Nueva York en X en respuesta a un tuit del cómico en el que aseguraba que su broma había sido “sacada de contexto” para hacerlo parecer racista.