ALEJANDRO SANCHEZ
“Senador Beltrones, ¿ha pensado ser legislador independiente?”, le preguntó una reportera al decano de la próxima Legislatura al momento de ir a registrarse con un cutis perfectamente rasurado y sin surcos pronunciados en el rostro a pesar de sus 71 años de edad.
“Esta mañana que me levanté temprano, revisé mi ADN y vi que no ha cambiado: es totalmente priista como desde hace cinco décadas de tal suerte que no tengo esa intención”, contestó con serenidad el político al que nadie hubiese siquiera pensado en traicionarlo en los últimos 30 años; el simple hecho de imaginarlo evocaba al suicidio político de quien paseara esa idea por su cabeza.
“¿Se va a reunir con Alejandro Moreno?”, se le cuestionó.
“La última ocasión que tuve oportunidad, él llevó a cabo algunas expresiones públicas sobre mi persona que no tienen que ver con la realidad, acompañadas de calumnias o mentiras, pero este momento ha sido transitado”.
Con diferencia de horas en el Senado también apareció Alejandro Moreno, de 49 años y presidente nacional reelecto del PRI, quien durante la juventud había sido guiado, junto con otros líderes, precisamente por Beltrones. Pero ya en la cúspide del poder, Moreno está haciendo todo por destruir políticamente a quien fue su mentor, empezando por dejarlo fuera de la bancada del viejo partido.
“Sobre las declaraciones de Beltrones…”, apenas un reportero le iba a preguntar a Alejandro Moreno cuando lo calló con un tono de voz más grave.
“Yo lo que quiero decir, porque nos vamos a ver aquí, primero Dios, los próximos seis años, para que ya no me estén pregunte y pregunte ¿qué opina Manlio Fabio? ¡ya! Manlio no es parte del grupo parlamentario. No forma parte del grupo. El asumirá su posición personal: así lo decidimos los senadores y las senadoras. Y las declaraciones que hagamos como grupo parlamentario las encabezará nuestro coordinador Manuel Añorve, una gente que tiene una gran experiencia y capacidad. Estamos articulados en el grupo”.
Hasta hace unos meses, Añorve era todavía el hombre más cercano a Manlio Fabio Beltrones por quién sentía una profunda admiración. Decía que como pocos políticos en el país, su guía conocía todas las células del poder, por eso acabó como su brazo derecho y hasta íntimo amigo. Siempre obedeció sin recato todas las instrucciones y encomiendas de Beltrones. En gran medida el paso de Añorve por el Senado, Cámara de Diputados y candidato a gobernador por Guerrero se lo debe a él, hasta que optó por darle la espalda y quedarse con Moreno. El presidente del PRI estableció con ayuda de sus aliados colocados en posiciones estratégicas del partido, sus propias leyes para adueñarse del PRI y ahora busca acabar con la trayectoria de un hombre al que dentro y fuera era considerado una especie de Dios. Como en la mitología griega donde Zeus y Cronos se enfrentan ¿Quién se va a terminar comiendo a quién? UPPERCUT. Pero cuándo y cómo se rompió la relación entre Beltrones y Moreno. ¿Por qué el sonorense pudo entonces ser candidato por el PRI al Senado? Mañana la historia en este espacio solo en web de El Heraldo de México.