El potencial terapéutico escondido en el veneno del sapo de Sonora contra algunos trastornos mentales



Una investigación en ratones publicada en el último número de 'Nature' señala la posible utilidad en trastornos neuropsiquiátricos de un compuesto derivado del 5-MeO-DMT


Tomado de: El Mundo.es

Dia de publicación: 2024-05-08


Las investigaciones científicas con sustancias psicodélicas están experimentando una auténtica eclosión. Numerosos estudios exploran actualmente el potencial de drogas como el LSD, la psilocibina o el MDMA, entre otras, para tratar problemas graves de salud mental, como la depresión, las adicciones o el estrés postraumático; o trastornos neurodegenerativos, como el Parkinson.

A esta nómina se une esta semana un trabajo publicado en Nature con un compuesto derivado del veneno del llamado sapo de Sonora (Incilius alvarius), una especie semiacuática de hábitos nocturnos que vive en el desierto de Sonora, entre México y EEUU, y que suele hibernar bajo tierra entre los meses de septiembre y abril.

Para protegerse de los depredadores, el animal segrega varios compuestos psicoactivos, como el 5-MeO-DMT, cuyas propiedades alucinógenas se conocen desde hace siglos y se utiliza en distintos rituales.

Investigaciones previas ya habían señalado el potencial terapéutico de la citada sustancia frente a trastornos neuropsiquiátricos, un extremo que vuelve a indicar el trabajo actual que desarrolla un agente análogo y desgrana los mecanismos que intervienen en la relación.

En concreto, los científicos, dirigidos por Daniel Wacker, del departamento de Ciencias Farmacológicas de la Icahn School of Medicine de Nueva York, han analizado en detalle la forma en que el compuesto interacciona con un receptor de la serotonina denominado 5-HT1A, una vía que permite el efecto de la sustancia y que se había explorado menos que otros receptores. En estudios en ratones modelos de depresión, los científicos han modificado aspectos del compuesto para evaluar su potencial terapéutico con buenos resultados.

Los científicos comprobaron que el 5-MeO-DMT era capaz de provocar efectos ansiolíticos y antidepresivos en los animales sin provocar los habituales efectos alucinógenos debido a los cambios efectuados en la sustancia. Para completar su trabajo, los investigadores también contrastaron los efectos observados y la interacción con el receptor 5-HT1A con otras sustancias psicodélicas.

UN PASO IMPORTANTE HACIA NUEVOS FÁRMACOS

En las conclusiones del trabajo, los científicos subrayan que su investigación permite avanzar en el desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos.

Para José A. Morales, investigador del Grupo de Psicofarmacología, genética y prevención de la adicción de la Universidad Complutense de Madrid, que estudia el uso de psicodélicos como agentes terapéuticos en enfermedades neurodegenerativas, una novedad importante que aporta este trabajo es que "destaca la relevancia de los receptores de serotonina 5-HT1A, una de las puertas que abren los psicodélicos, en los efectos terapéuticos de estos fármacos, lo cual puede tener implicaciones significativas en el desarrollo de tratamientos para trastornos neuropsiquiátricos".

"Una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes a los efectos de los psicodélicos abriría nuevas vías para la investigación y el desarrollo de terapias innovadoras en la salud mental"

Por otro lado, el hecho de que la investigación proporcione información detallada sobre la interacción de diferentes compuestos con el receptor 5-HT1A, hace que el estudio contribuya a "una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes a los efectos de los psicodélicos, lo que podría abrir nuevas vías para la investigación y el desarrollo de terapias innovadoras en el campo de la salud mental", añade.

El investigador español subraya que distintos compuestos de la misma familia que el 5-MeO-DMT, las triptaminas, se están investigando "con muy buenos resultados para el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos, como la depresión, el estrés postraumáticos, la ansiedad e incluso en problemas de adicción a alcohol o drogas". Su laboratorio, en una línea paralela, estudia el uso de estos compuestos frente al Parkinson.

Hasta el momento, en el área de salud mental, una de las sustancias psicodélicas que cuentan con un mayor grado de evidencia científica que respalda su potencial terapéutico es la psilocibina, "que se ha investigado en depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y adicciones", señala Morales, quien destaca que también hay datos que apuntan a la utilidad de sustancias como la ayahuasca, el LSD y "aunque no sean estrictamente psicodélicos", también agentes como la ketamina y el MDMA han mostrado resultados positivos en la investigación.

UN USO DE LAS SUSTANCIAS SIEMPRE BAJO CONTROL MÉDICO

En cualquier caso, Morales remarca que en el caso de que estas sustancias se puedan usar en el futuro como tratamiento terapéutico "siempre deberá ser después de una exhaustiva investigación científica que evalúe todos los riesgos y beneficios y bajo un riguroso control médico".

Si no se controlan adecuadamente o se administran mal, continúa, estos tratamientos "pueden desencadenar reacciones psicológicas adversas, sobre todo en personas con antecedentes psiquiátricos o personas con vulnerabilidad psicológica. También pueden 'despertar' traumas ocultos o provocar reacciones de estrés agudo por no hablar de cambios en la percepción sensorial, desorientación, ansiedad, paranoia o cambios fisiológicos como aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, náuseas, vómitos, etc", advierte el especialista.

En su opinión, remarca, "este tipo de terapias siempre deberían ir acompañadas de psicoterapia asistida y de un seguimiento médico. Además, creo que hay que seleccionar muy bien a los pacientes a los que puede ir dirigido este tipo de terapias", añade.

En el caso de los derivados triptamínicos, como el estudiado en el artículo que ahora publica Nature, los pacientes que en mayor medida podrían beneficiarse de su uso terapéutico "son aquellos que no han respondido adecuadamente a los tratamientos convencionales y que experimentan síntomas graves y debilitantes de trastornos mentales, especialmente aquellos relacionados con la depresión resistente al tratamiento, el trastorno de estrés postraumático y la ansiedad extrema", indica Morales.


https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2024/05/08/663b6199e85ece31638b459f.html

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