Torcer la justicia, provocar la violencia





Diego Osorno/


Dia de publicación: 2023-05-24


El 6 de diciembre de 2020 fueron asesinados Gregorio Gómez y Eliseo Montejo en El Censo, Ocosingo, Chiapas. Por el crimen, agentes ejidales detuvieron a los hermanos Antonio y Francisco Vázquez Silvano, así como al miembro de las bases de apoyo del EZLN, Manuel Gómez Vázquez.

Tras unas horas de encierro en la cárcel local, un grupo de pobladores irrumpió y sometió por su cuenta a los detenidos para lincharlos. Antonio y Francisco murieron quemados, mientras que Manuel logró salvarse, aunque fue torturado antes de ser llevado al Cereso 16, donde hoy está preso.

Con el fin de esclarecer la verdad, la Junta de Buen Gobierno “El Pensamiento Rebelde de los Pueblos Originarios” —máxima autoridad zapatista de la zona— realizó una investigación a fondo que concluyó que Manuel está encerrado de manera ilegal.

De acuerdo con la indagatoria zapatista, autoridades de El Censo saben que es falsa la acusación contra Manuel, pero no la desmienten porque están amenazados de muerte por los verdaderos asesinos. “Estamos seguros de que injustamente quemaron al hoy difunto Antonio Vázquez, y acusan injustamente al compañero zapatista Manuel Gómez Vázquez”, dice la Junta de Buen Gobierno en un pronunciamiento.

Cuando estaban en la cárcel ejidal, antes de ser quemados, Francisco y Antonio reconocieron que Manuel no tenía nada que ver con los homicidios. Antonio lo confesó delante del agente auxiliar Nicolás Jiménez Álvarez. Dijo que lo habían involucrado porque pensaban que al hacerlo podían salvarse. “La verdad es que Manuel no estaba ahí, es inocente, no tiene ningún delito”, reveló.

Sin embargo, en el expediente judicial integrado posteriormente, el testimonio del agente auxiliar fue tergiversado, así como otros múltiples elementos y diligencias que acreditan de manera contundente la inocencia de Manuel.

“Lo atacan por ser zapatista, es la verdad. Para los malos gobiernos el ser zapatista es un delito que se castiga con calumnias, persecución, cárcel y muerte”, cuestionan las autoridades autónomas.

Por si hubiera duda de lo anterior, justo ayer se reportó que Gilberto López Santiz, otro poblador zapatista, fue atacado a balazos por la Orcao, organización protegida por una justicia cada vez más torcida.

Tanta impunidad y tantas armas circulando en Chiapas son la mezcla perfecta para una violencia provocada.


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