Claudia Sheinbaum cierra su primer año de gobierno marcando una línea de “cabeza fría” ante las amenazas de Donald Trump y los desafíos internos. Entre tensiones por el TMEC, una reestructuración de la justicia y escándalos de corrupción, la mandataria mantiene un sólido 74% de aprobación.
Redacción
El arranque de la relación entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump definió el tono del primer año de la administración mexicana. Tras la declaración de emergencia fronteriza y la imposición de aranceles por parte del republicano, Sheinbaum optó por la prudencia científica sobre la confrontación inmediata. Su consigna, “es importante tener la cabeza fría”, no solo se convirtió en un lema de política exterior, sino en el eje rector de su gestión interna.
El blindaje del TMEC y la disciplina fiscal
La guerra comercial de Trump ha puesto a prueba la economía mexicana. Pese a los aranceles del 25% a productos fuera del tratado y del 50% al acero, el TMEC ha funcionado como un blindaje crítico. Para fortalecer esta posición, Sheinbaum se reunió con Trump en Washington este diciembre, priorizando la renovación del acuerdo prevista para 2026.
En el plano interno, la mandataria envió señales de certidumbre a los mercados con un presupuesto que prioriza la reducción del déficit y el gasto en salud y educación. Esta disciplina busca compensar la caída de remesas y el declive migratorio derivado de las agresivas políticas de expulsión de la Casa Blanca.
Seguridad y el giro en la Fiscalía
La agenda de seguridad se ha tensado tras la clasificación de los carteles como organizaciones terroristas por parte de EE. UU. México ha respondido con un incremento en detenciones (casi 40,000) y extradiciones, logrando reducir los homicidios en un 37%. No obstante, episodios de horror en Jalisco y Michoacán mantienen la percepción de inseguridad en niveles críticos.
El movimiento político más audaz de Sheinbaum fue el relevo en la Fiscalía General de la República. Tras una salida pactada de Alejandro Gertz Manero, la llegada de Ernestina Godoy —aliada histórica de la presidenta— supone la toma de control directo sobre el aparato de justicia. Este cambio fortalece también a Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, quien consolida su poder en la estructura de inteligencia civil frente al creciente peso de los militares.
Corrupción y desgaste político
El cierre de 2025 se ha visto empañado por escándalos de corrupción. Destaca una red de contrabando de combustible en la Marina y el caso de Adán Augusto López, jefe de los senadores de Morena, vinculado a ingresos no declarados y al nombramiento de un jefe policial ligado al narcotráfico en Tabasco.
Aunque Sheinbaum mantiene una aprobación del 74%, la cifra refleja el primer desgaste real de su gobierno. La mandataria navega ahora entre la necesidad de mantener la limpieza institucional y la presión de una oposición que empieza a capitalizar el descontento por la crisis de seguridad.
Nota elaborada con información de David Marcial / El País









