El Senado aprobó una reforma clave al Código Penal Federal para robustecer el delito de abuso sexual, con penas de 3 a 7 años que se agravan bajo ciertas circunstancias, y estableciendo su persecución de oficio. La senadora Lorenia Valles destacó que es un avance urgente para garantizar justicia pronta y expedita a las mujeres, víctimas del 90% de estos crímenes. Es un llamado a no normalizar la violencia de género.
Ciudad de México. 9 de diciembre de 2025 – En el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género, el Senado de la República aprobó una trascendental reforma al Código Penal Federal que endurece las sanciones por abuso sexual y establece su persecución de oficio, un mecanismo que busca facilitar el acceso a la justicia para las víctimas.
La senadora Lorenia Valles aseguró que esta modificación a los artículos 260 y 266 Bis responde a una crisis donde “en nueve de cada 10 casos de abuso sexual en el país, la víctima es una mujer”.
“Es urgente que existan procesos de investigación claros y sanciones firmes para garantizar el acceso de las víctimas a la justicia pronta y expedita,” declaró la legisladora tras la aprobación.
Penas Más Firmes y Persecución sin Denuncia
La reforma armoniza la definición y los mecanismos de sanción del delito en todas las entidades, estableciendo una pena base de tres a siete años de prisión. Sin embargo, se contempla un aumento de la pena si el abuso fue cometido con violencia, si existe una relación de confianza entre la víctima y el agresor, o si el perpetrador es un servidor público.
Uno de los puntos más celebrados por la senadora Valles es que el delito será perseguido de oficio.
“Como mujer, madre y representante de las sonorenses en el Congreso federal, estoy de acuerdo que dicho delito sea perseguido de oficio, es decir, que no sea necesario que la víctima denuncie para que la autoridad judicial investigue”, señaló.
La senadora concluyó con un llamado a la sociedad y al Estado para erradicar la indiferencia ante la violencia machista: “Nuestro propósito es no acostumbrarnos a las violencias de género. Debemos asumir que la discriminación, la exclusión y las desigualdades estructurales por el simple hecho de ser mujeres, son violencias que no pueden tener más cabida en este momento de transformación social. Normalicemos una vida libre de violencia para todas las niñas y todas las mujeres”.






