Las autoridades vigilan a millones de conductores en todo el país mediante una red de lectores de matrículas de vehículos y un algoritmo que marca viajes “sospechosos”
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos está vigilando a millones de conductores estadounidenses en todo el país mediante un programa secreto diseñado para identificar y detener a personas cuyos patrones de viaje considera sospechosos, según descubrió The Associated Press.
El programa de inteligencia predictiva de la Patrulla Fronteriza ha provocado que personas sean detenidas, registradas y, en algunos casos, arrestadas. Una red de cámaras escanea y registra información de matrículas de vehículos, y un algoritmo marca aquellos considerados sospechosos según su punto de partida, destino y ruta tomada. A su vez, los agentes federales pueden alertar a la policía local.
De repente, los conductores se ven detenidos —a menudo por razones citadas como exceso de velocidad, no usar señales de giro o incluso un ambientador colgante que supuestamente bloquea la vista—, y luego son interrogados y registrados de forma agresiva, sin tener idea de que las carreteras por las que circularon los pusieron en la mira de las autoridades.
La investigación de AP —la primera en revelar detalles de cómo funciona este programa en las carreteras de Estados Unidos— se basa en entrevistas con ocho exempleados gubernamentales con conocimiento directo del programa, quienes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hacerlo, así como docenas de funcionarios federales, estatales y locales, abogados y expertos en privacidad. AP también revisó miles de páginas de documentos judiciales y gubernamentales, datos estatales y policiales, y reportes de arrestos.
La agencia madre de la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), dijo que utilizan lectores de matrículas para identificar amenazas y desarticular redes criminales, y que están “regidos por un marco de políticas estrictas y multinivel, así como por leyes federales y protecciones constitucionales, para garantizar que la tecnología se aplique de manera responsable y con fines de seguridad claramente definidos”.
“Por razones de seguridad nacional, no detallamos las aplicaciones operativas específicas”, indicó la agencia. Aunque la Patrulla Fronteriza opera principalmente dentro de las 100 millas de la frontera, añadió que legalmente está autorizada a “operar en cualquier lugar de Estados Unidos”.
Antes limitada a vigilar las fronteras, la Patrulla Fronteriza ahora extiende su sistema de vigilancia al interior del país y monitorea las acciones diarias y conexiones de estadounidenses comunes en busca de anomalías, en lugar de simplemente rastrear sospechosos específicos. Iniciado hace alrededor de una década para combatir actividades ilegales relacionadas con la frontera y el tráfico de drogas y personas, el programa se ha expandido en los últimos cinco años.
La Patrulla Fronteriza ha ocultado durante años detalles sobre su programa de lectores de matrículas, intentando evitar cualquier mención en documentos judiciales y reportes policiales, según dos personas familiarizadas con el programa. Los lectores suelen camuflarse a lo largo de autopistas dentro de equipos de seguridad vial, como barriles o conos.
La agencia ha definido sus propios criterios sobre qué comportamientos al volante se consideran sospechosos o vinculados al tráfico de drogas o personas, deteniendo a gente por cualquier cosa: conducir por caminos rurales, usar un auto de alquiler o realizar viajes breves a la zona fronteriza. Su red de cámaras ahora se extiende por la frontera sur en Texas, Arizona y California, y también vigila a conductores que transitan cerca de la frontera con Canadá.
La Patrulla Fronteriza se ha vuelto aún más poderosa gracias a colaboraciones con otras agencias, obteniendo información de lectores de matrículas gestionados por la Agencia Antidrogas (DEA), empresas privadas y, cada vez más, programas policiales locales financiados por subvenciones federales. Documentos muestran que agencias policiales de Texas han pedido a la Patrulla Fronteriza usar reconocimiento facial para identificar conductores.
Este rol activo más allá de las fronteras forma parte de la silenciosa transformación de la CBP en algo más parecido a una operación de inteligencia interna. Bajo el fortalecimiento de políticas migratorias del gobierno de Trump, CBP está en camino de recibir más de 2,700 millones de dólares para ampliar sistemas de vigilancia fronteriza, como el programa de lectores de matrículas, integrando inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes.
Si bien la recopilación de matrículas en carreteras públicas ha sido generalmente respaldada por los tribunales, algunos expertos legales consideran que el crecimiento de grandes redes digitales de vigilancia como la de la Patrulla Fronteriza plantea interrogantes constitucionales.
Los tribunales han comenzado a reconocer que “la vigilancia a gran escala que captura a todas las personas en todo lugar y todo momento” podría ser inconstitucional bajo la Cuarta Enmienda, explicó Andrew Ferguson, profesor de derecho en la Universidad George Washington.
Nicole Ozer, directora ejecutiva del Center for Constitutional Democracy de UC Law San Francisco, expresó alarma al conocer los hallazgos de AP.
“Están recopilando enormes cantidades de información sobre quiénes son las personas, dónde van, qué hacen y a quién conocen”, dijo. “Estos sistemas de vigilancia no hacen que las comunidades estén más seguras”.
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