Quienes piensen que el tratamiento institucional y comunicacional brindado a la tragedia de la tienda Waldo´s no es el mismo al de la Guardería ABC, tienen totalmente la razón.
En tanto el gobernador Durazo dio la cara desde un inicio y fijó su postura de cero impunidad ante la muerte de 24 personas y un nonato, el exgobernador Bours durmió como un bebé, según su propio dicho, aun con las muertes frescas de 49 niñas y niños, y decenas más de lesionados.
Este miércoles, al través de sus redes sociales, el Gober volvió a asegurar que las muertes de hombres, mujeres y niños registradas en el incendio de Waldos, no quedarán impunes.
Me parece que es lo menos que puede hacer.
“Hoy reitero mi absoluto compromiso con las víctimas de la tragedia de Waldo’s y sus familias; el dolor colectivo que ha surgido tras este hecho nos obliga a actuar con determinación; no habrá impunidad: nuestro compromiso es con la verdad, la justicia y la no repetición”, asentó el mandatario estatal en sus cuentas de redes.
De hecho, hizo un anuncio importante: aumentar el presupuesto de Protección Civil para fortalecer y reforzar las áreas de prevención, inspección, profesionalización y operación, pasando de 96 millones de pesos a 152 millones en el 2026.
Sin duda, un esfuerzo loable.
En anteriores despachos ya les había comentado que la tragedia registrada en Waldo´s era producto del pésimo sistema de protección civil que nos cargamos: bajos presupuestos -para un área que más bien parece de retaque en las administraciones de gobierno- y la corrupción imperante. Bien a bien quién sabe qué fue primero: si el huevo o la gallina.
Hasta aquí, destaco positivamente la postura del Ejecutivo.
Sin embargo (los odiosos “sin embargos”), aunque las buenas acciones me parecen inmejorables, como esa de incrementar el presupuesto de la Coordinación Estatal de Protección Civil para inspección y vigilancia, lo cierto, mi Gober, y sin pretender ser mala leche, hay muchas voces cercanas a la dependencia que dan fe y testimonio que los funcionarios de primer nivel que han pasado por ahí, llegaron con la firme idea y compromiso personal de hacerse de “mulas, Pedro”.
¿Y sabe qué es lo peor, Señor Gobernador? Esto ha sido posible al amparo de otros funcionarios del primer círculo que han hecho de medrar con el presupuesto de esa área, un deporte de alto rendimiento.
Y no es tema como para rasgarse las vestiduras, ya que no es algo propio de este gobierno. No, que va.
Junto a los Ceresos, Protección Civil ha sido de siempre la “caja chica” de uno que otro funcionario, de donde se financian los costosos vehículos de alta gama, las grandes casas, los bonitos e ilustrativos viajes familiares al extranjero, la ropita y los zapatos de marca, y uno que otro negocito como ranchitos con vaquitas.
Me han contado, al menos, del caso de una gasera y una empresa cervecera que en el pasado se han quejado de las extorsiones sufridas por inspectores de Protección Civil, a instancias de sus propios jefes. ¿Cuántos casos habrá de estos?
Pero bueno, ¿a dónde quiero llegar con toda la perorata anterior?
Que es de reconocer el esfuerzo del Ejecutivo por incrementar el presupuesto para inspeccionar y vigilar que los negocios y centros educativos cumplan reglamentariamente con los protocolos de protección de la ciudadanía y empleados; pero faltaría abordar el otro aspecto: verificar que los servidores públicos adscritos a esta área cumplan cabal y fielmente con su cometido, sin componendas.
Por lo pronto, Señor Gobernador, y en un ejercicio de sanidad institucional, es menester revisar a detalle los perfiles de quiénes se quedaron al frente de la coordinación estatal. Y si no es mucha molestia, respetuosamente sugiero que no lo encargue, hágalo Usted mismo, para que no lo engañen.
Es cuestión de preguntar, investigar y de actuar en consecuencia, porque la leyenda urbana es que les gusta mucho el dinerito fácil. Dicen.
Es más, si me apuran tantito, sería conveniente analizar también los perfiles de todos los titulares de protección civil de los 72 municipios sonorenses. Es buen momento de dar un paso al frente en este tema. Ya no es dable tener a funcionarios que solo les importe su propio beneficio, dejando de lado el colectivo, y que ocurran tragedias sin mayores consecuencias para los responsables.
Salvados estos dos aspectos, mayores presupuestos para puntuales verificaciones y perfiles ad hoc de funcionarios, solo así se asegurará que tragedias como ABC y Waldo´s no se repitan NUNCA MÁS.
ENCUADRE PUNZANTE
1). Y a propósito de consecuencias: a quien le cayó la “voladora” fue al regidor priísta Adrián Aguilar, ya que su dirigente estatal, Lupita Soto, le pidió la bola como dirigente del comité municipal tricolor. ¿La causa? El señor operó recientemente a favor de la conformación de la asamblea distrital del movimiento “Creando Solidaridad y Paz” rumbo a su registro como partido político nacional. De traidor no lo bajaron, con mucho de razón. ¿O no?
Aguilar será sustituido por Blanca Frisby.
2). Sorpresas que da la vida: corrió como reguero de pólvora la detención del influencer hermosillense Luis Isaac Martínez “Cocinando a la Periqué”, junto a otros individuos, presuntamente con envoltorios de crystal en su poder, durante un operativo policiaco en la colonia Adolfo López Mateos, al sur de Hermosillo. El joven tiene alrededor de cuatro millones de seguidores en sus redes sociales, en donde prepara recetas de la cocina sonorense, básicamente. ¿Cocinar metanfetaminas también formaría parte del menú?
3). Y lo que nos faltaba por ver: los hermosillenses fueron testigos ayer de una persecución por sus calles digna de cualquier versión de la película “Rápido y Furioso”, cuando la policía intentó detener a un sujeto que se había robado una pipa de gas, afortunadamente vacía. Al final, triunfó la justicia y el conductor fue detenido por una policía que actuó de manera oportuna y profesional, evitando daños mayores qué lamentar.
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