Washington y Nueva York. El financiero pedófilo Jeffrey Epstein, provocó, desde la ultratumba, un revés político y potencial crisis para su ex amigo Donald Trump cuando el Congreso bajo control republicano se vio obligado a votar a favor de que el Departamento de Justicia revele sus archivos sobre quien fue durante décadas socio, asesor y traficante y violador sexual de menores para varios miembros de la cúpula política, económica y social de este país.
Trump y sus aliados buscaron evitar la divulgación de los archivos que tiene el gobierno sobre Epstein y de acusar que el escándalo es parte de un complot contra él de sus opositores en el Partido Demócrata y de hecho ordenó al Departamento de Justicia investigar la relación de varios demócratas prominentes con el fallecido pedófilo. Pero cuando la presión de sus propias bases y la disidencia de suficientes legisladores de su propio partido dejaron claro que sería derrotado, Trump revirtió su posición y se pronunció a favor de la divulgación de los documentos -con condiciones.
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La pugna sobre Epstein reveló crecientes divisiones dentro del movimiento político que encabeza Trump, con varias voces prominentes de la derecha hasta ahora leal y que abogan a favor de que Trump se enfoque más en temas domésticos sumándose al llamado para la divulgación de los documentos.
La tarde del martes, víctimas del abuso de Epstein y sus amigos cuando eran adolescentes, observaron el voto desde la sección para visitantes de la cámara baja y gritaron su júbilo cuando el voto concluyó 427 a 1 para la medida que obliga a que la procuradora general de la nación emita en un formato con buscador y del que se puede “bajar” todo “documento no clasificado, comunicaciones y materiales de investigación” relacionados con Epstein y su co-conspiradora Ghislaine Maxwell -quien está encarcelada por su papel en las actividades sexuales ilícitas de Epstein- como también documentación sobre vuelos y otros viajes, personas y entidades vinculados con Epstein, correos electrónicos, apuntes y comunicaciones internas del Departamento de Justicia sobre el caso.
Pocas horas después, el Senado aprobó la medida y enviársela a Trump para ser promulgada en ley -el mandatario había dicho que lo hará.
Víctimas de Epstein aún no cantan victoria
Pero el enorme esfuerzo de las víctimas y sus defensores durante más de 5 años para lograr la transparencia plena de este caso todavía no puede cantar victoria, ya que se pronostica que el proceso de divulgación podría ser lento, y que aliados del presidente en la legislatura incluyeron ciertas condiciones que podrían evitar ciertas revelaciones dentro de la medida aprobada.
Epstein se suicidó en la cárcel en agosto de 2019 mientras aguardaba su juicio por abuso de menores de edad y su cómplice Maxwell está cumpliendo una condena de 20 años por su papel en reclutar mujeres adolescentes para actividades sexuales con el financiero y sus amigos. El amigo más prominente es por supuesto Trump, cuyo nombre aparece más frecuentemente que cualquier otro -y por mucho- en los 20 mil documentos previamente divulgados. Además, hay decenas de fotos y videos de Trump con Epstein, Maxwell y varias mujeres jóvenes en fiestas. Trump ha repetido, incluyendo este martes, que rompió con Epstein en 2005 o 2006 , porque pensaba que era “un perverso”. Vale recordar que Trump ha sido acusado por más de 20 mujeres de hostigamiento sexual, condenado por un asalto sexual contra una, y quien fue grabado declarando que famosos como él podían agarrar los genitales de las mujeres.
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Varios de los correos electrónicos del archivo ya divulgados incluyen algunos escritos por Epstein declarando que “Trump sabía de las chicas” y que él pasó horas con por lo menos una. En los archivos anteriormente divulgados, hay mención de varias figuras prominentes, incluyendo el ex presidente Bill Clinton, el asesor derechista Steve Bannon, el inversionista multimillonario Peter Thiel, algunos periodistas del New York Times, varios financieros de Wall Street -Epstein trabajó como asesor financiero para Leslie Werner, fundador de Victoria Secret, y Leon Black, jefe de Apollo Capital Management.
El primer socio en pagar la cuenta por su amistad con Epstein y de sus favores incluyendo relaciones sexuales con mujeres menores de edad es el ex príncipe Andrés de Inglaterra, quien perdió su título, su residencia y otros atributos reales.
El segundo es Lawrence Summers, el ex rector y ahora profesor de Harvard, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, ex economista en jefe del Banco Mundial, e integrante de juntas directivas y centros de política, quien el lunes anunció que se retirará de su vida pública y expresó su “vergüenza por sus acciones” en su larga relación con Epstein.
Se especula que estos no serán los últimos. Hasta ahora, la única mención de personas mexicanas con contacto con Epstein se limita a a un correo en 2010 donde Epstein reportó. Que “estuve charlando con una chava mexicana rubia guapa de 22 años de edad” sin nombrarla. Una búsqueda del banco de datos de documentos que ya han sido divulgados públicamente no registran a nadie más en México.
Consecuencias políticas
Más allá del chisme de todo este escándalo, incluyendo fotos, la gran interrogante es sobre las posibles consecuencias políticas de todo esto para Trump. Los diputados republicanos Thomas Massie y la derechista Marjorie Taylor Greene -hasta hace unos días una de las políticas más leales del presidente- han encabezado desde la derecha el llamado por la divulgación de todos los archivos y son percibidos como una corriente influyente dentro del movimiento de Trump que favorece mayor atención a asuntos domésticos incluyendo inflación y desempleo y menos sobre política exterior.
“A nadie le importan los países extranjeros. A nadie importa el número sin fin de líderes extranjeros que vienen a la Casa Blanca cada semana”, declaró Green a NBC News la semana pasada. “Uno de los temas de campaña más grandes era de que los estadunidenses estaban hartos de guerras en el extranjero… que ya dejen eso”. Esos comentarios, junto con su insistencia en divulgar los archivos, causó que Trump retirara su apoyo político a la diputada, pero la legisladora no se ha callado.
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Aunque insiste en que sigue apoyando a Trump, hoy ella y Massie -quien ya ha sido amenazado por el mandatario- son los triunfadores. Massie ha impulsado un proyecto de ley con una contraparte demócrata, el diputado Ro Khanna, que busca evitar ataques militares estadunidenses sobre Irán sin previa autorización legislativa, y Massie también ha expresado que el presidente no tiene la autoridad legal para lanzar ataques militares contra Venezuela.
Hasta hoy, estas dos voces y muy pocas más estaban aisladas dentro del Partido Republicano bajo control absoluto por Trump. Antes el presidente podía controlar toda disidencia en su partido, pero hoy Trump fue derrotado por primera vez, y esto tal vez marca sólo el inicio de la batalla sobre la sucesión cuando concluya su presidencia.
Pero esto apenas empieza. Y, si se revelan más detalles dañinos con la divulgación de los archivos, esto podría pasar de escándalo a una crisis política. Y si se suprimen las revelaciones, eso podría ser hasta peor. Vale recordar que las crisis políticas más graves de Washington no han sido detonadas por revelaciones, sino por los intentos de encubrirlos.
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