Las enfermedades cardiovasculares no tienen porqué ser un impedimento para disfrutar de la sexualidad. Algunos estudios han encontrado beneficios del sexo en el corazón.
La escena de alguien muriendo a la mitad de un orgasmo es un viejo recurso usado en series y películas, sin embargo, la ciencia y la medicina parecen tener sus reservas al respecto.
Viejas y nuevas investigaciones revelan que el sexo podría ser bueno para el corazón, incluso después de un infarto o una cirugía, solo que, como en cualquier encuentro, hay que tener algunos puntos en consideración.
¿Tener relaciones sexuales afecta el corazón?
Más allá de las anécdotas, hay evidencia científica de los beneficios de la vida sexual activa: según las investigaciones, ayuda a reducir la presión arterial, mejorar la circulación y aumentar los niveles de oxitocina, hormona que en sus múltiples funciones ayuda a reducir el estrés.
Diversos estudios indican que una mayor frecuencia de actividad sexual se asocia con una mejor salud física. Los resultados incluso han vinculado este factor con menor riesgo de cáncer de mama , cáncer de próstata y depresión además de contribuir a la calidad de vida y la función cognitiva.
Un estudio publicado en Scientific Reports a finales de 2024 analizó las implicaciones del sexo y la salud cardiovascular. Para ello, el grupo de cardiólogos de diferentes instituciones consultó la base de datos de los datos de Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES), misma que reúne la información de más de 17 mil personas.
Durante el seguimiento, realizado entre 2005 y 2016, se detectó que quines tenían sexo menos de 12 veces al año tenían mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y morir. A medida que la frecuencia aumentaba, el riesgo disminuía, alcanzando su punto más bajo entre 52 y 103 veces al año (es decir, alrededor de 1-2 veces por semana).
Sin embargo, también notaron que el sexo con demasiada frecuencia (mayor a 103 veces al año) también parecía tener efectos negativos.
Infartos, cirugías y sexo ¿una bomba de tiempo?
En 2011 un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts y la Escuela de Salud Pública de Harvard concluyó que la actividad sexual casi triplicaba el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
Sin embargo, el cálculo realizado por el Dr. James E. Muller, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts, reveló que, si bien aumentaba las probabilidades, resultaba muy poco común que el sexo derivara en infarto. Palear nieve parece ser más riesgoso para el corazón.
¿Qué pasa entonces con las personas que ya han sufrido un paro cardiaco o experimentado una operación? En una consulta realizada por Harvard Health Publishing, el Dr. Jason Matos, cardiólogo del Centro Médico Beth Israel Deaconess, explicó que la mayoría de las personas pueden retomar su vida sexual habitual tras superar ya sea el infarto o una intervención cardiaca.
La mayoría de las personas puede regresar a su patrón habitual de sexo pocas semanas después del ataque, de hecho, según la Asociación Canadiense para el Corazón y el Ictus, en general es seguro después de entre 2 y 8 semanas del infarto.
En el caso de las personas que se hayan sometido a una cirugía de tórax, la recomendación es esperar hasta que el esternón se haya curado completamente, lo que puede tardar entre 4 y 6 semanas. Después de ese periodo lo que hay que cuidar es que las posturas no ejerzan presión sobre el pecho, como enfatiza el Dr. Jason para Harvard Health Publishing.
Dado que los periodos de recuperación pueden ser variados, existen otros puntos de referencia. Por ejemplo, “por regla general”, si alguien puede subir dos tramos de escaleras o caminar a paso ligero durante 10 o 20 minutos sin dolor ni dificultad para respirar, entonces no debería tener problemas para tener relaciones sexuales, como explica la Fundación del Corazón.
En caso de presentar síntomas como malestar en el pecho, dificultad para respirar, mareos o fatiga extrema, es mejor declinar la idea.
Tomarlo con calma
Aunque los resultados señalan beneficios, no existe una regla de cuanto sexo hay que tener. Diversos factores influyen en el deseo, es normal que con la edad o los cambios hormonales la vida sexual cambie . Lo mismo ocurre tras un infarto, no solo por el temor de un posible accidente sino también por los medicamentos prescritos para el cuidado del corazón.
Mayo Clinic recalca que maps de la mitad de las personas con insuficiencia cardíaca dicen tener menos relaciones sexuales y aproximadamente 3 de cada 10 afirma tener problemas vinculados con este tema.
Al respecto, la Fundación del Corazón recalca: es posibles volver a disfrutar del sexo y la intimidad después de un infarto, solo hay que tomarlo con calma. Una de las recomendaciones de la Asociación Estadounidense del Corazón es la rehabilitación cardíaca junto con el ejercicio ya que ambas actividades pueden reducir el riesgo de problemas durante el coito sin comprometer la salud.
Un tip que se puede aplicar es la planificación para evitar que los medicamentos para el control de la presión interfieran.
La institución también recomienda parar si durante el acto sexual se experimenta dolor en el pecho o aparece cualquier otro síntoma cardiaco. En caso de que los signos sean graves, empeoren o no desaparezcan será necesario llamar a urgencias.
El sexo no es tan vigoroso como se cree, pero puede ser de gran ayuda
Contrario a lo que se suele creer, el sexo es equivalente a un ejercicio de intensidad leve a moderada, de hecho, la frecuencia cardiaca de un hombre rara vez supera los 130 latidos por minuto.
Se calcula que durante el acto se queman las calorías comparables a las que se utilizan al caminar tranquilamente en una partida de golf: es decir, aproximadamente cinco por minuto. A pesar de ello, sigue resultando un factor importante en la calidad de vida general.
Una investigación publicada en el European Journal of Preventive Cardiology analizó los efectos de reanudar la frecuencia de la actividad sexual durante los primeros meses posteriores a un paro cardiaco .
El estudio de 495 pacientes que habían sufrido un infarto reveló que tener relaciones sexuales al menos 52 veces al año se asoció con una disminución marginal del 10% en la mortalidad por cardiopatía y una mortalidad significativa del 44% en la mortalidad por otras causas.
Los autores también concluyeron que “la reanudación de la frecuencia de la actividad sexual durante los primeros meses posteriores al infarto de miocardio se asoció fuertemente con una mejor supervivencia a largo plazo”.
