La sexualidad en el envejecimiento adquiere un sentido mucho más profundo, el cual no sólo se nutre por la intimidad en la cama, también de las interacciones sociales y las experiencias previas.
El envejecimiento es uno de los momentos más importantes en la transformación de la vida sexual, especialmente por los cambios físicos (como la resequedad vaginal o la disfunción eréctil) que inciden en la autoestima individual y bienestar de la pareja.
Y si bien en esta etapa se adquiere un significado mucho más profundo de la sexualidad— y estrechamente relacionado con los sucesos de vida—, algunas personas luchan y afrontan en silencio los impactos emocionales que dichos cambios conllevan y los cuales, incluso, pueden interpretarlos como “el fin de la vida erótica”.“Pero la vida sexual no se termina, sólo se transforma”, destacó la sexóloga, Linda Libien, en entrevista con MILENIO. “Y cuando logran hacer este cambio, es un reencuentro fabuloso (de la sexualidad) sin la necesidad siquiera de la penetración”.

Al igual que en la adolescencia, las y los adultos mayores presentan cambios físicos evidentes y hasta drásticos. Por mencionar algunos, la vagina tiene mucho menos lubricación y sus paredes se vuelven más delgadas y rígidas; mientras que el pene ya no tiene erecciones tan firmes y puede tardar más tiempo en lograr otra erección.
La aparición de estas reacciones fisiológicas no sólo exige a laa parejas modificar sus interacciones (por ejemplo, apelar a caricias mucho más suaves y dóciles), también a fortalecer la comunicación.
Con esto en mente, y entendiendo que la vida sexual no se limita únicamente al acto de la penetración, será mucho más fácil encontrar esa nueva definición de “intimidad” que, usualmente, se prioriza en la vejez.
Por mencionar algunas características, esta nueva perspectiva puede englobar desde diferentes prácticas de seducción o convivencia, hasta el uso de juguetes sexuales u opciones farmacológicas para la relación meramente coital (que también es posible en el envejecimiento).“Si pensamos que el órgano sexual más importante es el cerebro, pues imagínate todo lo que podemos jugar con él. Y sabemos también que el órgano sexual más grande es la piel. Entonces no podemos reducir las relaciones sexuales a la penetración”, destacó Libien. “Las relaciones sexuales tienen que ser integrales y en esta etapa mucho más”.
La comunicación es crucial para la sexualidad en la vejez para conocer las nuevas necesidades y prioridades en la relación | Freepik
La también psicoterapeuta definela sexualidad en la vejez como “un cúmulo de eventos y de sucesos de vida envueltos por la experiencia”. Y dichas experiencias se obtienen de todo “el conocimiento y aprendizaje erótico, relacional y amoroso” que se ha obtenido y aplicado a lo largo de los años para el bienestar de la pareja.
De ahí el gran diferenciador con el amor adolescente o adulto:“Lo que pasa es que en la juventud es intensamente hormonal y en la edad adulta es intensamente profundo”.
— ¿Más hacia un lado como espiritual o emocional?, cuestionó MILENIO a la especialista.
— No necesariamente, porque también tienen que ver las hormonas, el deseo, la parte física. Con todo este cúmulo de conocimientos y de vivencias, ya lo experimentamos (el sexo) de manera muy profunda.
Por esa razón, en el “otoño de la vida” la vida erótica puede nutrirse con las cosas o situaciones más “simples”: una copa de vino en una noche de películas; una caminata matutina en el parque más cercano; las clases de natación a las que se inscribieron juntos; las reuniones mensuales con los amigos, o el viaje a la playa donde pasaron su luna de miel.

La sexualidad no es sólo de jóvenes
Más que una cuestión de edad, Libien señala que la menopausia es uno de los factores determinantes para la transformación de la sexualidad.
A grosso modo, explicó, al ser el final de la producción de óvulos— provocando la disminución en la producción de estrógenos y progesterona— la piel comienza a cambiar en todas sus facetas: “No nada más que vemos o la que podemos tocar, también la piel hacia dentro”.
Es decir, además de perder brillo, elasticidad e hidratación en el rostro, cuello o brazos, las mujeres pueden presentar resequedad vulvar, pérdida de lubricación y hasta comezón en la zona. “Estos cambios son tan dramáticos en la mujer, pues tienen un proceso y deben de llevarse de la mano con un ginecólogo y un sexólogo”.

No obstante, la aparición estos cambios en las mujeres— así como los de la andropausia en los hombres—, no significa que las personas de la tercera edad no puedan ejercer una sexualidad plena y placentera. Más bien, este pensamiento proviene del estigma de que el goce de la vida erótica, o el simple hecho de estar enamorado, sólo es para quienes aún pueden reproducirse.“Es totalmente cultural. (…) Y es lo que siempre pensamos: los jóvenes pueden tener vida sexual porque pueden reproducirse. Las personas añosas, como ya no se reproducen, entonces se acaba su vida erótica”, explicó la especialista. “Le ponemos un estigma muy grande a las relaciones sexuales y amorosas en la tercera edad”.
Ante ello, Libien hace un llamado a las y los adultos mayores a vivir su sexualidad en sus tres dimensiones (psicológico, social y biológico) y su amor sin pena ni miedo a mostrarlo: “Luzcan esta experiencia. Lúzcanse como novios”.“Olvidémonos del tabú que la sexualidad sólo se queda en los jóvenes. La sexualidad se vive a cualquier edad en cualquier momento”.
Enlace: https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/que-pasa-con-la-sexualidad-en-la-vejez-experta-responde









