Los expertos hicieron un llamado a repensar el modelo energético en México
EL UNIVERSAL
Aunque México apuesta al uso de litio como combustible para alcanzar la soberanía energética, académicos advierten que su explotación puede abrir una nueva etapa de conflictos ambientales, desastres ecológicos y dependencia tecnológica.
Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) alertaron que el litio no es tan limpio como se anuncia pues su extracción requiere enormes cantidades de agua, contamina los acuíferos y altera ecosistemas frágiles.
Además, su mercado depende de una cadena dominada por potencias como China, que controla la refinación y la manufactura de baterías, hecho que deja a América Latina en el papel de proveedor de materia prima, sin control real sobre los beneficios económicos ni sobre los daños ambientales que deja la minería.
La doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora de la UAM, cuestionó la narrativa que presenta al litio como “el nuevo petróleo” al asegurar que la idea de un mineral salvador para el planeta es más una campaña publicitaria que una solución real para enfrentar la crisis climática.
Durante el conversatorio Litio en América Latina: dinámicas territoriales y soberanía energética, informó que, de acuerdo con el Banco Mundial, el litio forma parte de un grupo de hasta 25 minerales críticos para el desarrollo de energías limpias.
Azamar agregó que el auge del uso del litio no ha significado un cambio estructural en el modelo energético global puesto que, aunque la producción mundial del mineral se ha triplicado, la demanda de autos eléctricos se desacelera en Estados Unidos, donde se eliminaron incentivos y resurgen políticas basadas en combustibles fósiles.
En cambio, China y algunos países europeos mantienen su apuesta por la electromovilidad y dominan las cadenas globales de extracción y manufactura. “América Latina concentra más del 60 por ciento de las reservas, pero no controla las etapas clave del negocio”, señaló.
En México, pese a que el gobierno creó la empresa estatal LitioMX y declaró al mineral como estratégico, todavía no se ha extraído ni un gramo. Los yacimientos se encuentran principalmente en arcillas, un tipo de formación más compleja y costosa que las salmueras de Chile, Argentina y Bolivia, aseveró.
Azamar explicó que la extracción implica un uso intensivo de agua, hasta 600 litros por minuto, lo que puede agotar acuíferos y desplazar comunidades, motivo por el que “no podemos hablar de transición energética si implica nuevas formas de despojo y degradación ambiental”.
Así, insistió en la necesidad de repensar el modelo energético y dar voz a las comunidades en la toma de decisiones. “Hoy se libra una disputa geopolítica entre China y Estados Unidos por el control de este recurso, mientras en medio quedan las personas, los ecosistemas y los territorios”, argumentó.









