Esta tecnología permite facilitar procesos y crear avances que ya se están trasladando a distintos ámbitos de la atención hospitalaria y farmacológica
Eyanir Chinea
José Luis Nuño, ingeniero químico y experto en biotecnología, está utilizando inteligencia artificial generativa (IAG) para diseñar fármacos de fácil producción y suministro contra enfermedades respiratorias o autoinmunes. Su inspiración proviene de los tiburones, cuyo sistema inmune es considerado uno de los más avanzados de la naturaleza. “Los anticuerpos de tiburón son muy especiales: son los más pequeños de la naturaleza y son extremadamente efectivos. Por eso dicen que a los tiburones no les da cáncer. Son anticuerpos muy simples, que todavía los hice más simples, tomando pedacitos pequeñitos y entrenando a nuestros modelos de IA para que simulen lo que haría un tiburón para protegerse de alguna enfermedad”, explica el científico.
El proceso permite crear proteínas sintéticas imitadoras de anticuerpos (AMP) 40 veces más pequeñas que los anticuerpos monoclonales usados contra el cáncer, lo que abre la puerta a medicamentos menos invasivos y costosos, que pueden desarrollarse rápidamente en caso de epidemias o enfermedades desconocidas. “Cada vez surgen más padecimientos nuevos. Reaccionar a tiempo es fundamental para la seguridad nacional y pública”, apunta Nuño, CEO de Narval, la startup que lidera el proyecto.
Estos desarrollos muestran el potencial de unir medicina y tecnología para responder a padecimientos emergentes y mejorar la eficiencia hospitalaria al abaratar costos y automatizar procesos. Los AMP, por ejemplo, pueden elevar la efectividad de las vacunas, como la de la covid, al sustituir las inyecciones con métodos de aplicación directa al sistema respiratorio, como inhaladores o aerosoles. Y mientras que la IA generativa –capaz de entender el lenguaje humano y crear contenidos–, sigue avanzando y masificando su acceso, esa potencialidad se fortalece.
“Es interesante para el sector salud cómo se puede aplicar la inteligencia artificial (IA), sobre todo en una línea bioética: no puedes desplazar a los médicos para diagnosticar, pero puede apalancarse para reducir costos, estandarizar procesos y brindar la mejor experiencia para la paciente. El sector salud, en general en México, ha tenido poca innovación, y existe un mundo de posibilidades para la IA”, explica Giovanna Abramo, ingeniera biomédica y cofundadora de Plenna, una femtech enfocada en salud femenina –desde menstruación, embarazo, lactancia y menopausia– con un modelo de atención híbrida basada en clínicas y aplicación móvil.
Plenna utiliza la asistencia virtual para organizar expedientes médicos, categorizar resultados de ultrasonidos o papanicolaus y facilitar resúmenes clínicos, todo con una visión de género y priorizando la comodidad de las pacientes, algo fundamental en un país donde tres de cada 10 mujeres han sufrido violencia obstétrica antes, durante y después del parto, según cifras oficiales. “Una embarazada va un promedio de nueve veces al ginecólogo durante su embarazo: a su control prenatal, laboratorios, ultrasonidos… Y para las doctoras que ven cientos de pacientes al mes, es difícil recordar el historial clínico. Ahí también nos apoyamos en IA”, ilustra.
El desafío regulatorio
Los comentarios de los emprendedores fueron recogidos en Mentes en Acción, un foro que reúne a startups ambientales, sanitarias o de movilidad, que promueven sus ideas a una audiencia de decenas de fondos, inversionistas ángeles o empresas dispuestas a inyectar capital y asesoría en sus ideas. El evento, que se realiza varias veces al año, es coordinado por la Secretaría de Economía de México, que también brinda orientación sobre patentes, regulación y conexiones con otras entidades gubernamentales.
Los asistentes reconocen que la conexión con el sector público es clave, porque muchas de sus innovaciones avanzan más rápido que las normativas sanitarias o industriales vigentes. El uso masivo de datos, por ejemplo, resulta esencial para entrenar modelos de IA, pero también despierta preocupaciones de privacidad.
“México está un poco atrás en cuanto a regulación y buenas prácticas para protección de datos digitales. Si bien existen las agencias y estándares, en Thermy seguimos las guías de Estados Unidos, desde la encriptación de los datos personales de la paciente –se borran nombres y datos sensibles–, para que sólo los datos estadísticos sean utilizados por la IA”, detalla Luis Enrique Hernández, ingeniero biónico y CEO de Thermy, una empresa de software compatible con sensores infrarrojos para el tamizaje de cáncer de mama de manera indolora y sin contacto.
La tecnología, pensada especialmente para mujeres jóvenes que no se realizan ecografías y mamografías de rutina, analiza la temperatura del pecho de la paciente captado en imágenes y arroja alertas tempranas. Hernández agrega que la IA también ayuda a los médicos a no sobrecargarse de trabajo y contar con asistentes virtuales que los ayudan a organizar datos, agendar citas, tomar notas y revisar estudios.
Y aunque parezca menor, estos cambios pueden hacer una gran diferencia, pues la eficiencia se traduce en diagnósticos más certeros y rápidos, un aspecto fundamental para detectar enfermedades a tiempo. Según datos oficiales, en México el cáncer de mama es la primera causa de muerte de pacientes oncológicas en mujeres, pero a pesar de las cifras alarmantes, el 90% de los casos se detecta en etapas tardías.
			
                                










							