En los últimos dos días, en el entorno personal cercano he registrado dos casos de extorsión telefónica en Hermosillo.
Nada extraordinario, lamentablemente, si consideramos que este fenómeno criminal tiene por lo menos diez años denunciándose pero llaman la atención algunas cosas. Primero, la frecuencia (uno diario) y segundo la coincidencia del entorno cercano.
La intuición más básica indicaría que hay una escalada en la comisión de este delito, pero además llama la atención el modus operandi. Las llamadas van dirigidas a personas en específico (en ambos casos, propietarios de pequeños negocios) de quienes tienen varios datos personales.
Las llamadas, altisonantes, groseras y amenazantes incluyen lo que parece ser un libreto: se identifican como ‘gente de los Salazar’ y aseguran que ya pactaron con las policías locales para hacerse cargo de la seguridad de los negocios, a cambio desde luego, de una cuota que va de los 25 mil a los 50 mil pesos. De no cubrir dicha cuota, amenazan con dañar los negocios y a las familias.
Algunas personas no están preparadas para enfrentar esta situación, caen en pánico y terminan depositando dinero en una cuenta bancaria que les es proporcionada en esa misma llamada.
Esto que podría ser una escalada se registra en un contexto peculiar, en el que ya es oficialmente reconocido que hay dos grupos criminales disputándose la plaza de la capital del estado para controlar aquí sus acciones ilegales.
Desde la administración estatal pasada existe una aplicación para teléfonos móviles llamada Antiextorsión Sonora en la que se tiene un registro de los números desde los cuales se han realizado este tipo de llamadas; en uno de los casos aquí consignado, que fue denunciado en el 9-1-1 y en el Centro de Atención Temprana de la fiscalía estatal, le recomendaron a la víctima instalar otra aplicación llamada CallApp, que tiene funciones de identificación de llamadas.
Es difícil precisar cuántos casos de extorsión se han evitado con estas aplicaciones, pero es obvio que evadirlas es tan fácil como adquirir un chip telefónico nuevo con la frecuencia necesaria.
Pero el verdadero problema no es solo el tema de estas llamadas, que pueden o no tener éxito, sino el reconocimiento -extraoficial, desde luego- de que en Hermosillo ya se están presentando casos reales de cobro de piso y eso, señoras y señores, plantea grandes, enormes retos para las autoridades, y para una sociedad como la hermosillense, no acostumbrada a niveles delictivos como los que se registran en otras ciudades. Aguas.
II
Siempre será lamentable el cierre de una fuente de empleos como fue el caso de la empresa Black & Decker en Hermosillo que se encuentra en proceso de liquidación de toda su base laboral que comprende a unos 500 empleados.
Pero más lamentable resulta que haya quienes parecen festinar el cierre, si en ello les va endosar al gobierno estatal las causas del mismo, cuando la decisión de la empresa obedeció a criterios de orden global relativos a la relocalización, y su retiro no es total, pues su planta de Nogales seguirá operando y hay plazas disponibles para los trabajadores que elijan trasladarse a aquella frontera.
Por cierto, próximamente se realizará una Feria de Empleo exclusivamente para ex trabajadores de esta planta en la que participarán 49 empresas que tienen vacantes y están interesadas en contratar personal ya capacitado. Afortunadamente, como lo señaló el dirigente municipal de la CTM, en Hermosillo hay muchas fuentes de trabajo y las empresas pueden absorber esa mano de obra.
El propio INEGI reconoce que Sonora ocupa el primer lugar nacional en crecimiento de la industria manufacturera, que creció en 11.6% en el último año; de hecho, el pasado mes de julio registró 600 nuevos empleos en ese sector.
III
No sé qué mosca le picaría al alcalde de San Luis Río Colorado, Santos González Yescas pero está cerrando su administración de la peor manera posible.
Al parecer el ladrillo al que se trepó el alcalde sanluisino le resultó demasiado alto y el vértigo no solo lo mareó, como dicen que les pasa a las personas inteligentes, sino que se volvió loco, como dicen que les pasa a los tontos.
El señor la llevaba bien. Tuvo un holgado triunfo bajo las siglas de Morena en 2018, que le alcanzó para reelegirse en 2021, pero en la recta final de su segundo periodo pensó que su ‘carismática’ figura y el peso de la marca partidista le alcanzarían para imponer a su hijo como sucesor en la alcaldía, controlar el resto de las candidaturas y esconder los yerros de su administración, sobre todo en materia de seguridad pública y sonados casos de uso indebido de recursos públicos, por no decir lisa y llanamente corrupción.
Fue épico su berrinche cuando la encuesta de Morena dio como ganador al diputado local Ricardo Lugo para contender por la alcaldía, siendo que él quería a su junior en esa candidatura. Se brincó las trancas y negoció en las instancias nacionales de Morena, así como en Palacio Nacional donde presume tener influencia para invalidar la encuesta e imponer a un incondicional suyo, mientras él se hacía con la candidatura a la diputación local.
Nomás como dato, fue el único candidato de Morena que perdió, de los 21 distritos locales.
Mareado de poder, Santos González quiso erigirse en cacique político local y en esa lanzada no dudó en tender todo un manto de impunidad para proteger a los funcionarios públicos y dirigentes partidistas involucrados en un caso de abuso sexual contra la regidora Rebeca Ching, a quien pretendió intimidar y neutralizar políticamente, provocando que esta migrara a Movimiento Ciudadano en una jugada que definitivamente pesó a la hora de las elecciones.
Ayer, en uno más de sus desplantes, el alcalde increpó y esbozó amenazas contra un periodista que le cuestionó en una rueda de prensa sobre el presunto desvío millonario de recursos hacia un medio de comunicación que, fíjese usted, comanda de facto su director de Comunicación Social.
El poder, ciertamente, marea a los inteligentes, pero a los tontos los vuelve locos.
IV
Ya listos para reincorporarnos al ritmo normal de trabajo después de un asueto medio raro, este viernes tendremos el reencuentro con los micrófonos de la Red 93.3 que transmite desde el bello puerto de Guaymas, donde estaremos participando en la Mesa de Análisis de los viernes al lado de Fernando Oropeza y Arturo Ballesteros.
Temas hay a granel, así que los invito a sintonizar esa frecuencia, a seguirnos a través de sus plataformas digitales en Facebook y YouTube. Hasta entonces.
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