LA REPUBLICA
El comercio de la totoaba, un pez nativo del Golfo de California, ha adquirido características propias de una trama de crimen organizado. A pesar de un embargo internacional sobre su pesca que dura desde 1977, el valor de su vejiga natatoria, que puede alcanzar los 80.000 dólares por kilogramo en mercados chinos, ha propiciado un aumento en la pesca ilegal. Este pez, que en apariencia es común, se ha convertido en el centro de un mercado negro que no solo afecta a las comunidades de pescadores locales, sino que también pone en peligro a especies en peligro de extinción, como la vaquita marina.
A pesar de los esfuerzos de conservación, la población de totoaba se mantiene estable, pero las actividades del cártel de Sinaloa, que monopoliza la pesca ilegal, han desestabilizado la región. Este cártel no solo se beneficia del comercio ilícito, sino que también extorsiona a las comunidades de pescadores, convirtiendo el poaching en una forma de vida, a menudo lucrativa, para muchos en la zona.
Propuesta de acuicultura para mitigar el problema
Investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara han propuesto que la legalización de la acuicultura de totoaba podría ser una solución efectiva para reducir la presión del poaching. Según su estudio, publicado en la revista npj Ocean Sustainability, el cultivo de este pez podría ofrecer una alternativa económica viable que desincentivara la pesca ilegal. Actualmente, ya existen operaciones de acuicultura que crían totoaba para el consumo local, aunque la pesca y el comercio internacional siguen siendo ilegales.
Los investigadores argumentan que para que la acuicultura sea efectiva en la reducción del poaching, deben cumplirse ciertos criterios: el costo de entrada al poaching debe ser alto, la acuicultura debe ser competitiva y los consumidores deben percibir los productos de ambos mercados como equivalentes. Además, la demanda no debe aumentar significativamente tras la legalización del comercio de totoaba cultivada.
Si bien la acuicultura podría ser más económica que el poaching, la percepción de los consumidores es crucial. Existe el riesgo de que, al legalizar la venta de totoaba cultivada, se genere una demanda mayor que podría incentivar aún más el interés en el producto ilegal. Para mitigar este riesgo, se sugiere que los gobiernos financien campañas educativas que reduzcan la demanda de la vejiga natatoria de la totoaba.
Por otro lado, el comportamiento del cártel ante la legalización de la acuicultura es incierto. Podría optar por inundar el mercado con precios bajos para desestabilizar a la competencia legal, o adaptarse al nuevo escenario y mantener precios relativamente altos. En ambos casos, se plantea que la legalización podría reducir los niveles de poaching y, potencialmente, afectar negativamente los ingresos del cártel.
Los investigadores abogan por una reforma política que permita un enfoque más flexible y adaptativo en la gestión de los recursos marinos, sugiriendo que el ajuste de los mecanismos de mercado existentes podría ser más eficaz que depender exclusivamente de regulaciones estrictas.
ENLACE: La acuicultura del totoaba: una solución para frenar el furtivismo y proteger especies en peligro