Gabriel Becerra Dingler / Industry & Energy Magazine
La empresa estatal LitioMx enfrenta grandes desafíos técnicos para explotar el litio en arcillas. Demandas extranjeras amenazan y retrasan el “oro blanco” nacional.
La nacionalización del Litio en México y el otorgamiento del monopolio de su exploración y explotación a la empresa paraestatal LitioMx es una de las decisiones más audaces y controversiales de la última década. El litio, apodado el “oro blanco”, es el componente esencial de las baterías que impulsarán la revolución de la electromovilidad a nivel mundial, y su control es considerado un asunto de seguridad nacional.
Sin embargo, a pesar del discurso de soberanía, el proyecto de LitioMx enfrenta obstáculos colosales que mantienen a los inversionistas globales y a los mercados tecnológicos en vilo. La pregunta más acuciante es: ¿Tiene México la capacidad técnica y financiera para desarrollar este recurso estratégico en el tiempo y escala que exige el mercado global?
El gran desafío técnico y financiero
La principal reserva de litio conocida en México, ubicada en Sonora, se encuentra en depósitos de arcillas, una forma de mineralización mucho más compleja y costosa de procesar que los depósitos de salmuera (utilizados en Chile o Bolivia) o roca dura (Australia). La tecnología para extraer litio de arcillas aún está en fase de desarrollo y no ha sido probada comercialmente a gran escala.
LitioMx, la empresa estatal recién creada, carece de la experiencia, el capital (que se cuenta en miles de millones de dólares) y la tecnología necesaria para dominar este proceso. Esto coloca a México en una posición incómoda: tiene un recurso valioso, pero no las herramientas para transformarlo en riqueza.
“La nacionalización sin una estrategia tecnológica es solo una declaración de intenciones,” sostiene el Ricardo Arana, experto en geoquímica minera. “La única forma de acceder a esa riqueza es a través de asociaciones con empresas que han dedicado años a la investigación y desarrollo de la extracción de litio de arcillas, como las chinas o canadienses, pero el marco legal actual cierra esa puerta.”
La amenaza de las demandas internacionales
El problema se complica con las demandas de arbitraje internacional interpuestas por empresas mineras extranjeras, principalmente de origen chino y canadiense, que ya contaban con concesiones y permisos de exploración avanzados en los yacimientos de Sonora antes de la nacionalización. Estas empresas argumentan que la expropiación de facto viola los tratados de protección a la inversión.
- Riesgo Global: Las demandas crean incertidumbre jurídica que no solo afecta al litio, sino a todo el sector minero en México.
- Aislamiento Tecnológico: Al vetar a las empresas que tienen la tecnología de extracción de arcillas (principalmente chinas), México se autoimpone un aislamiento que podría retrasar la puesta en marcha de sus yacimientos por décadas, perdiendo la ventana de oportunidad que ofrece el auge de la electromovilidad.
El futuro del litio es una prueba de fuego para la política económica mexicana. ¿Logrará LitioMx encontrar un modelo de desarrollo que respete la soberanía pero que, a la vez, aproveche la experiencia y la inversión extranjera de forma estratégica? La respuesta definirá si el “oro blanco” se convierte en la palanca de la industrialización o solo en una costosa promesa política.