JORGE GUADALUPE PACHECO
Las discusiones entre los expertos en torno a la salvaguarda del patrimonio cultural han adquirido una mayor relevancia en los últimos años, ello debido a la visión de los gobiernos entorno a la turistificación de la cultura, donde se visiona la comercialización de las tradiciones, costumbres y manifestaciones de los pueblos originarios para atraer turistas y generar beneficios económicos.
Sin embargo, es fundamental trazar políticas culturales locales orientadas a la salvaguarda del patrimonio cultural material e inmaterial y no caer en la espectacularización y alteración de las prácticas tradicionales en los productos turísticos con el fin de entretener y vender.
Es necesario que cada gobierno municipal diseñe políticas culturales locales integradas en sus planes de desarrollo con recursos económicos y la convicción de incentivar el desarrollo de manera ordenada, clara y certidumbre jurídica. Los procesos de gestión cultural en la administración municipal se tienen que eficientizar y aplicar sus recursos en base a rubros establecidos.
La turistificación de la cultura puede desbordar en impactos complejos, por un lado, genera ingresos y se promueve la diversidad cultural. Es por ello que los gobiernos municipales tienen que diseñar sus proyectos basados en la ley de patrimonio cultural de Sonora y no de una manera improvisada.
Es fundamental que los proyectos locales sean de manera sostenible, ello implica que se respete y preserve la autenticidad de las tradiciones, se involucre a la comunidad en la planificación y gestión para que se garantice que los beneficios económicos se distribuyan de manera justa en la comunidad.
Es necesario un proyecto regional que permita la salvaguarda del patrimonio cultural material, pero lo que no se tiene claro y no se ha comprendido en los municipios es que las políticas culturales se diseñan a través de asambleas, diálogos y foros, con el objetivo de que se reflexione entorno a las necesidades locales, se comprenda el por qué y el para qué de cada programa y proyecto cultural. Los funcionarios tienen que aprender a escuchar y dialogar desde la interculturalidad.
Además, se tiene que asimilar que una cantidad de dinero para un proyecto cultural o creativo, no es un gasto sino una inversión, que trae muchos beneficios y se contribuye a la paz social, la exclusión, la pobreza, y contra la delincuencia y atención a las diversidades culturales.
Es necesario crear las posibilidades en los municipios para impulsar la declaratoria de Patrimonios Culturales municipales o de fiestas tradicionales para impulsar el turismo cultural, así como el reconocimiento de sus valores, de sus creadores, de sus personajes, de su historia, de sus tradiciones.
Debe quedar claro que lo que se pretende en el diseño de un proyecto regional es la salvaguarda del Patrimonio Cultural, y no la turistificación de la cultura, ello implica el rescate, la difusión y promoción de la cultura viva, para fortalecer el desarrollo regional e impulsar programas innovadores que permitan la cooperación entre los gobiernos municipales y diversos sectores para dar rumbo a la cultura con una visión clara y para reforzar las identidades, diversidad cultural y aterrizar beneficios directos para las personas que viven en las comunidades.
Sin políticas culturales municipales, se seguirá en la simulación, en un callejón sin salida, en discursos y ornamentos utilizando a los danzantes y músicos tradicionales en eventos, inauguraciones, mal gastando los nulos recursos aplicados a los eventos, festivales y ocurrencias en las las agendas culturales locales.