El descubrimiento de litio en campos de Pemex puede interpretarse como un símbolo del momento que vive México: un país históricamente petrolero que busca insertarse en la economía sostenible y la transición energética porque el litio se utiliza especialmente para la fabricación de baterías.
Esther Arzate / FORBES
Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció el descubrimiento de litio en salmueras asociadas a algunos de sus campos petroleros. La noticia sorprendió porque abre la posibilidad de aprovechar la infraestructura de la petrolera estatal para impulsar un mineral considerado clave en la transición energética global: el llamado oro blanco.
El Servicio Geológico Mexicano ha identificado 82 localidades con presencia de litio, de las cuales habría evaluado 66 de esas localidades con 1,906 muestras obtenidas (292 en roca y 1,614 en arcilla) en Sonora, Oaxaca, Jalisco, Puebla y San Luis Potosí, pero no ha reportado que se hayan clasificado como reservas.
A esos indicios de litio se estarían sumando las concentraciones identificadas en las aguas residuales de pozos petroleros, que podrían convertirse en un nuevo frente de exploración bajo una modalidad distinta a la minería convencional.
México se estaría posicionando como un jugador emergente en el mercado internacional del litio, aunque aún distante del “triángulo del litio” (Chile, Bolivia y Argentina) y de Australia porque hasta ahora la paraestatal LitioMx, creada en 2022, salvo generar gastos no ha reportado nada trascendente.
El litio que descubrió Pemex estaría en rocas de arcilla y salmueras petroleras, lo que plantea una explotación técnicamente más compleja que la realizada en salares andinos o roca dura, como en Australia.
La apuesta de Pemex es utilizar tecnología de extracción directa (DLE, por sus siglas en inglés), un proceso químico capaz de separar el litio de los fluidos sin depender de la evaporación solar como ocurre en los países andinos, pero en México aún no se aplica a escala comercial.
Sebemos que Chile y Argentina han consolidado su modelo basado en salares; Australia ha desarrollado un esquema exitoso con minería de roca dura y Bolivia sigue batallando con los desafíos técnicos de sus salares de litio con alto contenido de magnesio, lo que dificulta la extracción.
Hasta ahora, en México nadie ha logrado desarrollar la tecnología para extraer el litio del único yacimiento de litio localizado en Sonora porque se aloja en arcilla que representa una alta complejidad técnica, lo que obliga a desarrollar capacidades propias o establecer alianzas estratégicas.
El SGM realiza trabajos de cartografía y prospección en estados como Chihuahua, Durango y Puebla, con un presupuesto destinado a identificar zonas con mayor potencial. Su rol será técnico y científico: calcular reservas, analizar la calidad del mineral y definir la viabilidad económica de los proyectos. Se esperan los primeros resultados positivos.
Así que el descubrimiento de litio en campos petroleros puede interpretarse como un símbolo del momento que vive México: un país históricamente petrolero que busca insertarse en la economía sostenible y la transición energética porque el litio se utiliza especialmente para la fabricación de baterías.
No obstante, los retos prevalecen porque Pemex está en quiebra técnica y aunque se anunció un plan financiero hacia el 2027 hay muchas dudas sobre su impacto; no hay experiencia en la explotación de litio en México; se requiere desarrollar la tecnología o adquirirla a costos aún desconocidos (pero en minería nada es económico) y, como en otros casos, está el riesgo de que el proyecto se quede en discurso sin resultados tangibles.
El éxito dependerá de que LitioMx y Pemex se coordinen con el SGM, con centros de investigación y con socios tecnológicos que aporten conocimiento y experiencia. Más que un simple hallazgo, el litio en Pemex podría ser la puerta hacia un nuevo modelo energético, siempre y cuando se trace una ruta clara, sostenible y realista. Que si creo que se conjugue todo esto: No, en el corto plazo.
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