La presidenta Claudia Sheinbaum presenta un plan de apoyo a productores de carne en el país, tras reunirse con los gobernadores de Durango, Sonora y Coahuila
EL PAIS
El Gobierno de México prepara los últimos detalles de un plan de apoyo para los ganaderos mexicanos, ante el cierre a la exportación del ganado nacional hacia Estados Unidos, derivado de la preocupación por la plaga del gusano barrenador. La presidenta, Claudia Sheinbaum, ha dicho este jueves que el plan se enfoca en la producción de carne en México, con el que buscarán alternativas para impulsar el mercado nacional y no depender únicamente de la exportación hacia el vecino del norte. Tras sostener una reunión, el miércoles, con los gobernadores de los estados de Sonora, Coahuila y Durango, la mandataria también aceptó que hasta ahora no se contaba con un acuerdo técnico con indicadores claros para que el Gobierno estadounidense decidiera cerrar o no su frontera por la amenaza sanitaria.
“El proyecto tiene que ver con la producción de carne en México. Es muy bueno y están [presentes] las asociaciones de ganaderos”, ha dicho la presidenta este jueves, durante su conferencia de prensa matutina. En la reunión del miércoles en Palacio Nacional, con los gobernadores de Sonora, Alfonso Durazo, de Coahuila, Manolo Jiménez, y de Durango, Esteban Villegas, se acordó destinar más recursos para fortalecer el mercado nacional y promover la engorda, industrialización y comercialización de la carne de res para exportación.
En declaraciones de este jueves a Aristegui Noticias, Alonso Erik Fernández Flores, presidente de la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal (ANETIF) ha adelantado algunos de los detalles del plan, como la regionalización del país, para que las zonas libres del gusano barrenador sigan exportando; la colocación de trampas de detección en todo el territorio; el control del movimiento del ganado y reforzar la vigilancia.
Fernández Flores, experto cercano a las negociaciones, ha calificado el plan como un “acuerdo histórico”, que contempla medidas acordadas por los gobiernos de Estados Unidos y de México, y ha confiado en que las nuevas plantas de fabricación de moscas estériles en Chiapas y la que se construirá en Texas, ayudarán a mitigar la plaga, con la expulsión masiva de millones de estos insectos en todo el país.
Ya en marzo pasado, ante la problemática que causaba la presencia de cada vez más casos de gusano barrenador en el sur de México, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural invitaba a la industria cárnica mexicana a que se sumara a la iniciativa Hecho en México, “para defender a las empresas nacionales, sin importar si son grandes, medianas, o pequeñas, así como a las personas trabajadoras mexicanas”.
Sheinbaum ha adelantado que la segunda etapa del plan incluirá la participación de los estados de Tamaulipas y Chihuahua, y que el anuncio formal y los detalles del trabajo se darán a conocer próximamente desde el norte de México.
La presidenta, además, se ha referido a las negociaciones que existen con Estados Unidos para abrir la frontera a las exportaciones mexicanas ante la amenaza de la plaga, y ha reconocido que, hasta ahora, las decisiones tomadas por la Administración Trump eran “subjetivas”: “Ya hay un acuerdo de qué es lo que se tiene que cumplir, porque antes parecía muy subjetivo que cerraran la frontera y bajo qué indicadores se abría o no. Ahora ya hay un acuerdo técnico que señala bajo qué indicadores desde abrirse o no. Por supuesto, todos estamos por controlar esta plaga que es muy dañina”, ha explicado.
El pasado 9 de julio, después de solo unos días de anunciar la reapertura de la frontera norte de México para el paso de ganado tras meses de cierre, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) dio a conocer la suspensión del ingreso de ganado mexicano, tras haberse detectado en la localidad de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, un nuevo caso de la enfermedad, causada por las larvas de la mosca Cochliomya hominivorax.
Entre los meses de mayo y junio, el paso al ganado nacional se mantuvo cerrado, lo que causó pérdidas por 700 millones de pesos (casi 38 millones de dólares), según estimaciones del Consejo Mexicano de la Carne. El 30 de junio, Brooke Rollins, la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, anunció que la colaboración entre ambos países había dado sus frutos, por lo que el comercio podía reanudarse. “No hemos observado un aumento notable en los casos reportados de gusano barrenador en México, ni ningún desplazamiento del gusano barrenador hacia el norte en las últimas ocho semanas”, apuntaba un comunicado. Las 650.000 cabezas de res que estaban paradas en México podían volver a moverse.
Se trataba de una apertura gradual, que comenzaba oficialmente el 7 de julio en Agua Prieta, Sonora. Si todo salía bien continuarían el resto de puertos, pero justo ese día se detectó el caso en Ixhuatlán. La importancia de ese registro es su localización. “Se encuentra aproximadamente a 160 millas al norte de la actual red de dispersión de la mosca estéril y a 370 millas al sur de la frontera de México y Estados Unidos”, explica la dependencia. Es decir, demasiado lejos de donde está el remedio más efectivo contra la plaga y demasiado cerca de la frontera norte.
“Debemos ver progresos adicionales en la lucha contra el gusano barrenador en Veracruz y en otros Estados mexicanos cercanos para poder reabrir los puertos ganaderos a lo largo de la frontera sur”, declaró Rollins.
Este último cierre no solo afectó la exportación de reses, sino también a la carne de bisontes y caballos. El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha calculado que los daños económicos tras los cierres en estos meses supera los 1.300 millones de dólares en pérdidas.
ENLACE: La crisis del gusano barrenador reconfigura a la industria ganadera en México | EL PAÍS México