El Gobierno de Trump aplicará un mayor escrutinio a las conductas que, aunque no sean delictivas, se consideren socialmente indeseables a la hora de conceder la naturalización
Alonso Martínez
Continúan los cambios que podrían afectar a la cantidad de personas que obtienen la ciudadanía estadounidense. Ahora, el Gobierno de Donald Trump ha puesto mayor énfasis en el requisito de “buen carácter moral” para conseguir la naturalización. Este concepto ha sido durante mucho tiempo una parte clave de la ley de inmigración de Estados Unidos, y la nueva directiva de la Administración del republicano amplía su alcance, lo que despierta preocupaciones sobre que el proceso de ciudadanía se vuelva más subjetivo y restrictivo para cientos de miles de inmigrantes cada año.
Buen carácter moral
Para poder ser elegible a la naturalización, la persona debe tener al menos 18 años, ser capaz de leer, escribir y hablar un inglés básico, además de que se debe declarar que tiene “buen carácter moral”. Tradicionalmente, se consideraba que se cumplía este último requisito si los solicitantes no tenían antecedentes penales graves. Las prohibiciones permanentes, como las condenas por asesinato o genocidio, y las prohibiciones condicionales, como las condenas múltiples por conducir bajo los efectos del alcohol, han descalificado durante mucho tiempo a las personas para la naturalización.
Ahora, un memorándum del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) publicado el pasado 15 de agosto cambia ese enfoque. Ahora se exige a los funcionarios que realicen una “evaluación holística” del carácter de los solicitantes, y revisar no solo la ausencia de actos descalificantes, sino también si una persona ha demostrado de manera afirmativa contribuciones y comportamientos coherentes con las expectativas de la comunidad. Según el comunicado, “las conclusiones sobre el buen carácter moral deben ir más allá de la ausencia de actos descalificantes; deben reflejar una evaluación positiva genuina de quién es el extranjero y cómo ha vivido en su comunidad”.
La nueva política insta a los funcionarios a tomar en cuenta una amplia gama de contribuciones positivas, como la participación en la comunidad, el cuidado de otras personas, el nivel educativo, el empleo estable, el cumplimiento de las obligaciones fiscales y la duración de la residencia legal en Estados Unidos. El USCIS sostiene que estas medidas permitirán a los funcionarios recompensar a los solicitantes que encarnen los valores de responsabilidad y compromiso cívico.
Al mismo tiempo, la agencia aplicará un mayor escrutinio a las conductas que, aunque no sean delictivas, se consideren socialmente indeseables. El memorándum cita las infracciones de tráfico imprudentes o habituales, el acoso y la mendicidad agresiva como ejemplos de comportamientos que podrían socavar la constatación de buen carácter moral. Los solicitantes con antecedentes de abuso de sustancias, condenas repetidas por conducir bajo los efectos del alcohol o incumplimiento de obligaciones financieras, como la manutención de los hijos, también pueden ser objeto de un mayor escrutinio, a menos que aporten pruebas de rehabilitación.
Los solicitantes podrán demostrar su reforma mediante el cumplimiento de órdenes judiciales, el pago de deudas o impuestos, o testimonios de la comunidad que den fe de su carácter. El portavoz del USCIS, Matthew J. Tragesser, afirmó que la intención es fomentar la responsabilidad: “La ciudadanía estadounidense es el estándar de oro de la ciudadanía, y solo debe ofrecerse a los mejores del mundo”.
Cambios al sistema de migración
La revisión más estricta del buen carácter moral es solo la última de una serie de medidas de la Administración Trump para reformar el sistema migratorio estadounidense. Aunque gran parte de la atención pública se ha centrado en las medidas dirigidas a los inmigrantes indocumentados —incluidos los despliegues fronterizos, las deportaciones aceleradas y la ampliación de las redadas de inmigración—, el Gobierno también ha tomado medidas para restringir la inmigración legal. Las políticas han incluido la limitación de la admisión de refugiados, el aumento de las tasas de visado, la suspensión de programas de asilo anteriores y la aplicación de procedimientos de investigación más estrictos, incluida la revisión de la presencia en línea de los solicitantes.
La Administración presenta estas medidas como esfuerzos para “restaurar la integridad” del sistema de inmigración. Sin embargo, los críticos replican que estas políticas erosionan los principios tradicionales de equidad y transparencia en el proceso de inmigración, y que los solicitantes de la naturalización se enfrentan ahora a un criterio impredecible y potencialmente politizado. Doug Rand, exfuncionario del USCIS, describió a la cadena CBSla medida como un esfuerzo por destruir “la definición de buen carácter moral para abarcar comportamientos extremadamente inofensivos”, y señaló la posible denegación de la ciudadanía por infracciones de tráfico u otros asuntos menores.
Aproximadamente 25 millones de ciudadanos naturalizados viven en Estados Unidos, lo que representa más de la mitad de la población nacida en el extranjero. Con cientos de miles de inmigrantes que solicitan la ciudadanía cada año, la nueva directiva del USCIS puede cambiar el camino hacia la naturalización en los próximos años.