Un jurado del sur de Arizona reanudó el viernes su deliberación en el juicio contra un ranchero acusado de matar a tiros a un migrante desarmado en su propiedad, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México.
El jurado recibió el caso el jueves en la tarde después de casi un mes de juicio, en un año de elección presidencial en que la seguridad fronteriza ha adquirido un interés generalizado. George Alan Kelly, de 75 años, está acusado de homicidio no premeditado tras disparar contra Gabriel Cuen Buitimea el 30 de enero de 2023.
Cuen Buitimea, de 48 años, vivía justo al sur de la frontera, en Nogales, México. Según registros de la corte, había entrado anteriormente sin autorización a Estados Unidos varias veces y había sido deportado, más recientemente en 2016.
Algunos partidarios de la derecha política han apoyado al ranchero, en un momento en que la retórica antiinmigrante y la campaña presidencial se intensifican.
El fiscal Mike Jette dijo que Kelly disparó imprudentemente nueve tiros con un fusil AK-47 contra un grupo de nueve hombres, entre los que estaba Cuen Buitimea, a unos 90 metros (100 yardas) de distancia dentro de su propiedad.
Kelly dijo que había realizado disparos al aire como advertencia, pero que no disparó directamente a nadie.
Jette dijo que Cuen Buitimea sufrió la fractura de tres costillas y una ruptura de la aorta. Su cadáver desarmado fue encontrado a 105 metros (115 yardas) de distancia de la casa del rancho de Kelly.
Aunque los investigadores encontraron nueve cartuchos percutidos del AK-47 de Kelly en el patio de la casa, la bala que mató a Cuen Buitimea nunca fue recuperada.
Jette pidió a los miembros del jurado declarar a Kelly culpable de homicidio simple imprudencial u homicidio negligente si no pueden declararlo culpable del cargo de asesinato. Una condena por homicidio no premeditado conlleva una sentencia mínima de 10 años de prisión.
Jette, un fiscal asistente del condado Santa Cruz, señaló varias contradicciones en las primeras declaraciones de Kelly a las autoridades, pues dijo indistintamente que había visto a cinco o a 15 hombres en el rancho. Según testimonios presentados en el juicio, Kelly también dijo primero a los agentes de la Patrulla Fronteriza que los migrantes estaban demasiado lejos de él como para ver si traían armas, pero después le dijo a un detective del condado que los hombres corrían portando armas de fuego.
La abogada defensora Brenna Larkin instó a los miembros del jurado a declarar no culpable a Kelly, diciendo en su argumento final que Kelly “estaba en una situación de vida o muerte”.
“Confrontó una amenaza justo fuera de su casa”, dijo Larkin. “Habría estado absolutamente justificado si hubiera usado fuerza letal, pero no lo hizo”.
Ninguna otra persona del grupo resultó herida, y todas ellas lograron volver a México.
Wanda, la esposa de Kelly, testificó que el día del tiroteo ella había visto a dos hombres con fusiles y mochilas frente a la casa del rancho. Pero su esposo aseguró haber escuchado un disparo, mientras que ella no lo hizo.
También testificó Daniel Ramírez, un hondureño que vive México que dijo haber ido ese día con Cuen Buitimea a Estados Unidos a buscar trabajo y que estaba con él cuando recibió los disparos. Ramírez dijo que Cuen Buitimea se llevó las manos al pecho y cayó hacia delante.
En el juicio, que comenzó el 22 de marzo, participan jurados que visitaron el rancho ganadero de Kelly, de cerca de 69 hectáreas (170 acres), en las afueras de Nogales.
Kelly también fue acusado de ataque con agravantes. Anteriormente rechazó un acuerdo que habría reducido la acusación a homicidio por negligencia si se declaraba culpable.