El ajuste en los polígonos de protección a la vaquita marina es para reducir las restricciones innecesarias en áreas donde no exista su presencia.
Ernesto Méndez
Expertos del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) avalaron en términos generales cambios en los polígonos de protección de la vaquita marina para permitir la pesca con redes de enmalle o agalleras en una “zona de exclusión”, con base en recientes registros de avistamientos y detecciones acústicas de ejemplares en el Alto Golfo de California.
En su 12ª reunión celebrada de manera virtual los días 3, 4 y 12 de junio, los integrantes del CIRVA consideraron viable hacer ajustes a las regulaciones establecidas en 2020, que prohíben la pesca con artes de pesca tradicionales en la región, incluidas costas de Sonora, Baja California, y toda la Zona de Refugio de la Vaquita Marina, conformada por mil 841 kilómetros cuadrados, más grande que la Ciudad de México (mil 485 kilómetros cuadrados).
De esta forma, el CIRVA regresa a la primera línea de defensa de la vaquita marina, al recobrar su papel como asesor del gobierno mexicano, luego de un sexenio difícil, donde fueron ignoradas las recomendaciones de los científicos con más conocimiento y experiencia en la conservación del mamífero marino en mayor peligro del mundo.
Según la propuesta del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, la zona de exclusión abarcaría cuatro mil 883.87 kilómetros cuadrados, hacia el noroeste y sur del Alto Golfo de California, lejos de las áreas con registros históricos y actuales de vaquita marina.
La idea de este cambio en los polígonos de protección es reducir restricciones innecesarias en áreas donde no existe presencia de esta especie en peligro de extinción y permitir las actividades de pesca reguladas con redes tradicionales.
La regulación vigente, publicada el 24 de septiembre de 2020, en el Diario Oficial de la Federación (DOF), establece que las redes de enmalle no deberían siquiera fabricarse o transportarse en la región, mucho menos utilizarse en las pesquerías tradicionales de camarón, sierra o chano, y por ningún motivo, usarse para la captura ilegal de pez Totoaba, cuya vejiga natatoria o “buche”, alcanza precios millonarios en el mercado negro de China.
La iniciativa avalada por el CIRVA, incluye además el reconocimiento oficial de los puntos de embarque y desembarque utilizados con frecuencia por los pescadores (por ejemplo, la rampa del malecón en San Felipe), “para reflejar las realidades sobre el terreno y mejorar la logística de vigilancia”
Además busca excluir la pesquería de curvina golfina, de cualquier restricción “dada la ausencia de capturas incidentales”, con las redes utilizadas para su captura.
El CIRVA justifica la zona de exclusión y los cambios en las regulaciones, siempre y cuando exista cooperación de las comunidades pesqueras de Baja California y Sonora para reducir las actividades ilegales, ya sea por el uso de redes de enmalle en áreas prohibidas o por las especies capturadas principalmente la Totoaba, en veda desde 1975.
Destacó que también debe haber una aplicación efectiva y transparente de las medidas de control, vigilancia e inspección por parte de las autoridades, revisión periódica de los reglamentos y mejorar la cooperación y el fomento de la confianza entre las autoridades locales y nacionales, comunidades pesqueras y científicos, en su lucha común por eliminar las redes de enmalle en el hábitat crítico de la vaquita marina
Cualquier solución a largo plazo para las comunidades pesqueras requiere el desarrollo de redes alternativas, sustentables y eficientes que protejan a la vaquita marina”, estableció el CIRVA.
Estudios científicos avalados por pares y publicados en revistas internacionales señalan a las redes de enmalle y “totoaberas”, como las principales causas de muerte de la vaquita marina, que pierde la vida ahogada al quedar atrapada sin poder salir a la superficie a respirar, lo que tiene a su población en un número de entre seis y ocho ejemplares, nada más.