Si entiendo bien a Jorge Zepeda Patterson (MILENIO, 24/7/25), lo que le sugiere al actual gobierno es que haga unas podas limpiadoras de alto nivel.
Si quiere cumplir su tarea histórica, este gobierno debe cortar algunas excrecencias heredadas, dice Zepeda.
En primerísimo lugar, debe podar al líder de Senado, Adán Augusto López, y al líder de los diputados, Ricardo Monreal, quienes “poseen porciones importantes del poder conquistado”.
¿Se irán o no se irán Adán y Monreal? Es algo que podría decidir la Presidenta porque los tiene en la orilla. Al parecer, con un empujón bastaría.
Siguen en la lista los “ex gobernadores de triste legado, recompensados con embajada”. En efecto, un oso. Nada habría tan sencillo y tan expresivo como correrlos.
Siguiente poda sugerida: Octavio Romero, ex director de Pemex: “No hay razón alguna”, escribe Zepeda, “para que al titular que dejó a Pemex en un profundo hoyo económico le sea entregado el Infonavit y sus cuantiosos recursos”. Más que de acuerdo.
Siguiente poda: el hijo del ex presidente López Obrador, Andrés Manuel López Beltrán. Escribe Zepeda: “Tampoco hay un motivo para convertir en líder del partido a su hijo, con la difícil encomienda de ser heredero”.
Discrepo en esto: hay motivo, pero es un mal motivo y por eso concuerdo: no lo debería avalar la Presidenta.
Siguiente poda necesaria: “el empoderamiento de los militares y sus extraordinarias atribuciones”. En particular, Zepeda menciona a los militares aviadores: “No hay justificación alguna para que los militares improvisen como empresarios de Mexicana de Aviación”. Coincido: nos irá mejor si se quedan en tierra.
Estoy de acuerdo con Jorge en las podas que debe hacer este gobierno. Agregaría otras, pero las mencionadas son suficientes. Empecemos por eso. ¿Se puede?
Mi impresión es que la Presidenta no tiene poder para hacer estas podas, en parte porque está de acuerdo con lo que sucede, y en parte porque no puede tocar una pieza del entramado que heredó sin poner en riesgo toda la telaraña, como ha escrito Jorge G. Castañeda en Nexos.
Castañeda señala además un rasgo en el que no hemos reparado mucho: la Presidenta, a fuerza de disciplinarse bajo AMLO, no construyó un equipo propio para gobernar. No tiene los sustitutos necesarios a la mano.