Dossier Politico
El pasado 4 y 5 de julio, Hermosillo se estremeció ante uno de los crímenes más atroces registrados en Sonora en los últimos años.
El hallazgo de una madre de 28 años y sus tres hijas asesinadas por arma de fuego, ha sacudido a las familias y a todo un Estado y a una nación herida por la violencia feminicida.
Las niñas fueron encontradas abrazadas bajo un mezquite en la carretera 36 Norte como si, en su último aliento, intentaran protegerse unas a otras, un gesto humano desgarrador que desnuda la crueldad del crimen.
La Fiscalía ya vinculó a proceso al presunto responsable, la pareja sentimental de la víctima y confirmó su relación con un grupo criminal.
Sin embargo, las palabras de condena oficial, tarde y con tintes anecdóticos, no apaciguan el grito de justicia que resuena con fuerza en Hermosillo.
En este contexto de conmoción emerge la respuesta ciudadana organizada.
Varios grupos sociales y de activismo feminista alistan una marcha para el próximo domingo 13 de julio en Hermosillo por la justicia y la dignidad de las víctimas de la violencia en Sonora.
La marcha será en memoria de las niñas Meredith, Medelin y Karla.
Y claro, por Margarita.
Iniciará a las 5:30 de la tarde en las escalinatas del Museo de la Universidad de Sonora hasta los palacios de Gobierno y Municipal.
La convocatoria es abierta al público en general, a la sociedad en su conjunto, a quienes tengan hambre y sed de justicia.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y más de 30 colectivas han elevado su voz con un manifiesto rotundo:
“¡Basta de impunidad! Exigimos justicia…”, denuncian la omisión y la simulación de autoridades estatales y municipales.
Y exigen lo inevitable:
Rendición de cuentas, justicia pronta y mecanismos reales para que no se repita este horror.
Las cifras hablan por sí mismas.
Entre enero y mayo de 2025, Sonora registró 40 asesinatos de mujeres; sólo cuatro han sido tipificados como feminicidio, mientras 36 permanecen en la nebulosa de homicidios dolosos.
Esta distinción no es semántica, implica el reconocimiento de la violencia de género, la obligación de investigar con perspectiva y la aplicación de protocolos que prioricen a las víctimas.
Su ausencia traduce un mensaje aterrador, la muerte violenta de mujeres e infantes en Sonora es tratada como un problema común, no como una emergencia de derechos humanos.
A más de cuatro años del lanzamiento de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en Hermosillo, no hay dictámenes públicos sobre su implementación, ni fortalecimiento real de líneas de protección .
Y la comparecencia mexicana ante la CEDAW no rindió claridad sobre cómo se protegerán niñas y mujeres de forma efectiva.
Desde el corazón de esta tragedia surge una voz colectiva que clama:
“Las tres pequeñas lo merecen. Su madre lo merece. Las mujeres embarazadas asesinadas recientemente lo merecen. Lo merecemos todas”, así concluye el manifiesto, cimentando el dolor en demanda de justicia indetenible.
Esta opinión no busca retratar un nuevo dato trágico o una nota fría de prensa, aspira a encender un compromiso social e institucional.
Porque mientras estas pequeñas sigan siendo estadísticas, Hermosillo seguirá manchado de impunidad.
Y si el Estado no garantiza la no repetición, no habrá pañuelo, ni marcha, ni rueda de prensa que valga.
Gobernador Durazo y alcalde Astiazarán:
Esta no es una denuncia más, son niñas, es una madre, es el futuro arrebatado de la niñez en Sonora.
No cabe más demora para actuar.
Se requieren medidas claras, aplicaciones con perspectiva, investigaciones exhaustivas y sobre todo, la convicción de que en Sonora no se normalizará el horror.
Al tiempo.
El autor con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación, es periodista en Derechos Humanos, Migración y Medioambiente.
Además es defensor de Derechos Humanos en Sonora.