
La invasión de Urbi Villas del Real de Cajeme, ha metido demasiado ruido porque se han cometido varios errores que no permiten avanzar; el asunto, se complica porque las autoridades municipales no quieren perder el control de las invasiones, mientras el gobierno del estado busca una ruta, y los acaparadores también juegan su papel; las verdaderas víctimas están en espera de una salida, pero si bien su papel ha sido cauteloso, no quiere decir que no sean protagonistas de esta historia; veamos:
El punto de arranque; liderazgos y la presencia institucional.
La idea de no tratar con líderes en los movimientos sociales ha metido en una serie de conflictos a los gobiernos de Morena que no han sabido cómo llevar la relaciones con los movimientos sociales que se niegan a perder su autonomía y que a pesar de toda interpretación y posturas siguen manteniéndose activos.
Si se parte de la idea de que deben “usar” a los líderes y excluirlos de los procesos, de entrada, se encuentran con ese sutil tejido social que por naturaleza se da, por lo cual es extremadamente difícil separarlos de cualquier arreglo serio.
Desde un punto de visto pragmático, el estado puede seguir con su política de no tratar con líderes hasta donde pueda, porque además es una posición que ellos consideran correcta y a la que no van a renunciar y que además no deberían de renunciar a ese criterio porque es parte de una posición sobre los movimientos sociales y como expresión, algunos grupos lo aceptamos, aunque no la compartimos.
Sin embargo, independientemente de interpretaciones, el estado y el movimiento social pueden coexistir y llegar acuerdos que le permitan avanzar en rutas y soluciones prácticas sin temer a sus propias posturas.
En el caso de Sonora (porque no ha sido en todas las entidades ni a nivel federal) se ha visto las limitaciones de esta política hacia las organizaciones sociales; por ejemplo, la presidenta Claudia Sheinbaum, ha reconocido la necesidad de reunirse con la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) a pesar de ser una organización social, en pocos casos ha sido lo mismo en Sonora, pero como el movimiento de la vivienda es muy amplio ahí sí se ha complicado la relación política que implica tejer la voluntad de resolver conflictos sociales.
Si se parte de la idea que simples datos estadísticos y la fuerza del estado, son garantía para resolver conflictos sociales están muy equivocados; las relaciones sociales no son tan frías, como se ha demostrado en los sectores donde han intervenido y que ha sido un verdadero fracaso para decirlo con franqueza.
Si la voluntad del gobernador Alfonso Durazo de dar certeza jurídica o administrar la vivienda en el estado se debe aprovechar en plenitud, pero también, reconocer que hay otros actores que deben tomarse en cuenta, con la brillantez del juego de la hegemonía, sin necesidad de renunciar a ningún principio programático.
En el caso concreto de Urbi Villa del Real es muy importante la relación de las instituciones con los líderes naturales de ese sector que representan a los legítimos invasores precarios, y digo legítimos porque sin duda hay acaparadores que se han dedicado a acumular inmuebles para en un futuro comercializarlos.
Invasores precarios, acaparadores e instituciones.
En un mapeo del terreno hay alrededor de 1655 casos, de estos hay que restar cerca de 800 lotificaciones.
La inmobiliaria ILT tiene 340 casas, 90 el fideicomiso F745, el ayuntamiento de Cajeme 6, Tresam capital 89 (que pertenece a ILT), Smith casas (capital1) 91, infonavit 28, que vienen dando como 640 viviendas entre otros propietarios menores.
La maravilla de las relaciones sociales es lo que te permite conocer esos laberintos y el tejido social puede contribuir hacer efectiva una ruta; daré un ejemplo, en Urbi cuando hay desalojos se junta siempre, para resistir, el 20% de los afectados, pero no son grupos hegemónicos, tienen sus matices, de tal suerte que el porcentaje del invasor precario es una parte minoritaria de la ocupación irregular.
El estado sabe del riesgo que implica dar concesiones a una situación irregular y con ausencia moral para identificarla como lucha social, según lo señalado, porque abriría la puerta para que detone un acaparamiento.
De hecho, es un tema complicado porque lo que se resuelva en Urbi tendría repercusiones en todo en estado, y el gobierno del Doctor Alfonso Durazo y ningún gobierno de cualquier entidad está en condiciones de crear semejante expectativa.
El truco de la verdad puede inhibir supuestos reclamos justos y dar certeza y verdad al reclamo genuino.
Todas las partes están obligadas a entregar verdad; los empresarios voraces deben aceptar; ni siquiera tener conciencia, porque no es su fuerte; que no siempre pueden ganar el 500% de su inversión, aunque causen una alteración social.
De las 640 viviendas que adquirió la Inmobiliaria ILT que tuvieron un costo de alrededor de 25 millones, ya tuvieron un ingreso de cerca de 90 millones de pesos, lo que les daría una ganancia hasta hoy de 65 millones y les restarían alrededor de 90 millones para completar 155 millones de ganancia neto.
El delicado trato con ese tejido social, implica algo más de un censo que fracasó desde un inicio, y de los que dieron “información”, muchos la dieron falsa, y pretender presumir de exitoso dicho censo, es jugar una ilusión que podría tener consecuencias muy graves en la entidad y lesionar a un gobierno, cuya preocupación por la situación de la vivienda es innegable.
Pero no todo está perdido, hay opciones, solo hay que operar política y socialmente y conocer el verdadero núcleo que debe ser benefactor y no cometer una imprudencia, aunque haya reclamos que “asemeje” a una causa social; un solo paso en falso, podría empoderar la simulación y seguramente le “tomaría el pulso al enfermito”; esto implica, sin lugar a dudas a consolidar esta opción y profundizar la rapiña que como reguero de pólvora se extendería por todo el estado.
Los funcionarios no pueden seguir jugando al objetivo de parecer funcionales, debe buscar los actores, los enlaces epistemológicos que nos ayuden tejer una salida social, real, decorosa, que incluso deje contentos a los que hacen sus riquezas con la necesidad de los muchos. Es posible, inclusive en este escenario, pero hay que tener voluntad, conocimiento y seriedad.
Lo cierto que en Urbi Villa de Real, en Cajeme el gobierno del estado está atrapado con salida; solo es cuestión.