El Estado frena los fondos para el proyecto estrella del gobernador Abbott cuatro años después, con solo un 8% construido
Jesús Jank
Hace cuatro años, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció su intención de levantar un muro en la frontera con México para frenar el cruce de migrantes hacia Estados Unidos. Sería una construcción de unos 1.300 kilómetros de largo, que costaría miles de millones de dólares y daría a los texanos “el apoyo que necesitan y merecen”, según sus palabras. Abbott incluyó la idea dentro del “plan fronterizo más sólido e integral que el país había visto jamás”. Sin embargo, en las últimas semanas, los legisladores han dejado de financiar el proyecto, que en todo este tiempo apenas llevaba un 8% construido.
A principios de este mes fue aprobado el presupuesto del Estado, que incluye 3.400 millones de dólares para asuntos de seguridad fronteriza. Ni una mínima parte de ese dinero será utilizado en el muro, del que quedarán poco más de cien kilómetros dispersos de estructura acabada, con sus nueve metros de alto y sus tres metros de base subterránea. La noticia fue confirmada a The Texas Tribune por la senadora Joan Huffman, redactora principal del presupuesto estatal. Huffman aseguró que los fondos en cuestión serán destinados fundamentalmente al Departamento de Seguridad Pública y a la Guardia Nacional de Texas, encargadas de arrestar a los migrantes como parte de la Operación Estrella Solitaria, que impulsa Abbott.
“No es que no creamos que sea una necesidad constante asegurar la frontera. En mi opinión, siempre debió haber sido una función del Gobierno federal, y en realidad no se estaba haciendo”, señaló la senadora.
Un portavoz del gobernador, Andrew Mahaleris, aseguró que Texas había podido ajustar sus propias medidas gracias al trabajo que lleva a cabo la Administración Trump en la frontera sur del país. “Texas continuará manteniendo una sólida presencia con nuestros socios federales para arrestar, encarcelar y deportar a inmigrantes ilegales”, explicó el portavoz. Añadió que los departamentos militares y de seguridad pública continuarán con sus misiones fronterizas, pero no hizo referencia al muro.
Un proyecto tan caro como polémico
La construcción del muro comenzó en diciembre de 2021, con mano de obra y materiales locales. Se debía extender tanto por terrenos del Estado como por tierras privadas cuyos dueños habían dado autorización. Para finalizarla, se necesitaban más de 20.000 millones de dólares y 30 años de trabajo. Desde el principio el tema generó críticas, sobre todo por parte de grupos ambientalistas y defensores de los derechos humanos, que lo calificaron de innecesario e ineficaz.
No obstante, el programa siempre contó con la aprobación del presidente Donald Trump. En enero pasado, poco después de asumir su segundo mandato, el magnate elogió a Greg Abbott, a quien llamó un “gobernador imbatible”. También prometió que, con él a la cabeza de la nación, la construcción del muro finalizaría “muy rápido”. “Quería que alcanzara los 15 o 18 metros de altura”, dijo al respecto, “me encanta la construcción”. Además, hizo referencia al diseño final aprobado, que combina acero endurecido y concreto reforzado. Según él, este diseño era capaz de detener hasta a los escaladores más expertos. “A veces se sacrifica la belleza por la eficiencia”, agregó.
Ese mismo mes, la Comisión de Instalaciones de Texas, a cargo de la construcción, reveló que tenía el objetivo de terminar 160 kilómetros para 2026, aunque en abril el gerente del proyecto informó que de apenas tenían dinero suficiente para finalizar 133 kilómetros.
Mientras tanto, en enero, Abbott aseguró que la construcción continuaba avanzando en el condado de Maverick, ubicado al sur del Estado, muy cerca del Río Grande. “La Operación Estrella Solitaria brinda la protección que los texanos necesitan y merecen debido a la crisis fronteriza del presidente Biden”, ratificó en su cuenta de X, junto a un video que mostraba una grúa y varios obreros fabricando la estructura.
Días más tarde, el gobernador compartió imágenes de un tramo terminado del muro, y anunció que “un futuro más brillante y seguro” estaba “a la vuelta de la esquina”. Después de eso no volvió a referirse públicamente al tema. Hasta ahora, tampoco se ha pronunciado personalmente sobre el frenazo repentino del proyecto.
Pese a su silencio, se han escuchado las críticas. El senador demócrata texano Roland Gutiérrez calificó el muro de “porquería”. “Gregg Abbot desperdició 3.000 millones de dólares de nuestros impuestos en un muro de porquería para su propaganda fronteriza”, escribió Gutiérrez en X. También Joel Montford, un analista político local, dijo que este era un programa “inútil” y “completamente fraudulento, que ha fracasado estrepitosamente en su objetivo y ha costado miles de millones a los contribuyentes”.