Zacatecas, Zac. La viabilidad económica del sector ganadero se encuentra en riesgo y al borde de la quiebra, entre otras causas, por la falta de un “blindaje”, obligado en este momento, de la frontera sur del país con Centroamérica -desde donde ha llegado la plaga del gusano barrenador del ganado-, lo que ha roto la confianza del mercado estadounidense, y el cierre de la frontera norte a las exportaciones de los productores mexicanos.
Aunado al problema del parásito que afecta a los hatos de ganaderos ubicados en estados del sur de México, se han disparado otros problemas como la falta de agua y pasto, provocando que los animales pierden peso y valor comercial, lo que tiene a los productores “al borde de la quiebra”.
Aseguró lo anterior César Rafael Ocaña Romo director de la empresa Consultora Nexus Agronegocios, quien urgió a las autoridades federales a incrementar los recursos para los programas de atención a esta problemática, que encierra una paradoja: a pesar de que el costo de la carne al consumidor se mantiene elevado, los precios del ganado están deprimidos”.
El esfuerzo para sacar al sector ganadero nacional de esta crisis, debe hacerse y será redituable –expuso en un comunicado dominical el Ocaña Romo-, tomando en cuenta que “los mercados internacionales registran valores históricos para el becerro mexicano de alta genética”.
Asimismo, existe un severo problema con la sequía en muchos estados ganaderos del norte del país, lo que aunado al “cierre persistente de la frontera con Estados Unidos para la exportación de ganado vacuno”, es un problema agudo para el sector, “a lo que se le suma la falta de apoyos gubernamentales, todo ello representa un coctel letal que amenaza a la ganadería nacional”.
“Desde finales de 2024, la detección del gusano barrenador en la frontera sur provocó el cierre técnico de la exportación a Estados Unidos, por la pérdida de confianza sanitaria. Pero el gobierno federal ha decidido no cerrar la frontera sur con el argumento de evitar que suba el precio de la carne para los consumidores. Sin embargo, esta decisión compromete el estatus zoosanitario nacional y expone al hato ganadero al avance de la plaga”.
Dicho escenario, plantea Ocaña Romo, mantiene en México “la paradoja de carne cara frente a precios del ganado bajos. Esto se agudiza cuando los precios de los granos básicos como maíz, trigo y sorgo, insumos clave para la engorda, están más de 50 por ciento por debajo de sus niveles máximos de años previos”.
Ante este escenario, los productores de granos también carecen de apoyos significativos, ya que los programas gubernamentales están diseñados para productores de menos de 5 o 10 hectáreas y con techos de volumen reducidos.
Y en contraparte, “La producción a gran escala no recibe incentivos que mejoren su competitividad y enfrenta problemas de rentabilidad, agravados por restricciones hídricas, además de que las importaciones de granos crecen año con año”.
“Los costos de mantener el hato ganadero se han disparado por la falta de agua y pasto. Muchos animales pierden peso y valor comercial y quien crea que esta situación no afectará el mercado, no está viendo a largo plazo. La industria engordadora no puede absorber ni pagar el valor real de los animales criados en el norte con la alta genética que demanda Estados Unidos, esta desconexión entre oferta y demanda. profundiza la caída de precios”, sostiene Ocaña Romo.
Mientras tanto, sostiene el especialista, “la política de importación de ganado centroamericano a menor precio –pero con altos riesgos de portar enfermedades y parásitos zoonóticos-, desincentiva la producción ganadera nacional y crea cuellos de botella en la comercialización”.
“Con la frontera norte cerrada, los ganaderos del norte pierden competitividad y enfrentan una tormenta perfecta: bajos precios, presión sanitaria, sequía prolongada y falta de apoyo institucional. La ganadería de cría es una actividad económica muy social y territorial, practicada por miles de productores en todo el país en tierras marginales y traspatios”.
“Aunque los estados del norte cumplen protocolos sanitarios estrictos, la falta de blindaje en el sur ha roto la confianza del mercado estadounidense. La carne no se abarata permitiendo ganado de riesgo, los ganaderos mexicanos suplen a la industria engordadora; la carne se encarecerá más, si la plaga se disemina”.
Peor aún, “cuando los casos reportados de gusano barrenador, parezcan a la baja, el inicio de la temporada de lluvias crea condiciones favorables para su proliferación y la necesidad de reforzar las medidas de control, lo que será cada vez más costoso y limitado en su alcance”.
En el comunicado de la Consultora Nexus Agronegocios, se recuerda que, según el informe “Análisis del Impacto Potencial del Gusano Barrenador en México” (SENASICA, 2021), entre los años 2000 y 2019 la diferencia de utilidad acumulada, entre un escenario con y sin plaga fue de 358 millones de pesos. “Esta cifra representa 4.8 veces el presupuesto anual de la SADER para el 2025”, y si no se controla, podría impactar negativamente al sector ganadero, con una reducción de hasta el 23 por ciento de su rentabilidad.