La acción cultural gubernamental exige nuevas estrategias, funcionarios con imaginación y en los ayuntamientos una reingeniería administrativa para que existe mayor eficiencia en los procesos. Desde los municipios en algunos estados, no existen programas establecidos para promover y difundir la cultura en sus rasgos de identidad, atención a la diversidad y el pluralismo cultural.
Se ha carecido de políticas culturales en los municipios y ello es esencial para la creación de elementos que promuevan la integración de la sociedad en torno a los conceptos de equidad y democracia dado que la mismas tienen impacto directo en el sistema de valores, las tradiciones y creencias de la sociedad, así como también sobre los espacios de expresión y el patrimonio de la comunidad.
Sin embargo, la visión del desarrollo en los gobiernos municipales tiende a limitarse, los alcances planteados en cultura son abruptos, se limitan a eventitis, festivalitis, y acciones sin contenido.
En términos de institucionalidad, la política cultural no cuenta con el mismo grado de consolidación institucional alcanzado por ejemplo por las áreas gubernamentales de educación, salud o en menor medida desarrollo social.
Desafortunadamente en los diseños de los planes de desarrollo municipal poco se integra a la cultura, se carece de conciencia critica en los funcionarios que participan, y lo peor creen saberlo todo, en la inercia local creen que, por organizar y programar un evento, ya se la saben de todas-todas, cuando la gestión cultural requiere de procesos, diálogos, estudios culturales, entre otros análisis.
El problema que vivimos en los municipios, es similar a la receta de la limonada, todo mundo cree saber hacer el agua fresca y cuando la preparan lo hacen exprimiendo el jugo de limones en un vaso con agua y luego le echan azúcar, ello es incorrecto. Primero en el vaso con agua se echa el azúcar, se revuelve y luego el jugo de los limones para revolver de nuevo el contenido, lo mismo es en el proceso de la cultura, se cree que es muy simple, todo lo hacen a modo, sin método, con sus propias creencias y carentes experiencias, los gobiernos locales promueven la cultura del embace, pero sin contenido, sin forma y fondo, es meramente circo, todo se diluye.
Podemos afirmar que las realidades en la acción cultural de los gobiernos locales presentan una oportunidad para la generación de políticas de desarrollo, inclusión y el de lazos rediseño de estrategias que impacten en los territorios comunitarios, es fundamental romper el paradigma de la apatía.
En este entramado ¿qué lugar le queda a las políticas culturales?, ¿Reproducir lo dado, estimular el dominio del gusto, moldear un estilo hegemónico, o construir también senderos culturales comunitarios donde la voluntad, genere soluciones comunes?
Es necesario se comprenda que en las áreas de cultura tienen que proponerse perfiles con formación en gestión cultural, estudios culturales y con experiencia en el diseño de proyectos, metas e indicadores culturales, ello para generar herramientas de gestión que permitan sistematizar, planificar, implementar y evaluar el impacto de las acciones de las políticas culturales, en síntesis, la profesionalización del área y de su capital humano.