Durante más de 30 años, México y EU trabajaron de la mano para erradicar al gusano barrenador, invirtiendo sumas millonarias; sin embargo, a pesar de ese logro histórico, la plaga ha regresado sigilosamente por nuestra frontera sur.
Jeremy Radachowsky*
Una plaga resurge en la frontera sur…
México acaba de confirmar algo que no sucedía en décadas: un caso humano de infestación por gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) en su territorio. La víctima, una mujer de 77 años de Chiapas, contrajo esta temible larva que devora carne viva, una parasitosis (miasis) que creíamos desterrada del país. Este hallazgo debería encender todas las alarmas.
Durante más de 30 años, México y Estados Unidos trabajaron de la mano para erradicar al gusano barrenador, invirtiendo sumas millonarias; tan solo la campaña de eliminación concluida en 1991 costó el equivalente a más de 955 millones de dólares. Sin embargo, a pesar de ese logro histórico, la plaga ha regresado sigilosamente por nuestra frontera sur, poniendo en jaque décadas de cooperación binacional en sanidad animal.
Un enemigo silencioso: del ganado al ser humano
La larva del gusano barrenador puede invadir a cualquier mamífero, desde reses a fauna silvestre e incluso seres humanos. A diferencia de otras larvas, estas no se alimentan de tejido muerto sino de carne viva, profundizando en las heridas abiertas de sus hospedadores. El resultado es devastador: infecciones severas, mutilaciones e incluso la muerte del animal o humano afectado.

México estuvo libre de esta plaga por décadas gracias a programas pioneros como la liberación de moscas estériles, que impidieron su reproducción. Pero el reciente regreso al país sugiere que el gusano ha encontrado una vía de regreso, y no llegó solo ni por casualidad. Detrás de este rebrote hay un factor humano ineludible: el contrabando de ganado a través de una frontera porosa.
Contrabando ganadero: el talón de Aquiles sanitario
Todo apunta a que las rutas de ganado ilegal desde Centroamérica son las arterias por las que circula nuevamente el gusano barrenador hacia México. Un estudio de la UNAM y WCS advierte que la propagación del parásito en la región se aceleró recientemente por desplazamientos a larga distancia difíciles de explicar de forma natural, pero coherentes con el movimiento clandestino de reses. Informes oficiales en Honduras y Nicaragua corroboran que brotes de gusano barrenador ingresaron a esos países mediante ganado de contrabando. Es decir, vacas y toros movidos ilícitamente, sin control sanitario, están transportando larvas a lo largo de corredores transfronterizos.
Estas rutas ilícitas –mapeadas incluso por organismos de seguridad regional– atraviesan selvas y áreas remotas, esquivando los puestos oficiales. Un claro ejemplo es la Reserva de la Biosfera Maya, en Guatemala, zona protegida que el contrabando cruza impunemente camino a Chiapas. Cada animal infectado que evade la inspección es un caballo de Troya biológico que socava las defensas que tanto costó construir.

Medidas actuales: moscas estériles contra una frontera abierta
La estrategia histórica contra el gusano barrenador ha sido la liberación masiva de moscas estériles, técnica que fue clave en su erradicación de Norte y Centroamérica. Ante el rebrote actual, México y EE. UU. reactivaron el método: el propio USDA anunció el traslado de sus centros de dispersión de moscas estériles hasta territorio mexicano, nuevo frente de batalla contra el brote. Pero, por eficaz que sea, la técnica no bastará por sí sola.
Las moscas estériles pueden contener focos puntuales, pero no detienen a un camión cargado de ganado infectado cruzando clandestinamente cada noche. Autoridades y expertos coinciden en que hay que atacar la raíz.
La Wildlife Conservation Society ha advertido que la estrategia de contención actual “no será suficiente si no se aborda la raíz del problema: el tráfico transfronterizo de ganado”. En resumen, de poco sirve combatir al insecto si no frenamos al contrabandista. La frontera sur sigue siendo un colador sanitario: por cada esfuerzo de erradicación, la entrada constante de animales infectados amenaza con reiniciar el ciclo de infestación.
Una amenaza a la seguridad nacional y ambiental
El gusano barrenador no es sólo un problema veterinario o agrícola. Es un asunto de seguridad nacional. Si esta plaga se asienta de nuevo, las implicaciones serían catastróficas: la salud pública está en juego; la economía rural se vería golpeada por la pérdida masiva de ganado y las restricciones comerciales (EE. UU. ya suspendió temporalmente las importaciones de ganado mexicano en 2024 tras detectarse un caso en la frontera); y nuestros ecosistemas sufrirían estragos.
Además, el contrabando de ganado y la ganadería ilegal van de la mano con la deforestación y la criminalidad: esta actividad arrasa selvas, invade tierras de comunidades indígenas y facilita el lavado de dinero.

Hacia una respuesta integral y coordinada
Ante la emergencia, necesitamos algo más que soltar moscas estériles. Se requiere una respuesta integral, resumida en tres pasos concretos:
(1) Consolidar la cooperación entre México, Centroamérica y Estados Unidos, elevando el gusano barrenador a tema de seguridad nacional y regional que involucre fuerzas de seguridad, aduanas, y las agencias sanitarias de México (SENASICA), Guatemala (MAGA) y Estados Unidos (USDA-APHIS).
(2) Cerrar el paso al ganado ilegal con operativos conjuntos en la frontera sur, en coordinación estrecha con Guatemala y vecinos centroamericanos.
(3) Exigir a las empresas cárnicas cadenas de suministro libres de deforestación y bioseguras. Recientemente, el Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, instó a los lideres de SuKarne que diseñen e implementen “un protocolo para excluir de su proveeduría ganado proveniente de tierras deforestadas.”

Ganadería ilegal en la Reserva de la Biosfera Maya, Guatemala. Foto por WCS Mesoamérica y el Caribe.
Llamado a la acción
La presidenta Claudia Sheinbaum y su administración tienen la oportunidad histórica de liderar una coalición internacional decisiva que ataque de raíz el problema del contrabando ganadero. Sin una respuesta firme y coordinada, el gusano barrenador puede revertir décadas de avances sanitarios y poner en riesgo miles de empleos en el sector ganadero, la salud de comunidades rurales y la conservación del invaluable patrimonio natural del país.
Urge actuar de manera coordinada, firme y rápida – México, Centroamérica y Estados Unidos juntos – antes de que sea demasiado tarde. Si no sellamos la brecha hoy, mañana pagaremos el precio en carne viva.
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*Jeremy Radachowsky es Director Regional de Mesoamérica y el Caribe Occidental para Wildlife Conservation Society (WCS), con más de 20 años liderando iniciativas para combatir la ganadería ilegal, fortalecer la gobernanza ambiental y promover medios de vida sostenibles en América Latina. Es doctor en Ecología Interdisciplinaria por la Universidad de Florida.