Fernando Gutiérrez R
El absurdo no nació ayer
El absurdo no es una moda. Mucho antes de que los memes nos hicieran reír desde una pantalla, el absurdo ya era protagonista en las páginas de los libros, en los escenarios del teatro y, más tarde, en las pantallas de cine. Desde El Barón de Münchhausen hasta Top Secret, pasando por ¿Dónde está el piloto?, el cine de Jim Carrey, y ahora hasta los TikToks más virales, el absurdo ha demostrado una capacidad insólita para adaptarse, expandirse y transformarse, como un lenguaje paralelo al discurso serio que domina nuestras vidas.
El absurdo es la grieta por donde se cuela la imaginación sin permiso. Es el arte de tomarse en serio lo inverosímil. Y, paradójicamente, nos permite decir más sobre el mundo real que muchos discursos racionales.
I. Literatura: El Barón que voló montado en una bala de cañón
Todo empezó, literariamente hablando, con una carcajada. Las aventuras del Barón de Münchhausen, publicadas en 1785 por Rudolf Erich Raspe, narran las hazañas imposibles de un militar que miente con una solemnidad tan firme que termina siendo creíble. Volar montado en una bala de cañón, cazar patos con un solo disparo que rebota entre ellos, criar una mula que vive en lo alto de cuatro árboles… Las mentiras del Barón no solo eran entretenidas, eran una parodia del heroísmo, la lógica militar y el relato verídico.
Lo importante no era que fueran falsas, sino que eran contadas como si fueran verdad. Ahí radica la semilla del absurdo narrativo: el contraste entre lo imposible y lo creíble, entre el tono serio y el contenido ridículo.

II. Cine absurdo: Top Secret y el nacimiento del caos estructurado
A mediados de los 80, el cine encontró su propio Barón en forma de comedia absurda. En 1984, Top Secret marca un punto de inflexión en la narrativa fílmica. No era simplemente una película cómica: era una rebelión formal. Las escenas no tenían sentido dentro del mundo real, pero sí dentro del universo creado por la película. Lo absurdo dejó de ser un recurso ocasional —como lo era en Chaplin o Mel Brooks— para convertirse en el eje estructural de la narración cinematográfica.
De ahí en adelante, llegaron: ¿Dónde está el piloto?, Hot Shots, Scary Movie, La pistola desnuda, y más adelante, el desbordado mundo de Jim Carrey: The Mask, Ace Ventura, Liar Liar.
En todas ellas, el guion no gira en torno a la lógica narrativa tradicional, sino que la parodia, la ridiculez visual y el surrealismo de escena son protagonistas sin necesidad de parlamento. El cine se volvió más libre, más lúdico, más absurdo… y más agudo.
III. El meme como cápsula de absurdo
Con la llegada de internet, el absurdo encontró su nuevo hogar: las redes sociales. Aquí, el absurdo dejó de depender de directores o guionistas y pasó a estar en manos de los usuarios. El meme, ese artefacto visual simple y viral, se convirtió en la nueva narrativa breve del absurdo contemporáneo.
Hoy, el absurdo se expresa en: TikToks sin sentido, Threads de Twitter absurdos, Reels que mezclan lógicas dispares, y los memes que encapsulan críticas, sarcasmos y delirios digitales.
La memeocracia se ha convertido en un nuevo modelo de participación ciudadana informal, donde se ridiculiza el poder, se ironiza la política, y se vigila a líderes con el humor como lupa deformante. Un meme puede desarmar a un presidente más rápido que una rueda de prensa.

IV. El absurdo como herramienta política
¿Qué tienen en común Münchhausen, Top Secret! y los memes sobre políticos que dicen “cosas sin sentido”? Todos apelan a un mismo mecanismo: la ruptura de la lógica para iluminar una verdad oculta.
La exageración, el sinsentido y lo ridículo funcionan como espejo de un mundo que muchas veces no tiene sentido real. ¿Acaso no es absurdo que una mula crezca en un árbol? Sí.
Pero también lo es que mientras los lideres mundiales polemizan sobre computación cuántica, Mercado de la IA, semiconductors, la presidenta salga a anunciar con fanfarrias y clarines que su gobierno venderá frijol barato a los mexicanos.
En ese sentido, el absurdo se ha convertido en un género altamente político, aunque no panfletario. Desde lo digital, puede: Hacer visibles temas ignorados, Cuestionar decisiones absurdas de gobiernos, Crear comunidad en torno al humor, Desactivar narrativas hegemónicas con una imagen.

V. Herederos actuales del cine absurdo y del espíritu del Barón
La llama del absurdo sigue viva. Algunos herederos modernos del cine que explora el sinsentido:
Cine: Everything Everywhere All At Once, The Lobster, Sorry to Bother You, Swiss Army Man, Napoleon Dynamite.
Redes: cuentas como @daquan, @misterguy, MeatCanyon, Don’t Hug Me I’m Scared.
Creadores de TikTok como Khaby Lame, Brittany Broski, Chris Olsen, donde el absurdo está en el gesto, la edición o la exageración cotidiana.
La lógica de lo ilógico
En tiempos donde el exceso de información puede abrumar, el absurdo se convierte en una válvula de escape y un espejo crítico. Nos reímos no solo porque algo es gracioso, sino porque al final del día, hay cosas en la vida que solo pueden entenderse desde lo ridículo.
El Barón voló montado en una bala. Val Kilmer cantó canciones en alemán con trajes de Elvis. Y tú y yo compartimos memes para sobrevivir a las noticias del día. Eso, querido lector, no es casualidad. Es evolución cultural.