El presidente ha ido abandonando las energías verdes en favor de combustibles fósiles contaminantes
Miguel Jiménez
Donald Trump continúa su viaje al pasado. Tras imponer los aranceles más altos en más de un siglo, ahora ha decidido hacer retroceder el reloj del progreso para abandonar las energías verdes y recurrir de forma masiva al uso no solo de petróleo, sino también de carbón. El presidente de Estados Unidos firmó varios decretos en la Casa Blanca este martes en una ceremonia, rodeado de mineros, en que ha querido dar un relieve especial a su decisión. Trump se refirió una y otra vez al “bello carbón limpio”, como si con eso bastase…
para conjurar su carácter contaminante. “Este es un día muy importante porque estamos recuperando una industria que fue abandonada a pesar de que era casi la mejor, sin duda la mejor en términos de poder, poder real”, dijo.
El presidente declaró una emergencia energética nacional nada más regresar a la Casa Blanca, a pesar de que con su antecesor, Joe Biden, se batieron récords de generación de energía y Estados Unidos elevó sus exportaciones, dado el excedente que tiene. El precio de la gasolina, mientras, es uno de los más bajos de las últimas décadas en términos reales. Nada de eso le importó a Trump, que prefirió presentar la situación como un problema acuciante que él venía a resolver.
Con sus decretos sobre el carbón, Trump utiliza su autoridad de emergencia para permitir que algunas centrales eléctricas de carbón más antiguas, cuyo cierre estaba previsto por obsolescencia y por la contaminación que generan, sigan quemando carbón y produciendo electricidad. Trump también ordena a las agencias federales que identifiquen los recursos de carbón en tierras federales, eliminar las barreras a la minería del carbón y dar prioridad a los arrendamientos de tierras para extraer carbón.
Estados Unidos afronta una creciente demanda de energía eléctrica, especialmente por el auge de los centros de datos y la inteligencia artificial. Sin embargo, Trump ha decidido retirar los incentivos a las energías renovables y poner todo tipo de trabas a su desarrollo. El presidente decidió retirarse de nuevo del Acuerdo de París para limitar las emisiones y tratar de prevenir el cambio climático. Se refiere a él despectivamente como una “estafa”. Mientras, abraza con fervor los combustibles fósiles, abandona las energías verdes y apuesta por el “hermoso carbón limpio”.
Trump recurre con frecuencia a argumentos que parecen infantiles para defender el carbón como fuente de energía. Una de sus frases favoritas es decir que “si lanzas una bomba al carbón, al día siguiente el carbón sigue ahí”, como si el viento y el sol desaparecieran por lanzarles una bomba. Fue una de las frases que dijo en su intervención por videoconferencia en enero en el foro de Davos y que repitió este martes en la Casa Blanca como si estuviera haciendo una gran revelación.
“El carbón es la forma de energía más fiable, duradera, segura y potente. Es barato, increíblemente eficiente, de alta densidad y casi indestructible. Podrías lanzarle una bomba y seguiría ahí para que lo uses al día siguiente, algo que no se puede decir de ninguna otra forma de energía, prácticamente indestructible. Y lo que es más importante, tenemos más aquí en Estados Unidos que en cualquier otro lugar de la Tierra. Tenemos más carbón que cualquier otro país”, se deshizo en elogios.
El carbón llegó a proporcionar más de la mitad de la producción eléctrica de Estados Unidos, pero su cuota cayó hasta aproximadamente el 16% en 2023, desde el 45% de 2010. El gas natural proporciona alrededor del 43% de la electricidad de Estados Unidos, y el resto procede de la energía nuclear y de fuentes renovables como la eólica, la solar y la hidroeléctrica. La generación de electricidad con centrales térmicas de carbón es más cara, así que es difícil que remonte mucho pese al apoyo del presidente.
Trump presentó su nuevo decreto en una larga y pesada intervención este martes, en la que dedicó muchos minutos a ir saludando a algunos de los asistentes. “Estamos recortando regulaciones innecesarias que se dirigían al hermoso carbón limpio. Aceleraremos rápidamente los arrendamientos para la minería del carbón en tierras federales, y estos dos caballeros van a hacer un verdadero trabajo al respecto. Ya han empezado. Y agilizaremos la concesión de permisos. Pondremos fin al sesgo del gobierno contra el carbón, y vamos a desbloquear las amplias facultades de la Ley de Producción de Defensa, la ley de producción de defensa para impulsar la minería del carbón en Estados Unidos”señaló Trump.
En su intervención, también elogió sin reservas los aranceles, pese a que su imposición masiva ha puesto a Estados Unidos en riesgo de sufrir una recesión y ha provocado el hundimiento de la Bolsa. El mundo también está al borde de una crisis económica global.
El presidente reiteró su voluntad de negociar acuerdos. Habló de lograr 2.000 millones de dólares al día con los gravámenes, sin que quedase claro para cuándo quiere alcanzar ese objetivo ni cuánto se está recaudando en la actualidad. “Nos está yendo muy bien”, dijo después de que la Bolsa haya vuelto a caer con fuerza, de tal modo que ha borrado más de cinco billones de dólares de riqueza en menos de una semana.