Es reconocida como una de las actrices más icónicas que pisó el territorio mexicano y lo mejor es que resulta posible homenajearla visitando el lugar donde todo comenzó
Ana Paula Vázquez / EL HERALDO DE MEXICO
En el corazón del desierto sonorense, entre calles empedradas, fachadas coloniales y ecos de un pasado glorioso, se encuentra Álamos, un encantador Pueblo Mágico que no solo guarda la historia minera de México, sino que también vio nacer a una de las figuras más emblemáticas del cine nacional: María Félix.
Reconocida mundialmente como “La Doña“, Félix trascendió el tiempo y las fronteras con su elegancia, carácter indomable y un legado cinematográfico que permanece vivo en la memoria colectiva. Por ello, un viaje a Álamos no solo es una experiencia cultural y turística, puede resultar incluso hasta un homenaje que recuerda las raíces de una leyenda.
Álamos, Sonora, fundado en el siglo XVII tras el descubrimiento de ricos yacimientos de plata, floreció rápidamente como un importante centro económico del norte de la Nueva España. Las casas señoriales, iglesias barrocas y calles adoquinadas de este rincón sonorense dan testimonio de esa época de esplendor, por lo que en 2005 el gobierno mexicano lo reconoció como Pueblo Mágico, una distinción otorgada a comunidades que conservan su riqueza cultural, histórica y natural.
¿Dónde nació María Félix?
Pero más allá de sus tesoros arquitectónicos, Álamos es también un lugar de inspiración artística. Pintores, fotógrafos, músicos y cineastas han encontrado aquí un entorno propicio para la creación. En este contexto cultural nació, el 8 de abril de 1914, María de los Ángeles Félix Güereña, quien años más tarde sería aclamada como una de las grandes divas del Cine de Oro mexicano.
María Félix dio su primer respiro en una casona ubicada en el centro histórico de Álamos, la cual hoy se convirtió en el Hotel María Félix como una forma de rendirle homenaje a la actriz. Este sitio conserva detalles de época, así como objetos alusivos a su vida y carrera, lo que lo convierte en una parada obligatoria para las y los admiradores de la actriz.
Aunque su estancia en Álamos fue breve, pues su familia se mudó cuando ella aún era niña, el pueblo quedó indeleblemente ligado a su figura. Cada año, cientos de turistas llegan para conocer el lugar donde nació quien encarnó como ninguna otra la figura de la mujer fuerte, seductora y enigmática; incluso existe una ruta turística que permite a las y los visitantes recorrer los puntos más significativos relacionados con su vida en el pueblo.
Es así como visitar Álamos es sumergirse en una historia viva, pues la ciudad ofrece a las y los visitantes una mezcla única de naturaleza, cultura y tradición. Desde caminatas por sus callejuelas que conservan el trazo original del siglo XVII, hasta recorridos en tranvía donde se narran leyendas locales, pasando por visitas a haciendas restauradas y miradores naturales que ofrecen vistas espectaculares de la sierra sonorense.
Uno de los sitios más visitados es el Museo Costumbrista de Sonora, ubicado también en el centro del pueblo. Aunque no está exclusivamente dedicado a María Félix, este espacio incluye exposiciones sobre la vida cotidiana en la región durante el Porfiriato y el siglo XX, enmarcando el contexto en el que nació y creció la actriz.
María Félix: una mujer adelantada a su tiempo
Hablar de María Félix es hablar de una mujer que rompió moldes, pues en un tiempo en que la figura femenina en el cine mexicano era reducida a papeles de damisela en apuros o madres abnegadas, ella impuso su presencia con personajes que dominaban la pantalla y desafiaban los convencionalismos. Actuó en más de 45 películas, entre ellas “Doña Bárbara” (1943), “Enamorada” (1946), “Río Escondido” (1947) y “La Generala” (1971), dejando una huella de fuerza, orgullo y belleza.
Además de su trayectoria cinematográfica, María Félix fue ícono de la moda, musa de artistas como Diego Rivera, Jean Cocteau y Leonor Fini, y una figura que nunca temió hablar claro. Su personalidad magnética y declaraciones contundentes la convirtieron en símbolo de empoderamiento mucho antes de que se hablara del término con la frecuencia actual.
Es así como a más de dos décadas de su fallecimiento en 2002, María Félix sigue siendo un referente cultural de México. Su imagen aparece en murales, camisetas, tazas y hasta en memes, manteniéndose vigente como ícono pop. Pero más allá de las reproducciones, hay un sentido profundo de admiración hacia una mujer que se atrevió a ser diferente, a desafiar lo establecido y a vivir bajo sus propias reglas.
Álamos, con su belleza pausada y su aire de leyenda, es el lugar perfecto para recordar a María Félix no solo como estrella de cine, sino como parte del alma misma de México. En sus portales coloniales y atardeceres rojizos, parece resonar todavía la voz altiva y seductora de “La Doña“, recordándonos que la grandeza también nace en pueblos pequeños, cuando el destino y el carácter se unen en una figura irrepetible.