Un ciudadano, un voto, dice la Constitución. Es un derecho individual, fincado en el supuesto de que todos los votos cuentan igual.
También dice la Constitución que ningún partido político puede tener una sobrerrepresentación superior al 8%.
Es decir, que ningún partido puede tener más del 8% de curules en el Congreso respecto de los votos que obtuvo en las urnas.
Maniobras, omisiones y abuso de legislaciones secundarias, han borrado estas previsiones de la Constitución, para dar paso a una gigantesca deformidad legislativa, la cual le da paso, a su vez, a una sobrerrepresentación grotesca e inconstitucional en el Congreso.
La sobrerrepresentación que pretende adjudicarse el gobierno con las elecciones de junio es la mayor de todas las que hemos tenido.
Puede resumirse comparando dos cifras: votos recibidos y asientos pretendidos en el Congreso.
Juntos, los partidos reunidos en la coalición oficialista, obtuvieron 32, 535, 023 votos. Esto es el 54.7% de los votos.
Con ese 54.7% de los votos, la coalición oficialista quiere obtener el 74.6% de los asientos en el Congreso, 20% más que sus votos recibidos.
Los partidos de oposición, por su parte, recibieron 24, 620, 253 votos. Esto es, el 41% de los votos emitidos.
Pero el gobierno pretende entregarles sólo el 25.4% de los asientos en la Cámara de Diputados: 25.5% menos que sus votos recibidos.
La desmesura es evidente y el fraude implícito a la voluntad popular también.
Los votos otorgados a los partidos oficialistas acabarán valiendo mucho más en las alquimias de la sobrerrepresentación que en las urnas.
Por efecto de esas alquimias podrían suceder milagros políticos que mueven a la risa, pero deberían mover a la vergüenza.
Por ejemplo:
El Partido Verde Ecologista de México, recibió sólo 8.4% de los votos en las urnas. Pero tendrá el 15% de los diputados en la Cámara, el doble de sus votos: 75 diputados
El PAN, en cambio con 16. 9% de votos recibidos en las urnas, tendrá el 13.6 de los diputados en la Cámara: 68 diputados, 7 menos que el PVEM, que obtuvo la mitad de los votos del PAN.
En esas maniobras democráticas anda la república.