Esta ha sido la semana en la que los chinos han logrado avances increíbles en inteligencia artificial y los estadounidenses en estupidez humana. Lo siento, pero observo el comportamiento del gobierno de Donald Trump durante la última semana y la única palabra que lo describe con precisión es: estúpido.
No estoy diciendo que los miembros del gobierno de Trump no sean inteligentes. Todos conocemos a personas con un alto coeficiente intelectual que se comportan de una manera muy idiota. No creo que haya personas estúpidas, solo comportamientos estúpidos. Como dijo una vez el historiador italiano Carlo Cipolla: “La probabilidad de que una determinada persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona”.
Y desde luego no estoy diciendo que los partidarios de Donald Trump sean menos inteligentes que los demás. A lo largo de los años, he aprendido que muchos demócratas de clase alta detestan la diversidad intelectual. Cuando tienen poder sobre un sistema —ya sea el académico, los medios de comunicación dominantes, las organizaciones sin fines de lucro o la administración pública— tienden a imponer una ortodoxia asfixiante que hace a todos los que la integran más aburridos, conformistas e insulsos. Si los republicanos quieren acabar con eso, yo digo: adelante.