El candidato de Trump a secretario de Estado ha repasado la situación en América Latina durante su audiencia de confirmación
Macarena Vidal
El candidato de Donald Trump a secretario de Estado, el senador Marco Rubio, ha considerado “justificadas” las preocupaciones del presidente electo sobre la presencia china en el canal de Panamá; ha declarado tener “cero dudas” sobre que Cuba sea un Estado patrocinador del terrorismo; cree que los cárteles de la droga mexicanos tienen naturaleza “terrorista” y opina que la Administración Biden se dejó embaucar por Nicolás Maduro al aceptar una relajación de sanciones a cambio de limpieza en unas elecciones del año pasado que el régimen chavista acabó amañando.
Rubio comparecía este miércoles ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, para su audiencia de confirmación en el cargo. A lo largo de cinco horas de preguntas de sus antiguos compañeros -fue vicepresidente de ese organismo en la legislatura previa-, repasó los problemas globales y de América Latina y expuso sus propuestas para resolverlos. En la sesión no quedó duda de que el legislador de origen cubano y fluido hispanoparlante recibirá el visto bueno y se convertirá en el primer secretario de Estado latino de EE UU.
El senador, que durante sus catorce años en la Cámara Alta se ha especializado en la política exterior y ha mostrado un interés especial por América Latina, se extendió al hablar de México, un país al que Trump ha amenazado con imponer aranceles superiores al 20% si no toma medidas que le parezcan contundentes para frenar el tráfico de fentanilo y la inmigración irregular hacia Estados Unidos. El presidente electo también ha coqueteado con la idea de designar como grupos terroristas extranjeros a los cárteles del narcotráfico, y enviar tropas estadounidenses a territorio mexicano para combatirlos.
Los cárteles de la droga mexicanos “son ciertamente terroristas por naturaleza”, ha opinado. “Aterrorizan a los mexicanos, aterrorizan a los estadounidenses, están implicados en el tráfico de mujeres y niños, tanto como trabajo esclavo como de naturaleza sexual, trafican fentanilo mortal”, ha opinado.
La designación de esas organizaciones delictivas como grupos terroristas extranjeros “u otra etiqueta que creemos” sería probablemente una “herramienta imperfecta”, puesto que los cárteles cuentan con un alto nivel de sofisticación en su estructura y mantienen “el control” de amplias zonas de la frontera con Estados Unidos, según Rubia. No obstante, se mostró abierto a utilizar este mecanismo.
“Para nosotros no solo es importante perseguir a estos grupos, sino identificarlos y llamarlos por lo que son, terroristas por naturaleza”, declaraba. Sobre la posibilidad de recurrir a las fuerzas estadounidenses para una intervención militar contra los cárteles en territorio mexicano, se limitó a indicar que es una opción que Trump tendrá a su disposición. Su preferencia personal, subrayó, es la cooperación con el Gobierno de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum. “Creo que ellos también pueden hacer más para enfrentar este desafío, y desde la perspectiva del Departamento de Estado, mi preferencia sería que pudiéramos trabajar con los mexicanos de modo cooperativo sobre este asunto, porque afecta tanto a su país como al nuestro”, ha apuntado.
Uno de los asuntos que más salió a relucir en la audiencia fue el canal de Panamá, del que Trump ha expresado su interés por devolverlo a la soberanía estadounidense, ante la creciente presencia de China en la zona -empresas de esa nacionalidad controlan puertos en ambos extremos del canal- y al exigir tarifas más favorables para los barcos estadounidenses.
Rubio consideró justificada la preocupación del presidente electo. “Aunque técnicamente la soberanía del canal no se ha entregado a una potencia extranjera, a la hora de la verdad una potencia extranjera tiene la capacidad, a través de sus compañías, que no son independientes, de convertir el canal en un cuello de botella en caso de conflicto”, explicaba. “Los chinos básicamente tienen control efectivo del canal cada vez que quieren”, ha indicado.
“Esto no es algo que se haya inventado el presidente Trump, es algo que lleva en marcha por lo menos una década”. Pero también ha matizado que el debate en torno a la obra de ingeniería, que Estados Unidos cedió al país centroamericano durante el mandato de Jimmy Carter (1977-1981), debe discurrir aparte de las conversaciones sobre la relación entre Washington y Panamá, que el senador describió como positiva.
El otro senador cubano-estadounidense en la cámara alta, Ted Cruz, de Texas, planteó al candidato a dirigir la diplomacia de EE UU la decisión de la Administración de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, anunciada el martes.
Rubio, un halcón hacia los regímenes autocráticos y especialmente duro hacia los gobiernos de La Habana y Caracas, replicó que, en su opinión, hay “cero dudas” de que Cuba sí promociona el terrorismo. Y dejó la puerta abierta a revertir esa medida, que ha abierto la puerta que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel anunciara a su vez la liberación de más de 500 presos políticos. “Nada de lo que se ha acordado es irreversible o vinculante”, recordaba el senador.
En torno a Venezuela, el candidato a secretario de Estado acusó al país andino de “no estar gobernado por un Gobierno, sino por una organización narcotraficante”. Recordó que hasta más de nueve millones de venezolanos han abandonado su país debido a la situación política y económica, y se espera que el éxodo continúe. Expresó un “profundo desacuerdo” con la Administración de Joe Biden y el modo en que condujo negociaciones con el régimen chavista antes de las elecciones del 28 de julio.
“Les embaucaron (a la Administración Biden) de la manera que yo sabía que les iban a embaucar. Empezaron las negociaciones con Maduro, él dio el visto bueno a las elecciones, pero las elecciones fueron completamente falsas. Ellos utilizaron la migración para arrancarnos concesiones y ahora tienen esas licencias generales donde empresas como Chevron aportan millones de dólares a las arcas del régimen, pero el régimen no cumple ninguna de las promesas que hizo”.
