La bióloga Martha Román señala que el embargo en el Golfo de Santa Clara ha propiciado menos vigilancia en la pesca
Víctor Cubillas
El embargo pesquero del Golfo de Santa Clara tiene ya 10 años y no hay visos de que vaya a terminarse en el mediano plazo, por lo que los pescadores tienen que salir a producir y vender su producto solo en el mercado nacional, debido a que Estados Unidos prohibió la comercialización de especies marinas extraídas de esta zona, por no proteger la vaquita marina.
Para la bióloga Martha Román, con esta prohibición se esperaría que hubiera buenos resultados y tuviera un impacto benéfico, porque, al no haber pesca las especies se recuperarían.
“El problema es que, la no pesca es ficticia, desde que comenzó el embargo, la pesca no ha parado, su impacto no es favorable, porque no ha funcionado para el fin que fue impuesto”.
Agregó que, la situación es peor debido a que hay pesca irregular, es decir, que está fuera de la temporada permitida por las autoridades, menos información hay de cuáles son los efectos en las poblaciones.
La temporada de camarón no es tan exitosa como debería, porque pescan hasta en tiempos de veda y no hay registros de ello.
En cuanto a la curvina, puede ser la única especie que no tiene problemas, aunque también está el chano, pero éste no debería pescarse, porque son redes las que se usan.
Menos control
Hay menos control porque aparentemente no hay pesca y debido a eso, no hay supervisión efectiva y la actividad ha seguido dándose en el área del Golfo, no se puede decir que hay un beneficio al ecosistema.
“Es más, estamos perdiendo información, porque se trata de pesca no regulada, lo único que tenemos es lo que haya de información oficial; en eso se basa el gobierno para decir si ha bajado o ha subido la producción de especies”.
El problema es que, no se sabe a ciencia cierta cómo se ha comportado el camarón, si hay mucha o poca población del mismo, porque no lo están monitoreando, pero la realidad es que sí hay pesca.
“El detalle es que está autorizado pescar camarón con redes suriperas, que son las autorizadas, pero hay algunas personas que lo hacen con las redes que no están permitidas, esa es la parte que se supone no se debe realizar”.
El hecho de que no haya estadística, no quiere decir que no se realice la actividad, simplemente no lo monitorean.
En el caso del camarón, sí registran lo que arriban en las redes suriperas, por eso es complicado hablar de un beneficio completo para el Golfo, desde el punto de vista ecológico, porque hay pesca irregular.
“Mientras no haya datos de si está o no saliendo pesca, no vamos a tener información acerca del comportamiento de las especies”.
Más pesca
Otro detalle, es que los pescadores, con tal de compensar lo que pierden económicamente por el embargo (no pueden venderlo a Estados Unidos), salen a pescar más, por lo que el esfuerzo se incrementa.
Esa parte, será un efecto negativo a la población de cualquier especie marina que haya, el hecho de no tener un buen precio, se va por más, cuántas veces se pueda.
El impacto negativo es más evidente, en ese sentido, ya que se tiene que sacar más producto para compensar las ganancias.
El problema para los pescadores es conseguir mejores mercados que paguen mejor para sacar menos, por eso siguen sacando producción.