Lo dijo ayer la presidenta Sheinbaum. Desafortunadamente parece no ser así. Si así fuere, jóvenes mexicanos no asesinarían a jóvenes mexicanos en promedio de 80 al día, o más. Pero dejemos el tema de los homicidios este viernes. La Presidenta expresó la frase “las familias mexicanas nos cuidamos” en relación con el consumo de drogas en el país. El problema es que no hay forma de darle la razón, pues la última métrica conocida es la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, elaborada por el Instituto Nacional de Salud Pública. El gobierno de López Obrador la suspendió, luego anunció que levantaría una y la difundiría en agosto. Estamos en diciembre. ¿Se levantó la encuesta o fue una mentira más? Si se levantó, ¿por qué no se ha difundido? No es una pregunta para los que se fueron, sino para los que están. ¿De qué dimensión es el consumo de drogas en México hoy? Debe ser grande, a juzgar por la visible propagación de narcomenudistas. ¿Qué tanto han hecho las autoridades en cuanto a rehabilitar jóvenes, salvar familias? ¿Alguien tiene esas cifras? Si las tiene, ¿por qué las volvió clandestinas? Difícil de comprender, aun si se tratara de una estadística agria. Escarpada.