La calificadora explica que el cambio se debe a un debilitamiento institucional y de la formulación de políticas que pueden socavar los resultados fiscales y económicos
Karina Suárez
Los nubarrones sobre México comienzan a sumarse. La calificadora Moody’s Ratings ha cambiado la perspectiva de la calificación de México de “estable” a “negativa”, pero ha ratificado la nota en “Baa2″. Esta acción se debe a un debilitamiento de la formulación de políticas y a un entorno institucional que corre el riesgo de socavar los resultados fiscales y económicos, indicó la calificadora por escrito este jueves, a un día de que el Gobierno de Sheinbaum presente los presupuestos del próximo año al Poder Legislativo. Una perspectiva negativa implica que en la próxima revisión podrían rebajar la nota crediticia de México. El cambio de perspectiva para México se suma a una serie de retos que debe encarar la economía mexicana. La volatilidad en los mercados, tras el triunfo de Donald Trump en EE UU, la desaceleración económica, los efectos de las recientes reformas constitucionales y un alza en el déficit fiscal, son algunas de las preocupaciones que se han ido sumando en los mercados.
La calificadora añadió que la reforma constitucional del Poder Judicial eleva el riesgo de erosionar los controles y contrapesos del sistema judicial del país, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal de México. “El deterioro de la asequibilidad de la deuda y una mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras la ampliación del déficit público este año”, explica la calificadora. Desde la óptica de la agencia, el déficit fiscal de este año, equivalente al 6% del PIB, supone una desviación en el largo historial de déficits bajos, independientemente de las presiones económicas”.
Moody’s también reconoció que existe una mayor probabilidad de que los pasivos contingentes de Pemex se materialicen en el balance del Gobierno, sin que se restablezca la sostenibilidad de la deuda de largo plazo de la petrolera y, por lo tanto, se mantengan los riesgos fiscales para la Administración actual. El apunte de la agencia va en línea con la reducción que hizo a la calificación de la petrolera en febrero pasado. Moody’s redujo la calificación de Pemex en dos escalones de B3 a B1.
Pese a esta rebaja de perspectiva, la calificación crediticia “Baa2″ se mantuvo, tras considerar la fortaleza económica que se mantiene en el país, así como por los beneficios potenciales del nearshoring o relocalización de empresas.
Tras conocer el cambio de Moody’s, la Secretaría de Hacienda, indicó que este ajuste no implica necesariamente una rebaja en la calificación, sino que responde a un análisis precautorio de la calificadora sobre el balance de riesgos percibido. “La agencia no disponía en el momento de su Consejo de la información sobre el Presupuesto de 2025, la política fiscal propuesta para el próximo año o las proyecciones que la Secretaría de Hacienda entregará al Congreso de la Unión el día de mañana. Esta situación sugiere que el análisis y la perspectiva de Moody’s podría haberse beneficiado de una evaluación más detallada y actualizada”, replicó la dependencia.
Hacienda defendió que la deuda del Gobierno de México mantiene un atractivo sólido en los mercados internacionales, demostrando un perfil resiliente ante las fluctuaciones económicas y la volatilidad financiera. “México cuenta con los amortiguadores fiscales necesarios para mitigar posibles escenarios adversos en el entorno global, reafirmando el compromiso de la Secretaría de Hacienda con una gestión prudente que refuerza la fortaleza de las finanzas públicas y la sostenibilidad de la deuda”, zanja. El Gobierno de Sheinbaum también enfatizó que México mantiene el grado de inversión con las ocho agencias calificadoras que evalúan su deuda.